Eran Weintraub, director ejecutivo de Latet
Eran Weintraub, director ejecutivo de "Latet".
Ynet
Voluntarios del Magen David Adom preparan cajas de alimentos para distribuir a familias necesitadas.

Un tercio de los niños en Israel sufren de inseguridad alimentaria

Una organización benéfica publicó datos preocupantes sobre la situación económica de cientos de miles de familias en todo el país. Si bien el gobierno ha destinado más de 30 millones de dólares para hacer frente a la crisis, el director general de la agrupación advirtió que la situación ha estado empeorando debido a la pandemia y pidió aumentar la asistencia.

Hadar Gil-Ad - Adaptado por Leandro Fleischer |
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Según un informe de la organización benéfica “Latet”, 1.942.000 personas en Israel, que representan aproximadamente una cuarta parte de la población, sufren de inseguridad alimentaria, 947.000 de ellas en estado grave. De la población total, 633.000 familias (aproximadamente una quinta parte) viven en situación de inseguridad alimentaria, 292.000 de ellas se encuentran en condiciones graves y 341.000 leves. De la población total, hay 774.000 niños (aproximadamente un tercio del total) que sufren de inseguridad alimentaria; 402.000 en estado grave y 372.000 leve.
Una de las personas que sufre la crisis es Miri Rofa (37), de Holon, quien desea una vida buena y saludable para sus cuatro hijos. En los últimos años, este deseo tan básico, señaló, se ha convertido en una guerra diaria. “Me es muy difícil lidiar con la inseguridad alimentaria. A veces no tengo nada para dar de comer a los niños. No soporto el hecho de que les falte algo y que yo no tenga la capacidad de brindárselo. Es muy difícil para mí como madre", afirmó.
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Voluntarios del Magen David Adom preparan cajas de alimentos para distribuir a familias necesitadas.
Voluntarios del Magen David Adom preparan cajas de alimentos para distribuir a familias necesitadas.
Voluntarios del Magen David Adom preparan cajas de alimentos para distribuir a familias necesitadas.
(Magen David Adom)
"Solicité ayuda a las autoridades de asistencia social pero no me respondieron. Siento que el Estado me está abandonando. Me siento sola. Quiero una vida mejor para mis hijos"
Miri Rofa
Miri tiene una hija autista y otra con graves trastornos alimenticios. Además, la propia madre sufre de discapacidades físicas y mentales debido a dos accidentes que le tocó vivir. "Voy de un lado a otro con las niñas para que puedan ser tratadas y hospitalizadas. En ningún trabajo estarían dispuestos a aceptarme de esta manera. No tengo aire. Estoy en medio de una guerra existencial, luchando constantemente para llevar comida a casa", comentó Miri sobre su dura situación. "Tengo que elegir qué pagar: ¿alquiler, comida o impuestos a la propiedad? Solicité ayuda a las autoridades de asistencia social pero no me respondieron. Siento que el Estado me está abandonando. Me siento sola. Quiero una vida mejor para mis hijos", agregó.
Miri es una de las tantas personas necesitadas debido a la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, la cual ha dañado económica y socialmente a cientos de miles de familias en Israel, privándolas de la oportunidad de comprar incluso lo más básico: comida. Si bien el nuevo gobierno ha aprobado una suma de alrededor de 100 millones de shekels (más de 31 millones de dólares) para un proyecto de seguridad alimentaria, es solo una gota en el océano debido al aumento de las solicitudes de ayuda.
Los datos del Seguro Social de 2016 reflejan que la situación ha empeorado significativamente. En ese año, 1.539.000 personas se encontraban en situación de inseguridad alimentaria, 832.000 de ellas en estado grave y 761.000 leve. Entre las familias, 513.000 se encontraban en situación de inseguridad alimentaria, 252.000 en condiciones graves y 261.000 leves. En el mismo año, había 638.000 niños en situación de inseguridad alimentaria, 352.000 en estado grave y 286.000 leve.
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Miri Rofa.
Miri Rofa.
Miri Rofa.
(Dana Kopel)
"La propagación del coronavirus y la crisis económica han exacerbado la pobreza y la inseguridad alimentaria entre las familias y han profundizado la angustia de las personas de clase media"
Eran Weintraub, director ejecutivo de "Latet"
Un informe del Centro de Investigación e Información de la Knesset, publicado recientemente en Yedioth Ahronoth, muestra los fracasos del gobierno, al menos en los dos últimos años, respecto de la inseguridad alimentaria. Debido a que el Consejo de Seguridad Alimentaria no ha estado activo en esos años, a fines de 2020 se hizo una estimación incorrecta, según la cual solo 200.000 familias sufrían de inseguridad alimentaria, una cifra significativamente menor que la real. Y cuando los datos se distorsionan, muchas de las familias necesitadas no pueden recibir la asistencia del Estado.
El informe de “Latet” presenta una imagen que refuta los pronósticos optimistas que señalan una vuelta a la rutina en el aspecto económico. Afirma que las señales de la crisis aún son evidentes en muchos hogares y que la prolongación de esta situación podría derivar en que muchas familias tengan que renunciar a necesidades esenciales para una vida digna. "La propagación del coronavirus y la crisis económica han exacerbado la pobreza y la inseguridad alimentaria entre las familias y han profundizado la angustia de las personas de clase media", dijo Eran Weintraub, director ejecutivo de “Latet”. "En relación con la situación antes de la crisis sanitaria, se produjo un aumento adicional en las tasas de inseguridad alimentaria severa", agregó.
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Keren.
Keren.
Keren.
(Gadi Kablo)
Weintraub sostuvo que, si bien el gobierno ha asignado una suma de 100 millones de shekels (más de 31 millones de dólares), la cantidad de dinero necesaria para resolver el problema es de aproximadamente 1.000 millones de shekels (más de 310 millones de dólares). Y añadió que "80.000 de las familias que viven en situación de inseguridad alimentaria reciben asistencia de 200 organizaciones benéficas durante todo el año y están esperando la financiación del gobierno para atender las grandes necesidades que existen".
Otra víctima de la situación es Keren, residente del sur, madre soltera de dos hijos que perdió su trabajo. Durante los combates de mayo, sufrió otro golpe duro: un cohete lanzado desde Gaza destruyó su casa. "Nos cuesta mucho comprar comida y recibo ayuda de donaciones. Era independiente y de pronto tuve que pedir asistencia", dijo con desesperación. "Hay cosas específicas que a los niños les encanta comer y no puedo comprarlas. Me conformo con lo que tengo. Me gustaría que sus alimentos fueran nutritivos, más verduras, frutas y carne, que son las comidas que los niños de su edad deberían comer", agregó.
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