El Comité de Finanzas de la municipalidad de Tel Aviv-Jaffa aprobó un presupuesto preliminar de 1,5 millones de shekels (425.000 dólares) hasta fin de año que permitirá los viajes en colectivo durante los fines de semana, incluyendo los horarios de shabat.
En esta primera etapa del proyecto los colectivos conectarán al área de Tel Aviv con otras localidades cercanas como Givatayim, Kiriat Ono y Ramat HaSharon, entre otras; y la intención es repetir la experiencia a futuro con más ciudades. De todas formas, previo a eso, hay un debate histórico en Israel relacionado a la utilización de transporte público en shabat, una discusión que forma parte de las negociaciones de coalición para formar el próximo gobierno.
"Esta decisión no es en contra del público religioso", aseguró Ran Kunik, alcalde de Givatayim y destacó que "estos colectivos permitirán reducir la utilización de vehículos privados no solamente los sábados, sino durante el resto de la semana". En tanto Israel Gal, el alcalde de Kiryat Ono, aseguró que su municipio "alienta a viajar en un sistema de transporte público durante toda la semana".
Uri Kidder, director general del Movimiento Libre de Israel, fue más explícito al celebrar esta decisión: "El alcalde de Tel Aviv y sus socios en este proceso merecen todos los elogios, y cualquiera que pretenda llevar el país a la Edad Media no podrá detener el progreso del Estado de Israel. El transporte público es un derecho básico, tanto el sábado como cualquier otro día, y pronto podremos viajar en tren y llevar al país a estándares dignos del año 2019".
La semana pasada Ynet informó que Shas y Yahadut HaTorá, los dos partidos ortodoxos que lograron bancas en la próxima Knesset, están exigiendo frenar cualquier tipo de legislación que habilite transporte público durante los sábados, día de descanso sagrado para la religión judía.
Dicha gestión es impulsada por Aryeh Deri e Ytzjak Litzman, los dos líderes de los partidos mencionados, en el seno del bloque de derecha que lidera el primer ministro Benjamín Netanyahu. El objetivo del sector religioso es mantener el status quo en todo el país, vulnerado en los últimos años por algunos municipios, e inclusive se mencionó la posibilidad de que esta sea una condición excluyente para integrar el próximo gobierno.