muro igualitario
La "zona igualitaria" del Muro de los Lamentos.
AFP
Así luce hoy la "zona igualitaria" del Muro de los Lamentos a la que no se puede acceder.

El muro de la polémica

Hace casi un año y medio se desprendió una piedra en la "zona igualitaria" del Muro de los Lamentos, que impide que le gente toque las antiguas piedras, coloque un papelito pidiendo un deseo o rece en ese espacio. Fuentes de los movimientos liberales sostienen que “hay alguien interesado en que las reparaciones necesarias no acaben nunca”.

Kobi Najshoni, Atila Shumpelbi y Alexandra Loksh - Adaptado por Beatriz Oberlander |
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Inmediatamente después de la caída de la piedra, que ocurrió en julio del 2018 en la llamada “zona igualitaria” (el espacio del muro en el que hombres y mujeres pueden estar juntos), el acceso fue bloqueado, por temor a que haya un derrumbe de más piedras. Pero hasta ahora, las autoridades no se han ocupado de arreglar la situación y de garantizar la integridad de quienes rezan allí.
En medios de grupos judíos liberales, por cuyo pedido se creó la “zona igualitaria”, sostienen que mantener la situación tal como está, es un acto deliberado por parte de los responsables del lugar, y en primer lugar por parte del rabino del Muro de los Lamentos y los lugares sagrados, Shmuel Rabinovich, que nunca estuvo de acuerdo con el establecimiento de esta zona especial del muro.
“No tengo otra explicación”, indicó el doctor Izhar Hess, director del Movimiento Tradicionalista (‘masortí’, en hebreo). Durante todo este tiempo, el Gobierno israelí no ha reparado lo que tiene que ser reparado. Aquí hay andamios que tapan casi la tercera parte del muro, y aún no han terminado de examinar la situación, y ni hablar de la reparación. Lo que tenía que haber tardado unas pocas semanas, o como máximo algunos meses, se lleva estirando hace un año y cuatro meses”.
“El muro de las familias”, también llamada zona mixta, en la parte sur que constituye la continuación del Muro de los Lamentos, fue asignado por el gobierno en el año 2013 en un intento de dar respuesta a los movimientos liberales, que querían rezar allí a su manera. Desde entonces “el muro de las familias” se ha convertido en un motivo de discordia para los ortodoxos conservadores, que consideran que es una blasfemia.
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Así luce hoy la "zona igualitaria" del Muro de los Lamentos a la que no se puede acceder.
(Ynet)
“Aquí celebran en ocasiones especiales familias que no quieren que en las ceremonias estén separadas mujeres y hombres”, señala Hess. “Es un lugar que en general se llena de gente los días de lectura de la Torá: los lunes y jueves, y el primero de cada mes".
“Por lo tanto -sostiene-, hay un claro interés en que las reparaciones, que de hecho impiden el acceso al Muro de los Lamentos mismo, duren indefinidamente. Si es que no se trata de una operación sagrada de ingeniería demasiado compleja", remarcó Hess.
“Está claro que sería inconcebible que el Muro de los Lamentos estuviera cerrado y no fuera posible el acceso a él durante un año y un cuarto, pero nuestra zona es como el último asiento del autobús, y hay muchas personas que quieren que siga siéndolo. Por eso, sentimos que estamos ante una actitud que no puedo calificar sino como de falta de respeto y de desprecio deliberados”.
La solución política en el sitio arqueológico en el que se encuentra la “zona igualitaria”, fue rechazada por parte de la Dirección de Antigüedades y por los elementos más conservadores. También por “las mujeres del Muro de los Lamentos”, que la han calificado de “terraza para tomar el sol y broncearse”. “No se parece en nada, digamos, a la zona abierta del rabino Rabinovich -sostuvo Hess-, sino que tiene el aspecto de una tabla de madera, que aunque es estable, está bastante destartalada y es vieja. Es un lugar que no refleja la importancia del sitio histórico y religioso en el que nos encontramos”.
“Pero ¿qué es rezar en el Muro de los Lamentos sin la posibilidad de acercarse al muro mismo? ¿Sin poder introducir entre sus piedras un papelito con un deseo? Después de todo, con eso han soñado los judíos durante generaciones, y a nosotros se nos impide hace ya más de un año”.
¿Y qué hacer con los papelitos en los que se piden deseos? Miembros del Movimiento Tradicionalista han puesto en marcha una operación para que se envíen esos deseos por Internet, como la que opera la Fundación para Preservar el legado del Mundo de los Lamentos que funciona en la zona en la que mujeres y hombres están separados. “Nosotros los imprimiremos, y una vez a la semana los colocaremos entre las piedras de la "zona igualitaria”, indica Hess. “No es agradable ni ideal, pero al menos es una solución para quienes quieren con toda el alma que sus peticiones y súplicas estén entre las piedras del Muro de los Lamentos”.
Fuentes gubernamentales expresaron en respuesta: “El análisis de las piedras ha terminado”, y agregaron que "se observó que hay varias decenas de piedras que necesitan ser reforzadas para que no representen un peligro para los visitantes. Los trabajos de mantenimiento y los necesarios para asegurar las piedras del Muro de los Lamentos avanzan constantemente".
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