Tranquilos pero latentes, Israel está rodeado de diferentes conflictos en sus fronteras, y la unidad de inteligencia de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) difundió su informe anual sobre el estado de situación en cada uno de los frentes.
Sumado al extenso desarrollo de la cuestión iraní, el panorama redactado por la división de inteligencia "Aman" advierte sobre una posible escalada de violencia en Cisjordania cuando Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, deje su cargo.
La sucesión del presidente de la ANP, de 84 años y que desde hace un tiempo insinúa una convocatoria a elecciones, genera preocupación en dos frentes: las chances ciertas de que Hamás gane el poder, tal como reflejan las encuestas, y las disputas palestinas internas que tal resultado podría generar, debido a las reacciones en el bando perdedor.
Además, la partida natural de Abbas, dirigente que desecha la resistencia violenta como estrategia, genera expectativa en facciones que esperan el día de su partida para que las armas nuevamente ganen protagonismo.
Hezbollah: debilitado pero dispuesto
Otra señal de alerta proviene del norte: según el escrito de la división Aman, el movimiento terrorista Hezbollah está dispuesto a atacar el territorio israelí en caso de que las FDI liquiden a algunos de sus combatientes en Siria, aun a costa de un conflicto grande. De todas formas, en relación con Hezbollah y cualquier otro frente, el informe cree poco probable que alguno de los enemigos de Israel asuman la iniciativa de iniciar una guerra.
La alarma sobre Hezbollah se emite inclusive a pesar de la debilidad de la agrupación libanesa, evidenciada especialmente a partir de la eliminación de Qasem Soleimani, pilar económico y logístico de Hassan Nasrallah. Llamativamente, el secretario general de Hezbollah manifestó cierta reserva sobre el asesinato del comandante y deslizó que se trataba de un problema entre Irán y Estados Unidos.
Esta declaración fue interpretada como un posible camino de independencia de Teherán, aunque se estima que este año las Guardias Revolucionarias seguirán aportando a Hezbollah unos 800 millones de dólares.
A su vez, y a pesar del deseo de Nasrallah, el proyecto de misiles de precisión que intenta fortalecer la capacidad de daños contra Israel todavía no está completamente operativo.
Tensa calma en el sur
En cuanto a Gaza, lindante al sur israelí, la presentación de Aman indica que se atraviesan tiempos de calma, favorecidos por el fracaso de las "Marchas del Retorno" de palestinos a lo largo de la frontera con Israel. Inclusive, en los últimos tiempos, fueron los propios militantes de Hamás quienes repelieron a quienes intentaron cruzar la valla de seguridad.
De todas formas, las FDI consideran que Hamás continúa posicionándose entre los palestinos como una fuerza de resistencia y trabaja en la acumulación de misiles, reclutamiento de milicianos y construcción de túneles militares. Por eso, también, la sucesión de Abbas en Cisjordania es seguida muy de cerca por Israel.
En las mesas de negociación se espera que Hamás continúe en la línea de aceptar el alivio económico que Israel puede proveerle, a cambio de que no arroje misiles a Israel y restrinja la capacidad de daño de la Yihad Islámica, un movimiento que creció en Gaza en los últimos meses. En ese sentido, los gazatíes ya atraviesan una situación humanitaria menos asfixiante: la mitad del tiempo disponen de electricidad en sus hogares, se abastecen de agua corriente cada dos días y la escasez de medicamentos es del 20%, significativamente menor al 50% registrado hace dos años.
Siria, un foco latente
Del otro lado del Golán y el mar Kineret, la inteligencia israelí considera que el régimen sirio de Asad no se ocupará de la consolidación iraní en el país hasta que solucione otros dos frentes: recuperar el control de la región rebelde de Idlib y el conflicto en la frontera con Turquía.
En plena reconstrucción posterior a la guerra, Siria es definido por la división Aman como "un eslabón débil en el eje chiita entre Teherán y Hezbollah", con una fuerte presencia militar de 5.000 soldados rusos, en contraste con apenas 600 de los aliados estadounidenses.
El informe establece que el ejército sirio continúa investigando y desarrollando armas químicas, y que busca la manera de incorporar armas biológicas a su arsenal militar.
Por último, pese a los 800 soldados iraníes y los 30.000 chiitas desplegados por territorio sirio, entre ellos muchos integrantes de Hezbollah, por el momento las FDI no consideran que exista una amenaza de ocupación en los Altos del Golán.
