El curso escolar en la Autoridad Palestina (AP) comenzó a principios de mes, pero hay alumnos que se quedaron fuera de las aulas después de que se emitieran órdenes de demolición de varios edificios escolares que están destinadas a llevarse a cabo en un futuro próximo.
Omar Ka'abana, activista de la comunidad beduina de Ras al Tin, cerca de Ramala, comentó que no hay escuela y que más de cincuenta niños permanecen en sus casas a pesar de estar iniciado el ciclo lectivo.
"Teníamos una escuela primaria en un edificio cercano al instituto, pero nos desalojaron porque los colonos se instalaron en la zona", explicó Omar.
"La escuela que teníamos se construyó en 2020 y la orden de demolición se dictó ese mismo año. Una moción fue rechazada por el Tribunal de Distrito y ahora nuestros alumnos se quedan sin escuela a la que ir", agregó.
Ras al Tin se encuentra en el Área B, una zona administrada por la AP. En el Área C, hay 32 escuelas para ser demolidas, con órdenes emitidas o de paralización de la construcción, pero que siguen en litigio. Sin embargo, la mayoría de los intentos de impedir las demoliciones fracasaron hasta ahora.
Otras 30 escuelas se enfrentan a la demolición en un futuro más lejano; en la mayoría ya se dictaron órdenes, pero no se espera que se ejecuten pronto. Esto se debe a que se encuentran en zonas bajo planificación municipal -la mitad de ellas en el Área B- o en zonas en las que los israelíes no pusieron sus ojos.
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Una escuela bajo amenaza de demolición en el pueblo de Masafer Yatta, cerca de Hebrón.
(Mahmoud Illean)
La mayoría de los edificio amenazados prestan servicio a las comunidades de pastores, que los colonos se esfuerzan por desalojar o, como mínimo, reducir considerablemente su superficie. Hay 16 escuelas de este tipo en la zona de Hebrón, 6 en el Rift del valle del Jordán, 5 cerca de Jerusalem, 2 en la zona de Belén, una cerca de Ramala, otra en Jenín y una más en Naplusa.
El predominio de escuelas amenazadas cerca de Hebrón, Jerusalem y el Rift se debe al considerable interés que tienen los colonos en esas zonas. Las órdenes de demolición aumentaron el año pasado a raíz de una sentencia del Tribunal Supremo que niega los derechos de propiedad de 918 residentes en un grupo de aldeas cercanas a Hebrón, situadas en una zona que las FDI identificaron como campo de entrenamiento, despejando el camino para su desalojo.
Un funcionario israelí de seguridad comentó que las escuelas en cuestión eran inseguras, construidas al azar y sin una inspección adecuada, y que los niños que estudian allí corren el riesgo de sufrir lesiones. Además, afirmó que sólo hay diez alumnos en cada una de esas escuelas y que se construyeron con financiación extranjera por lo que se percibe como acto de provocación.
La última demolición de una escuela que suscitó la condena internacional se llevó a cabo a principios de este mes, en Kafr Malik, un pueblo de 28 familias cerca de Ramala, donde viven 200 personas.
El edificio se construyó en la zona C y fue financiada por la Unión Europea después de que los niños de la localidad se vieran obligados a estudiar en otro lugar. Tras la demolición, una delegación de funcionarios del organismo europeo visitó la aldea y pidió a Israel que devolviera el dinero invertido.