Se desató una crisis política en el inicio de la semana en Israel, luego de que Yair Lapid, presidente del partido Yesh Atid y líder de la oposición, anunció que enviará a la Knesset un proyecto de ley para disolver el gobierno el próximo miércoles.
Muchos definen a la situación como “dramática” debido a la posibilidad de la disolución del gobierno de unidad. Pero en los últimos meses hubo varias crisis similares que derivaron en decisiones de Likud y Kajol Labán, partidos líderes de los dos bloques de la coalición, que finalmente no desencadenaron en una convocatoria a elecciones.
Hace dos semanas que la propuesta de disolución de la Knesset está en la agenda política. Fue el propio Lapid quien insinuó la posibilidad en los últimos días pero se retractó a último momento al ver que no contaba con una mayoría. Según anunció el líder de Yesh Atid, el miércoles es la fecha propuesta para votar en el parlamento, pero aún si la disolución se aprueba en primera lectura la caída del gobierno no será automática.
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Yair Lapid, líder de la oposición, anunció un proyecto de ley para disolver la Knesset.
(Ynet)
La crisis entre Kajol Laban y el Likud gira en torno a los desacuerdos sobre el presupuesto estatal. Si bien el acuerdo de coalición firmado entre las partes en mayo, al momento de la formación del gobierno, establece la necesidad de elaborar un presupuesto bienal para 2020 y 2021, con el correr de las semanas quedó claro que el partido de Netanyahu impulsa una promulgación de dos presupuestos anuales por separado: uno para el año 2020 y otro para 2021.
Esta violación del acuerdo de coalición lleva a que Kajol Labán considere la disolución del gobierno. Pero para ello se encuentra con un obstáculo político. El acuerdo de coalición divide el mandato en dos partes iguales y establece un sistema de rotación entre Netanyahu y Gantz en el cargo de primer ministro, rotación que entra en vigor automáticamente si el gobierno cae. Para esta regla hay una sola excepción: si la disolución se provoca por la falta de aprobación de un presupuesto, cuya fecha límite es el próximo mes de marzo, la rotación queda sin efecto.
En Kajol Labán acusan a Netanyahu de obrar de mala fe para evitar el tratamiento de un presupuesto bienal y de esa manera disolver el gobierno en los próximos meses sin necesidad de que se respete el acuerdo de rotación. Es decir: convocar a nuevas elecciones en Israel, las cuartas en dos años.
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Benny Gantz declaró que Kajol Labán todavía no tomó postura sobre la propuesta de Lapid.
(AFP)
Si bien en los últimos días Kajol Labán busca la manera de aprobar un presupuesto conjunto para 2020 y 2021 que resguarde la rotación y garantice que Gantz sea el próximo primer ministro, referentes del partido consideran que Netanyahu nuevamente hará todo lo posible para preservar su cargo.
Por eso, en una reunión interna del partido, Gantz anunció este lunes que Kajol Labán recién el miércoles se pronunciará sobre la propuesta de ley de Lapid. Inclusive, en señal de distanciamiento con el bloque de derecha, el partido elevó a la Knesset una serie de propuestas de ley sin ningún tipo de consenso dentro de la coalición.
Las tres leyes en cuestión, una de ellas de ampliación de derechos de subrogación de vientres, despiertan una férrea oposición entre los partidos de derecha y ultraortodoxos que pertenecen al gobierno, ya que contempla beneficios en favor de la comunidad LGBT, la legislación del matrimonio civil y el reclutamiento de ortodoxos en las FDI.
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Netanyahu acusa a la oposición de forzar a Israel a nuevas elecciones.
(Oficina de Prensa del Gobierno de Israel)
“El miércoles la oposición intentará arrastrar a Israel a elecciones innecesarias, pero el Likud votará en contra y a favor de la unidad”, respondió el primer ministro Benjamín Netanyahu este lunes en un acto de su partido. Yair Levin, presidente de la Knesset, se refirió a las propuestas de ley inconsultas que promueve Kajol Labán y opinó que el Likud debería hacer lo posible por que no sean aprobadas. “Deben tener claro que si este va a ser el método, nosotros también sabemos qué leyes les pueden resultar menos convenientes”, advirtió.
Según el estatuto de la Knesset, un proyecto de ley de un parlamentario que se debate en el pleno y es rechazado no se puede debatir nuevamente durante los siguientes seis meses. Solo en ciertos casos el presidente de la Knesset puede volver a promulgarla de manera excepcional.
¿Por qué es un dato relevante? Si la propuesta de Lapid no prospera, Kajol y Labán estará legalmente limitado para disolver la Knesset en caso de una futura disputa con el Likud que lidera el primer ministro Benjamín Netanyahu. O bien deberá contar con la cooperación de Yair Levin, presidente de la Knesset y justamente miembro del Likud.
