Israel se encuentra trabajando con gobiernos extranjeros y líderes cristianos ortodoxos en Tierra Santa para asegurarse de que uno de sus rituales más antiguos y misteriosos, la ceremonia del Fuego Sagrado, no se suspenda por el brote de coronavirus, comunicaron el viernes funcionarios.
Cada año, miles de fieles acuden en masa a la Ciudad Vieja de Jerusalem y entran en la Iglesia del Santo Sepulcro, construida en el sitio donde la tradición cristiana sostiene que Jesús fue crucificado, enterrado y resucitado, para la ceremonia previa a la Pascua.
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Un sacerdote ortodoxo griego y un cuidador se paran frente al edículo desierto en la Iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusalem.
(AFP)
Los principales clérigos ortodoxos del este entran al edículo, la pequeña cámara que marca el sitio de la tumba de Jesús, y salen con velas que aseguran estar milagrosamente iluminadas con "fuego sagrado" como mensaje a los fieles.
La llama normalmente se comparte con los peregrinos con velas e incluso se envía en contenedores especiales a las comunidades cristianas ortodoxas de todo el mundo.
Los detalles de la fuente de la llama son un secreto muy bien guardado.
Debido a la prohibición de grandes reuniones públicas a causa de la pandemia de coronavirus, los funcionarios comunicaron que la ceremonia del 18 de abril se limitará a unos 10 líderes religiosos de varias denominaciones ortodoxas. También han desarrollado una forma creativa de transmitir la llama a las comunidades extranjeras.
Debido a que cualquiera que ingrese a Israel debe entrar en cuarentena, los dignatarios extranjeros que vengan a encender la llama la recibirán en su avión e inmediatamente regresarán a su lugar de origen.
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Un adorador solitario reza por la Piedra de la Unción en la Iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusalem.
(AFP)
Akiva Tor, quien encabeza el departamento del Ministerio de Relaciones Exteriores para las religiones mundiales, explicó que el acuerdo ha sido discutido con los líderes de las iglesias locales y coordinado con varios países extranjeros con grandes poblaciones ortodoxas, como Grecia, Rusia, Georgia y Ucrania.
"Tenemos el mismo objetivo en mente, que es permitir la continuación de este evento, mientras que respetamos la emergencia médica que se está produciendo", aseguró Tor.
