Niños palestinos en Jerusalem Este.
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Reuters
Estudiante palestina en Jerusalem Este.

Las palestinas de Jerusalem Este se independizan aprendiendo hebreo

La directora de la ONG "Mujeres Hablando Hebreo" asegura que los hombres tienen más oportunidades de aprender el idioma a través de sus trabajos, mientras que las mujeres se quedan atrás, sin poder ser autosuficientes.

Dania Alamay - Adaptado por Marcos Olivera |
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"Hablan hebreo". Puede que esta frase no signifique mucho para usted o para mí, pero para ocho mujeres de Jerusalem Este tiene un gran significado.
A pesar de la compleja situación cultural y política, estas ocho habitantes del sector oriental de capital israelí, cuyas edades oscilan entre los 17 y los 50 años, asisten a una clase semanal para aprender el idioma a través de un programa llamado "Mujeres Hablando Hebreo".
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Estudiante palestina en Jerusalem Este.
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(AFP)
"Este programa se diseñó para ofrecer una plataforma a las mujeres, especialmente a las religiosas y conservadoras, a las de mayor edad, para que aprendan un hebreo útil y necesario para la vida diaria. Lo necesitan para poder moverse libremente y ser autosuficientes"
Talia Veknshtein, directora general de Lissan
Este programa comenzó hace varios años y actualmente ofrece 21 clases divididas en cuatro niveles. El programa es único por su diversidad, ya que acoge a mujeres de orígenes diferentes y de un amplio abanico de edades.
Como profesora voluntaria de "Mujeres Hablando Hebreo", decidí escribir este artículo para reflexionar sobre la importancia del programa y las razones que explican la creciente popularidad de los planes de estudio de ese idioma entre los residentes árabes de Jerusalem durante la última década.
En los últimos diez años, ha habido un número creciente de programas dedicados a enseñar hebreo a los árabes de Jerusalem Este. Sin embargo, como dice Talia Veknshtein, directora general de Lissan, la organización sin ánimo de lucro que gestiona "Mujeres Hablando Hebreo", tiene un impacto social crítico en las mujeres.
"Los hombres tenían más chances de aprender hebreo a través de sus trabajos. Las mujeres no tenían oportunidades similares, ya que estaban obligadas a quedarse en casa para cuidar de los niños", asegura.
"Este programa se diseñó para ofrecer una plataforma a las mujeres, especialmente a las religiosas y conservadoras y a las de mayor edad, para que aprendan un hebreo útil y necesario para la vida diaria. Lo necesitan para poder moverse libremente y ser autosuficientes, sin depender del resto de sus familiares, que saben hebreo, para que sean sus traductores personales", remarca Veknshtein.
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Un trabajador médico palestino junto a un hombre que espera recibir una vacuna contra el COVID-19 en Jerusalem Este.
Un trabajador médico palestino junto a un hombre que espera recibir una vacuna contra el COVID-19 en Jerusalem Este.
Un trabajador médico palestino junto a un hombre que espera recibir una vacuna contra el COVID-19 en Jerusalem Este.
(Reuters)
"Estas mujeres están cansadas de esperar que la gente les traduzca. Necesitan el hebreo para ir a las citas con el médico, o para hacer los pagos mensuales del impuesto sobre la propiedad o del seguro. También necesitan el hebreo para integrarse en el mercado laboral israelí, que les ofrece mejores oportunidades económicas"
Rifa Jabsheh, coordinadora de empleo en el Ayuntamiento de Jerusalem
Abeer Taweel, una madre ambiciosa y abogada en formación, también subrayó que una de las razones más importantes por las que se inscribió en el programa fue la de ganar cierto nivel de independencia. Según ella, era importante para su capacidad de realizar libremente las tareas diarias básicas, así como para definirse y expresarse.
"Estoy cansada de depender de los miembros de mi familia para que me ayuden a comprar o a ir al médico. Quiero depender de mí misma, ya que soy muy capaz", asevera Taweel. "Soy una mujer a la que no le gusta que alguien hable en su nombre. Me gusta hablar por mí misma; quiero expresar mis propios sentimientos con mis propias palabras", agrega.
Rifa Jabsheh, coordinadora de empleo en el Ayuntamiento de Jerusalem, cuenta que "las mujeres son más conscientes de las consecuencias que sufren por carecer de conocimientos básicos del idioma".
"La población a la que asisto se define como una población pobre, y por ello las mujeres con las que trabajo tienen una serie de necesidades que las han empujado a querer aprender el idioma", remarca.
"Estas mujeres están cansadas de esperar a que la gente les traduzca. Necesitan el hebreo para ir a las citas con el médico, o para hacer los pagos mensuales del impuesto sobre la propiedad o del seguro. También necesitan el hebreo para integrarse en el mercado laboral israelí, que les ofrece mejores oportunidades económicas", explica Jabsheh.
El aumento de la demanda de enseñanza del hebreo para las mujeres también puede atribuirse, en parte, al estímulo de los hombres de la comunidad de Jerusalem Este.
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Niños palestinos en Jerusalem Este.
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(Reuters)
"La mayoría de las mujeres que terminaron el programa se sienten más seguras al hablar en hebreo, especialmente en las oficinas de los proveedores de servicios públicos. Hay mujeres que pudieron encontrar trabajo, o que pudieron avanzar en sus puestos actuales"
Talia Veknshtein, directora general de Lissan
Como dijo el marido de Taweel, "el hebreo es una lengua muy importante y creo que es normal que las mujeres empiecen a aprender hebreo. No es lógico que se sientan perdidas a la hora de gestionar sus asuntos cotidianos básicos. Desde hacer las compras hasta ir al hospital, la lengua hebrea es ahora más importante que el árabe".
La tasa de desempleo entre las mujeres árabes de Jerusalem aumentó al 9% en 2016, frente al 4% del año anterior, según el Instituto de Investigación Política. Sin embargo, esto podría deberse a que más mujeres comenzaron a buscar activamente trabajo fuera del hogar, señala el instituto. En cualquier caso, la investigación realizada por Lissan ha demostrado que su mayor barrera para el empleo es el idioma.
Veknshtein ve una gran diferencia en las mujeres que tomaron las clases.
"La mayoría de las mujeres que terminaron el programa se sienten más seguras al hablar en hebreo, especialmente en las oficinas de los proveedores de servicios públicos. Hay mujeres que pudieron encontrar trabajo, o que pudieron avanzar en sus puestos actuales, o que incluso pudieron entrar en instituciones israelíes de educación superior después del programa", dice.
Malak Abu Madi es otra historia de éxito. Completó el programa Lissan y actualmente trabaja en un laboratorio de pruebas COVID-19 en el barrio Colina Francesa de Jerusalem. Asegura que pudo avanzar en su carrera y en su educación porque mejoró su hebreo a través de "Mujeres Hablando Hebreo".
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Jerusalem Este.
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(Reuters)
"Fui alumna de una clase de hebreo avanzado cuando aún estaba en mi segundo año de carrera [universitaria] en biotecnología. La experiencia me ayudó a enriquecer mi idioma, a practicar la conversación con las mujeres que conocí a través del programa y a superar mi miedo a cometer errores en hebreo", asevera.
"Actualmente trabajo en una empresa que tiene el mayor laboratorio de análisis de la prueba COVID-19 de Jerusalem, y eso se lo debo a mi paso por el programa", sostiene Abu Madi.
Por todo esto, para las mujeres de Jerusalem Este, el dominio del hebreo puede ser muy poderoso. Puede ser un paso importante en su largo camino hacia la autosuficiencia en un entorno cultural muy complejo.
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