Un tribunal israelí ordenó el lunes a dos hermanos de un soldado caído de la Policía de Fronteras que abandonen el país en el plazo de unas semanas, alegando que no reúnen los requisitos para obtener la ciudadanía israelí.
La Autoridad de Población e Inmigración dictaminó que los dos hermanos del sargento primero Solomon Gavriya -que murió en un ataque terrorista en 2017- deben abandonar el país antes de marzo.
En 2017, un terrorista armado intentó infiltrarse en el asentamiento israelí de Har Adar. Una vez dentro, el terrorista abrió fuego. Solomon, que estaba destinado en la zona, intentó enfrentarse al sospechoso y fue abatido.
El policía estuvo presente en otro atentado terrorista durante su servicio, en el que fue apuñalado por un palestino, pero se defendió. Tras recuperarse, insistió en volver al servicio activo.
Un año después de su muerte, Solomon recibió una mención póstuma por su valentía al enfrentarse al terrorista, que fue aceptada por su padre y sus hermanos, Yohannes y Deslaigan Meheret-Molt, que llegaron a Israel poco después del asesinato de su hermanastro para ayudar a su padre, Mihit, y a su segunda esposa, Yeshimevet, que podían quedarse en Israel en virtud de la Ley del Retorno.
En 2018, Mihit se dirigió al entonces ministro del Interior, Aryeh Deri, y le pidió permiso para que los hermanos permanecieran en Israel, algo que se aprobó, diciendo que "la petición del padre en duelo me rompió el corazón y conmovió profundamente".
Los dos hermanos aprendieron hebreo y actualmente tienen trabajo. Uno de ellos vive con su padre en Be'er Yakov, mientras que el segundo vive en Rosh Ha'ayin con su esposa israelí, Aska Mangistu.
Los hermanos intentaron completar su conversión al judaísmo, pero debido a su situación legal, el comité de la Autoridad de Conversión rechazó la solicitud.
Los hermanos recurrieron entonces a la abogada Nicole Maor, directora del Centro de Asistencia Jurídica para Inmigrantes del Movimiento Israelí por el Judaísmo Reformista y Progresista, que solicitó que se les concediera la ciudadanía.
La solicitud se presentó al comité humanitario, pero al no recibir respuesta, Maor recurrió el caso ante los tribunales. Pocos días después recibieron una respuesta en la que se les obligaba a abandonar Israel en el plazo de un mes.
"Cuando recibimos la respuesta del abogado diciendo que teníamos que volver a Etiopía, nos quedamos atónitos, fue como si se acabara el mundo", confesó Yohannes.
"No esperábamos esto y estábamos deseando comenzar nuestro proceso de conversión. Estamos tristes, esto significa dejar atrás a nuestro padre", sumó.
"Estamos conmocionados", agregó Maor. "Es una vergüenza que las autoridades hagan caso omiso de la decisión del anterior ministro del Interior", sostuvo.
"Después de que la Autoridad de Población e Inmigración bloqueara la conversión, ahora exige a los hermanos que abandonen el país tras cinco años de residencia en Israel, en lugar de regular su situación", planteó.
Según la Autoridad de Población e Inmigración, "los dos hermanos nacieron de un padre que más tarde se convirtió en ciudadano israelí, cuya paternidad de los hermanos nunca se probó. Las madres de ambos son de Etiopía y nunca estuvieron casadas con el padre. En 1999, el padre llegó a Israel con su familia actual, mientras que los dos hermanos permanecieron en Etiopía con sus madres".
"Los hermanos entraron en Israel con un visado de turista en 2017, para asistir al funeral de su medio hermano y su estancia fue prorrogada varias veces por el Ministerio del Interior", añade el comunicado.
"Los hermanos también se dirigieron a la Autoridad de Conversión, que rechazó su solicitud. El planteo actual fue discutido en un comité humanitario interministerial, cuyos miembros dictaminaron que los dos deben regresar a Etiopía", cerraron las autoridades del gobierno.
