Protesta en Tel Aviv por la respuesta del gobierno a la crisis del coronavirus.
Manifestación en Tel Aviv en protesta por la respuesta del gobierno a la crisis del coronavirus.
Moti Kimchi
Banco de alimentos en Israel.

La pandemia dejó a miles de israelíes luchando por alimentar a sus familias

Incluso antes del brote de coronavirus, muchos hogares tenían dificultades para llegar a fin de mes. Pero la crisis se reveló como un golpe fatal para miles de nuevos desempleados en Israel que no encuentran la manera de mantenerse por encima del umbral de pobreza.

Hadar Gil-Ad - Adaptado por Adrián Olstein |
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Una encuesta realizada de manera reciente por la Agencia Judía a 3.000 familias y 4.000 jóvenes pertenecientes a familias en riesgo o a poblaciones de bajos ingresos de Israel, arrojó una imagen dramática acerca de aquellos que fueron dejados de lado.
Los datos muestran que el 25% de las familias encuestadas, que antes no recibían apoyo financiero regular, ahora lo necesitan. El 73% de las familias en riesgo requieren ayuda con los alimentos, el 26% con el pago de sus cuentas y el 20% necesita apoyo psicológico.
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Banco de alimentos en Israel.
Banco de alimentos en Israel.
Banco de alimentos en Israel.
(Shutterstock)
Idit y Jorge Zinger, padres de dos niñas de la ciudad de Dimona, al sur de Israel, no pudieron conseguir empleo en los últimos cuatro meses. Desde el comienzo del brote, tanto ellos como cientos de miles de otros israelíes, se vieron envueltos en una grave crisis financiera. Idit trabajaba medio turno en una escuela local. Pero el cierre de las instituciones educativas la dejó sin empleo.
Su esposo Jorge era empleado en una fábrica de andamios y fue despedido varias semanas antes que ella. El sueño de un hogar donde sus hijas puedan tener su propia habitación debe esperar, y las niñas siguen durmiendo en la sala de estar.
“[La pandemia] cambió nuestras vidas”, cuenta Idit. “No puedo mandar a mi hija al jardín de infantes si no tengo el dinero. Tengo una deuda con el preescolar que no puedo pagar. Tampoco puedo pagar la factura de electricidad, estamos muy endeudados”, detalla. “Mi esposo solía cobrar bien por su trabajo. Ahora pasamos de cobrar dos bonos a cobrar apenas medio”, agrega en referencia al beneficio por desempleo que recibió su esposo.
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dit y Jorge Zinger, ambos perdieron sus empleos en los últimos meses.
dit y Jorge Zinger, ambos perdieron sus empleos en los últimos meses.
Idit y Jorge Zinger, ambos perdieron sus empleos en los últimos meses.
(Haim Hornstein)
Otros tantos, cuya situación ya era difícil, ahora se acercan a la situación crítica de no tener para comprar alimentos. Ilan Casa, padre soltero de cinco hijos de la ciudad de Migdal Haemek, en el norte de Israel, también lleva un tiempo largo sin trabajo. “Quiero trabajar y vivir honestamente, pero no tengo otra opción, no puedo encontrar un trabajo”, evalúa.
Casa, a cargo él solo de sus cinco hijos, era empleado a tiempo completo en una fábrica. En enero la empresa realizó recortes de personal y él pasó a trabajar solo medio turno. Fue despedido al estallar la pandemia y desde entonces no volvió a trabajar. No es elegible para el beneficio de desempleo y no tiene ingresos más allá de un estipendio del Instituto de Seguridad Social de Israel.
“Soy el único proveedor y es muy difícil proveer para toda una familia como esta. Espero que la situación no empeore. Sólo gasto dinero en lo necesario, comida para los niños, para que no pasen hambre”, se lamenta Casa.
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lan Casa, padre soltero de cinco hijos perdió su trabajo al inicio de la pandemia.
lan Casa, padre soltero de cinco hijos perdió su trabajo al inicio de la pandemia.
lan Casa, padre soltero de cinco hijos perdió su trabajo al inicio de la pandemia.
(Gil Nachushtan)
Ruti Scheinfeld, directora ejecutiva de la Asociación Juvenil “Potchim Atid” (Abriendo el futuro) de la Agencia Judía, sostuvo que la pandemia tuvo un impacto devastador en aquellos que ya desde antes enfrentaban dificultades financieras. “Muchas familias de bajos ingresos, que ya tenían que lidiar con desafíos financieros y de bienestar diarios, y sus hijos que también conviven con dificultades emocionales, sociales y educativas, se encontraron en situaciones extremas durante la pandemia que conducen a una verdadera angustia”, explicó Scheinfeld.
“Así funciona siempre. Los débiles se vuelven más débiles. Aquí es exactamente donde el Estado debe intervenir para apoyar a estas familias. No en grandes conglomerados que perdieron un poco durante la pandemia, sino en las familias que luchan por el derecho a vivir con dignidad”, afirmó.
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