Una legisladora israelí solicitó al gobierno que establezca una autoridad para supervisar el creciente número de gatos callejeros que existen en el país.
La parlamentaria de Yesh Atid, Yasmin Fridman, hizo su primera declaración sobre este punto durante su discurso inaugural en el pleno de la Knesset hace dos días, durante la que se ocupó, principalmente, del bienestar de los animales de Israel. Pero recibió una reacción violenta por quienes la acusan de centrar su atención en asuntos triviales.
En su discurso en la Knesset, Fridman señaló: "Me enseñaron que quien alimenta a un animal hambriento alimenta su alma". La legisladora, en su primer año de mandato, se mantuvo firme en sus comentarios durante una entrevista con Ynet este jueves, a pesar de las críticas de algunos diputados y miembros del electorado israelí. “Estoy muy orgullosa de representar a los animales y ser su voz en la Knesset. De 120 parlamentarios, está bien tener uno que sostenga este tema como su bandera junto con otras cosas ”, explicó Fridman.
"Mi tarea parlamentaria también se concentra en una variedad de otros temas, incluido el cuidado de familias de bajos ingresos, la vivienda pública, el Negev y la ciudad de Be'er Sheva", expresó Fridman, quien es nativa de la capital del Negev.
Una de las razones por las que el discurso de Fridman generó críticas es porque, aparentemente, la alimentación de gatos callejeros se considera controvertida, principalmente debido a que ayuda a mantener la población de felinos en la calle, que a menudo sufren abusos.
Según datos del Ministerio de Agricultura, hay más de un millón de gatos salvajes en Israel. Fridman dijo que cree que el número real podría ser el doble.
“Estamos trabajando para reducir la población de gatos mediante la esterilización y castración, que deben recibir un presupuesto mayor. Hay una explosión de gatos callejeros en el país", añadió.
Según Fridman, una de las mejores formas de resolver el problema es conformar una autoridad nacional de gatos callejeros que será responsable del bienestar de los gatos callejeros, alimentarlos y asegurarse de que su población no crezca más.
“Ese sería el ideal”, dice Fridman. “El Estado debe asumir la responsabilidad. No creo que toda la carga deba recaer sobre los miles de activistas que están colapsando bajo la carga de alimentar, esterilizar, castrar y tratar a los gatos por su cuenta”, explicó.
“Debería ser responsabilidad de las autoridades estatales y locales, quienes deben abordar este tema de una vez por todas. Esto incluye la asignación de un presupuesto, la esterilización del 80% de todos los gatos callejeros y la creación de un mecanismo para garantizar que se conserve este porcentaje ".
En cuanto a su primer proyecto de ley, Fridman dice que ya fue puesto en la mesa de la Knesset.
“Este proyecto de ley se ha presentado innumerable cantidad de veces y creo que ahora es el momento perfecto para verlo implementado”, dice Fridman. “Es una práctica cruel, innecesaria y terrible que debe detenerse", finalizó.
