Miles de personas se manifestaron el martes por la noche frente a la residencia del primer ministro, Benjamin Netanyahu, en Jerusalem, para protestar nuevamente contra lo que consideran un mal manejo de la crisis de coronavirus y por la presunta corrupción del mandatario.
Con máscaras protectoras, los manifestantes marcharon desde la residencia oficial de Netanyahu hasta la Knesset y exigieron la renuncia del primer ministro.
Las restricciones reimpuestas debido a un significativo aumento en los nuevos casos de COVID-19 derivaron en que miles de israelíes decidieran comenzar a salir a las calles casi a diario para llevar a cabo manifestaciones con el fin de reclamar una mayor asistencia estatal.
La ira pública también ha sido alimentada por acusaciones de corrupción contra Netanyahu, cuyo juicio por casos de soborno, fraude y abuso de confianza comenzó en mayo. El primer ministro niega los cargos.
Netanyahu ha anunciado numerosos paquetes de ayuda económica. Sin embargo, estos demoran en implementarse por la burocracia. Para muchos israelíes, esta asistencia no es suficiente y llega demasiado tarde.
"Es humillante e insultante. Usted paga la seguridad social y los impuestos durante treinta años y luego tiene que suplicar (a las autoridades) para llegar a fin de mes. Estoy aquí para protestar, para que este malvado gobierno renuncie", expresó Doron, de 54 años. Y agregó que ha estado en licencia sin goce de sueldo durante tres meses.
Como parte de la protesta, los dueños de restaurantes prepararon un buffet gratuito para los manifestantes, exigiendo que se permita que sus comercios permanezcan abiertos, o en su defecto que se les entregue compensación.
Israel levantó en mayo un cierre parcial que había aplanado la curva de infección. Pero una segunda oleada de casos de COVID-19 y las restricciones resultantes derivaron en una caída de la imagen de Netanyahu a menos del 30% y el desempleo se disparó al 21%.