Luego de varios años de calma en sus relaciones, se produjo un cambio radical cuando representantes de los estados árabes del Golfo Pérsico acudieron esta semana a la presentación de un plan de paz para israelíes y palestinos del presidente Donald Trump.
Líderes sionistas cristianos y firmes partidarios de Israel, como el magnate Sheldon Adelson, asistieron a la audiencia en la Casa Blanca en la que Trump presentó el plan en compañía del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. También se encontraban los embajadores de Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Omán, que posaron para la foto en la ceremonia en la Casa Blanca para el plan que los palestinos han rechazado rotundamente.
Sin embargo, desde la perspectiva árabe, la reacción de Arabia Saudita fue la que despertó la mayor atención. La monarquía manifestó su apoyo a los esfuerzos del gobierno de Trump, pero no envió a sus embajadores a la ceremonia.
La respuesta saudita también fue relevante por lo que no dijo: la monarquía no respaldó el plan, pero no mencionó abiertamente los reclamos que han hecho durante mucho tiempo los Estados árabes de un Estado palestino con Jerusalem como su capital.
En vez de eso, Arabia Saudita alentó a los palestinos a iniciar “negociaciones directas de paz”, lo que en la práctica fue una exhortación a las autoridades palestinas a que acepten el plan de Washington como el punto de partida para las negociaciones.
“Los sauditas diseñaron su mensaje para que fuera del gusto de dos públicos: el público a nivel nacional y el gobierno de Trump”, sostuvo Kristin Diwan Smith, una académica del Instituto de Estados Árabes en el Golfo, en Washington. Su comunicado formal, agregó, no incluyó nada que ofendiera a Trump ni disuadiera a los israelíes.
Con excepción de Kuwait, todos los países de la Península Arábiga se han comprometido a entablar un acercamiento con Israel o figuras a favor de Israel en los últimos años. Los esfuerzos se han acelerado dado que Arabia Saudita e Israel tienen un enemigo común: Irán.
Avi Berkowitz, miembro del personal de la Casa Blanca que participó en la redacción del plan, agradeció inmediatamente a Arabia Saudita por su comunicado. En cinco tweets por separado, compartió la respuesta saudita, así como un artículo de Fox News titulado “Arabia Saudita respalda los esfuerzos de EE.UU.-Israel para conseguir la paz en Medio Oriente”. Ese tweet fue compartido por la hija de Trump, Ivanka, cuyo esposo, Jared Kushner, fue el principal diseñador del plan.
Joel Rosenberg, una prominente figura sionista israelí-estadounidense que ha encabezado dos delegaciones evangélicas cristianas a Arabia Saudita para reuniones con el príncipe Mohammed bin Salman, describió el comunicado saudita como “muy positivo”.
El giro optimista de la respuesta saudita subraya la importancia que tiene el apoyo de la monarquía para cualquier acuerdo futuro de paz.
Sin embargo, menos se ha dicho sobre un comunicado saudita publicado minutos después del primero, y en el que se anuncia que el rey Salman había conversado con el presidente palestino, Mahmoud Abbas, y confirmado la “firme postura (de Arabia Saudita) en el tema palestino y los derechos del pueblo palestino”.
Funcionarios palestinos declararon que en esa conversación telefónica, Abbas explicó al monarca de 84 años los motivos por los que las autoridades palestinas rechazaron el plan y enfatizó el tema de Jerusalem. Según las fuentes, el rey Salman aseguró a Abbas que Arabia Saudita apoya cualquier decisión que tome el gobierno palestino. Los funcionarios hablaron evitaron hacer públicas estas declaraciones, dado que discutieron un asunto diplomático confidencial.
