Manifestantes iniciaron este jueves una campaña disruptiva de un día de duración destinada a paralizar el país por la propuesta de reforma del poder judicial del gobierno israelí, que comenzó con manifestaciones ante la residencia en Jerusalem del ministro destituido y líder del Shas, Arye Deri.
La coalición está impulsando un proyecto de ley que prohibiría a la Corte Suprema interferir en el nombramiento del político condenado en tres ocasiones, que había mentido a un juez en un juicio por evasión fiscal y que había aceptado un acuerdo con la condición de no volver a presentarse a un cargo electo.
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Manifestantes enrollan una copia gigante de la Declaración de Independencia en las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalem el jueves.
(Ynet)
Un grupo de manifestantes antigubernamentales se congregó frente al domicilio de Deri, enarbolando banderas israelíes y coreando eslóganes contra él y contra la reorganización judicial.
No muy lejos, decenas de jóvenes ultraortodoxos se congregaron para expresar su apoyo al líder del Shas cantando y bailando, con varios agentes de policía actuando como barrera entre los dos grupos.
Amit Farber, uno de los organizadores de la protesta frente a la casa de Deri, fue visto uniéndose a los jóvenes que bailaban y meciéndose con ellos.
"Podemos pensar que los ultraortodoxos no toman partido, se quedan sentados en la valla. Dejan que los laicistas luchen y fingen que no forman parte del juego. No hacen oír su voz, aunque sabemos que tienen intereses en este golpe", dijo este hombre de 59 años de Rosh Ha'Ain.
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Imagen tomada por un dron de una protesta contra la reforma judicial y una contramanifestación haredí frente a la casa del ministro destituido Arye Deri en Jerusalem.
(Omri Kedem)
"Optamos por acudir a uno de los dirigentes que influyen en el primer ministro que tiene intereses. Nuestro otro mensaje de esta mañana era que Deri, el líder corrupto, está arrastrando ciegamente a su público detrás de él a una guerra civil", agregó.
"Bailé con los jóvenes haredíes porque el mensaje es contra los líderes, no contra el pueblo. No tenemos un problema con el público ultraortodoxo, sino con sus líderes, que están invertidos en este golpe", planteó.
Durante la noche, los manifestantes bloquearon en Israel el helipuerto cercano a la residencia del primer ministro Benjamin Netanyahu en Cesarea y desplegaron carteles ante las casas de altos cargos de su partido gobernante, el Likud, por su papel en una supuesta revolución constitucional que, según ellos, socava la democracia israelí.
Se espera que estudiantes de preescolar y primaria, junto con sus tutores, bloqueen las principales carreteras e intersecciones de todo el país a lo largo del día.
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Amit Farber, organizador de la protesta, baila con jóvenes haredíes frente a la casa de Arye Deri en Jerusalem.
(Ben Cohen)
Está previsto que los actos culminen con una concentración masiva encabezada por reservistas de las FDI en Bnei Brak, ciudad ultraortodoxa por la tarde. Muchos de estos soldados declararon su negativa a servir en un régimen no democrático.
Los manifestantes protestarán contra la intención del gobierno israelí de aprobar un proyecto de ley que eximiría a los varones haredíes del servicio militar obligatorio, que los dirigentes políticos ultraortodoxos llevan años intentando legislar. El Tribunal Supremo bloqueó repetidamente tales intentos alegando que violarían el principio de igualdad ante la ley.
Los reservistas se mantienen protestando en las zonas haredíes, acusándoles de financiar sus instituciones educativas religiosas en lugar de asumir la carga del servicio, que a otros se les hace asumir.
En una entrevista concedida el jueves a Ynet y a su publicación hermana Yedioth Ahronoth, la ministra del Likud Miri Regev declaró que los pilotos de reserva de las Fuerzas Aéreas que se nieguen a participar en sus vuelos semanales de entrenamiento deberían ser encarcelados.
Regev considera que sus acciones atentan contra el espíritu del Estado sionista. "Creo que deberían ser puestos en su sitio y procesados", declaró.
Tras una sesión que duró toda la noche, la Knesset aprobó una ley que prohíbe la destitución de un primer ministro electo por cualquier motivo que no sea la incapacidad física o mental.
Esta medida fue impulsada por la preocupación de Benjamin Netanyahu, que actualmente se enfrenta a cargos de soborno, fraude y abuso de confianza en el Tribunal de Distrito de Jerusalem, de que pueda verse obligado a dimitir debido a su proceso penal en curso.
Si su caso llegara al Tribunal Supremo, esta ley impediría que el tribunal lo destituyera. Los críticos sostienen que la agenda legislativa de Netanyahu, que incluye propuestas para que los jueces sean elegidos por los políticos, incluidos los magistrados del Tribunal Supremo, está impulsada por sus propios problemas legales.
Hasta su inculpación, había bloqueado los intentos de sus aliados y socios políticos de debilitar los tribunales.
