Tel Aviv Sderot
Terminó la operación Guardián de los Muros.
Ynet
La mañana del viernes en Sderot, en calma después de 11 días de sirenas y bombardeos.

Cese de fuego: los israelíes vuelven a las calles con sentimientos encontrados

Alivio, inconformismo, traumas, el temor a una nueva escalada, la solidaridad con los residentes del sur y las secuelas del conflicto interno entre ciudadanos árabes y judíos. Así amaneció Israel después del cese de fuego con Hamas.

Ynet - Adaptado por Tom Wichter |
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Tras el acuerdo anunciado en la noche del jueves, a las 2 de la mañana comenzó a regir el cese de fuego entre Israel y Hamas que puso fin a 11 días de intensos combates. Y en la mañana del viernes el alivio se respiraba en las ciudades del país, aunque en algunos casos también se expresaba un sabor amargo por la sensación que el conflicto puede reanudarse en el futuro.
“Queremos vivir tranquilos, pero por otro lado creo que la campaña no terminó. Es más de lo mismo: cada tanto volveremos a padecer otra escalada”, expresó Roni, residente de Sderot entrevistada por Ynet, quien considera que la operación Guardián de los Muros debió continuar: “Se debe poner a Hamas de rodillas y estuvimos muy cerca de ponerle fin a la historia”, opinó.
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Sderot
Sderot
La mañana del viernes en Sderot, en calma después de 11 días de sirenas y bombardeos.
(Ynet)
Además, como residente del sur, Roni criticó al vocero del ejército por declarar que de ahora en adelante Hamas va a pensar dos veces antes de atacar Tel Aviv o Jerusalem. “Lo siento, pero la ley de Sderot es exactamente la misma que la de Tel Aviv o Jerusalem”, dijo, y se declaró susceptible sobre la reacción del gobierno ante un próximo ataque al sur israelí: “Sabemos que el día de mañana volarán globos incendiarios y se quemarán campos, pero nadie se ocupará. El Estado debe responder a los globos como si fueran misiles”, pidió.
Fabrizio vive en Ashkelon, la ciudad del sur israelí que sufrió la mayor cantidad de disparos de cohetes durante la escalada, y aunque la mañana del viernes fue tranquila duda sobre lo prolongada que pueda ser esta calma. “Espero que volvamos a la rutina, pero no me hago muchas esperanzas”, sostuvo.
“Queremos vivir tranquilos, pero por otro lado creo que la campaña no terminó. Es más de lo mismo: cada tanto volveremos a padecer otra escalada”, expresó Roni, residente de Sderot.
El hombre contó que el último día de la operación Guardián de los Muros coincidió con el cumpleaños de su hija de tres años y que la familia debió celebrarlo en medio de sirenas. “Fue difícil, cada dos minutos nos íbamos al refugio. Es difícil explicárselo a los chicos y al mismo tiempo tratar de que no entren en pánico”, relató Fabrizio. Esta mañana, a pesar del cese de fuego, su hija seguía con miedo: “Me pidió que no me vaya de casa”.
Ilya, de Ashdod, se expresó más optimista y cree que Israel salió airoso de la escalada. Según ella, el símbolo de la victoria es que “puedo salir a la calle, tomar un café, sentarme a comer algo y no temer por mi vida”. Hadar, un vecino de la misma ciudad, considera que la destrucción del sistema de túneles subterráneos de Hamas es valioso, aunque a su criterio esa operación “fue un éxito, pero no una victoria”.
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Shuk Carmel Tel Aviv
Shuk Carmel Tel Aviv
El mercado Carmel de Tel Aviv, el día después del cese de fuego.
(Ido Erez)
Algunos kilómetros al norte, en Tel Aviv, el regreso a la rutina fue recibido con alegría. “Es una sensación maravillosa levantarse a la mañana y venir a trabajar”, celebró Dudi Leviezer, dueño de una tienda en el mercado Carmel de Tel Aviv. A su vez, el comerciante se solidarizó con los israelíes que viven en el sur, la zona más afectada por los cohetes disparados desde Gaza: “Queremos la paz también para ellos, no solamente para nosotros aquí en Tel Aviv. Deseamos que sus hijos no vivan con pesadillas”.
Carmela Ashkenazi, clienta del mercado, se declaró furiosa por la decisión del cese de fuego. “Si no trajeron de vuelta a nuestros soldados, a nuestros niños, no vale la pena”, dijo en relación a los dos civiles y los cuerpos de dos combatientes que son retenidos por Hamas en el enclave palestino desde el año 2014.
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Playa
Playa
Viernes de playa en el centro de Israel.
(Shkulik Davidpur)
“Es imposible vivir en paz, vine con miedo”, aseveró.la mujer que vive en Jaffa, una ciudad que fue uno de los focos de los conflictos entre residentes árabes y judíos que se desataron en las calles en los últimos días. “Fue horrible, lo vi desde mi balcón, justo frente a mi casa, tuve miedo de morir”.
“Vivimos en calma mucho tiempo. Me siento a comer con mis vecinos árabes y nunca tuvimos problemas. Hay que hacer las paces con ellos, de lo contrario nada funcionará”, afirmó.
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