"El bienestar económico de la Franja de Gaza depende de cuán estable sea la situación en las fronteras". Ésta es la idea principal del mensaje enviado este martes por el gobierno israelí a los dirigentes de Hamás.
El mensaje, enviado a través del enviado de la ONU en Medio Oriente, Thor Wensland, que entró en la Franja de Gaza por el cruce de Erez, exige el fin del lanzamiento de globos incendiarios y de disturbios cerca de las fronteras.
Además, se transmitieron mensajes similares a través de intermediarios egipcios y qataríes.
A pesar de la naturaleza inequívoca del mensaje, Gaza se está preparando para nuevos disturbios en la frontera, en al menos tres secciones de la franja divisori y se esperan enfrentamientos más graves en la terminal de Karni.
La decisión de cerrar el puesto de control fue tomada por autoridades israelíes el 19 de septiembre en respuesta a los disturbios que se desarrollaron según el escenario de las llamadas "marchas de retorno" hace tres años. El cierre del cruce empeoró la situación en Gaza y, por los 18.500 palestinos que no pueden trabajar a Israel, la economía del sector pierde hasta diez millones de shekels cada día.
"La gente no recibe permisos de trabajo en Israel desde hace una semana y la economía ha sufrido un daño enorme", lamentó Sami al-Amasi, jefe de la Federación de Sindicatos Palestinos en Gaza.
"Si la situación no cambia, los trabajadores y sus familias pasarán hambre”, agregó.
La industria pesquera de Gaza, que suministra decenas de toneladas de pescado fresco a Israel, se encuentra en una situación difícil. Según estimaciones aproximadas, las pérdidas sufridas por los agricultores y pescadores del sector debido al cierre de la terminal de Karni ascienden a aproximadamente 1 millón de shékels por día.
A modo de comparación, la cantidad de subsidios que la Franja de Gaza recibe de Qatar es de 30 millones de dólares (114 millones de NIS) al mes. La cantidad es bastante comparable a los ingresos de los trabajadores palestinos que tienen permiso para permanecer en Israel. Sin embargo, ya no se puede contar con las subvenciones: las relaciones entre Hamás y los dirigentes qataríes han empeorado últimamente y Doha exige a los verdaderos propietarios del sector que encuentren otro patrocinador.
Según fuentes israelíes, Hamás tiene nuevas exigencias. Los líderes de la organización terrorista exigen un aumento de la cuota de contratación de trabajadores palestinos a 20.000 pero Israel no tiene prisa por considerar esta posibilidad. A través de intermediarios, se manifestó a Hamás que primero debía haber calma en las fronteras.
Hasta ahora, los disturbios, acompañados del lanzamiento de artefactos explosivos y disparos contra soldados israelíes, no han dado el resultado deseado. Hamás, sin embargo, sigue apoyando activamente a los participantes en “acciones de ira popular”.
