Pocos son los que se animarían a realizar la tarea llevada a cabo por este reportero, quien periódicamente viaja a los territorios bajo control de la Autoridad Palestina en Cisjordania con el fin de informar a los televidentes de Israel sobre lo que sucede del otro lado de la línea verde. En diálogo exclusivo con Ynet Español, el arriesgado corresponsal del canal 2 explica cómo es trabajar en un terreno hostil, cuenta acerca de las situaciones de peligro que experimentó y aún experimenta en esa zona y, además, destaca la importancia de su labor para reducir las tensiones en la región.
- ¿Cómo es que sabes hablar tan bien el idioma árabe?
- No es algo que heredé de mi familia, sino que estudié en el colegio, en la universidad, y también utilicé el idioma por muchos años debido a mi trabajo, por lo tanto mi árabe fue mejorando cada vez más.
- Cuando estudiabas árabe, ¿sabías que querías trabajar en los territorios?
- No sabía si quería trabajar en Cisjordania, pero sí tenía claro que quería ocuparme de cubrir todo lo relacionado con el mundo árabe.
- ¿Por qué?
- Yo soy de ascendencia mizrají. Tengo antepasados marroquíes e iraquíes. Además, por supuesto, me interesaba a nivel intelectual.
- ¿Cuándo empezaste a trabajar en los territorios?
- En el año 2003. Y así fue que por primera vez crucé la línea verde y pude conocer palestinos, dialogar con ellos.
- Tú trabajas en Cisjordania, pero también hiciste informes en Gaza en el pasado. Sin embargo, desde hace muchos años ya no se te ha visto en la Franja, ¿por qué?
- Desde el año 2006, cuando fue secuestrado el soldado Guilad Shalit por Hamás, se ha prohibido el ingreso de periodistas israelíes a Gaza.
- Sin embargo continúas trabajando en Cisjordania, y uno no puede dejar de pensar en el gran peligro que esa tarea conlleva, ¿es así?
- Efectivamente. Es peligroso. Cada día hay más personas en ese territorio que no quieren que haya periodistas israelíes allí. Lo siento todo el tiempo. La situación ha empeorado. Hay lugares a los que solía ir que ahora se me dificulta llegar.
- ¿Te conocen bien allí, hay gente que te cuida?
- Debo decir que hay campañas en las redes sociales muy intensas contra mi presencia y la de otros compañeros en Cisjordania. Nos amenazan con hacernos daño y expulsarnos. Por lo tanto, yo ingreso a los territorios con gente que pueda cuidar mi integridad física. En algunas áreas me protege la policía palestina y en otras hombres armados del movimiento Fatah. De hecho, poco tiempo atrás realicé un informe en Hebrón y entrevisté a un palestino que dijo cosas que no les gustaron a muchos, y recibió una impresionante ola de insultos y amenazas en las redes sociales. Y poco tiempo atrás le dispararon a su vehículo. Hay una fuerte intolerancia y no aceptan nuestra presencia allí.
- ¿En el pasado era mejor?
- Sí, mucho mejor. Las tensiones van aumentando con el tiempo. Hoy en día hay muchas voces contra la normalización de las relaciones con Israel, y mi presencia en la zona es vista como una especie de normalización. Y esto, sumado a las redes sociales, genera una fuerte incitación contra mí y la gente que entrevisto.
- ¿Sientes miedo?
- Sí. Hay momentos en los que siento mucho temor, desde ya.
- ¿Por qué la situación ha empeorado en los territorios?
- Porque depende de las situación general en la región, y claramente no está bien. La gente no es optimista al respecto. Desde hace muchos años que no ha habido ningún tipo de avance en las negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina. Los palestinos creen que en Israel se minimiza su causa. También están los asuntos relacionados con Jerusalem, los asentamientos, la postura pro-israelí de Estados Unidos, en fin, son muchos temas sobre los que no hay acuerdo, por lo que surgen posturas de odio contra Israel.
- A pesar del odio que manifiestan muchos palestinos hacia Israel, ¿algunas personas que viven en los territorios te han dicho en secreto que realmente quieren paz o que incluso apoyan a Israel?
- Por supuesto. Hay una gran diferencia entre lo que se expresa públicamente y lo que se dice entre cuatro paredes. He trabajado durante mucho tiempo con gente de la Autoridad Palestina e incluso de Hamás. Y logré influenciarlos positivamente. Algunos palestinos quieren a Israel.
- Pero en secreto…
- Sí, por supuesto. La mayoría de los palestinos hoy no quieren ser entrevistados por la prensa israelí. Tienen mucho miedo. Son mucho más cuidadosos que en el pasado.
- ¿Cómo es tu relación con las facciones extremistas?
- Durante los años que llevo trabajando en los territorios, he logrado entablar relaciones con terroristas de diversas facciones. De hecho, en una ocasión, miembros de la Yihad Islámica y de Hamás me invitaron a un evento que terminó en un intercambio de disparos con fuerzas de la Autoridad Palestina.
- ¿No eres un enemigo para una agrupación como Hamás?
- Para facciones como Hamás, que controla la Franja de Gaza, yo me encuentro en una especie de zona gris, ya que si bien es enemiga de Israel, también lo es de la Autoridad Palestina, y sus miembros saben que los periodistas israelíes no les tememos a sus enemigos que gobiernan en Cisjordania.
- ¿Crees que tu trabajo puede influir más que la política para alcanzar la normalización con los palestinos?
- Nosotros logramos realizar informes excepcionales que producen mucho interés. Creo que mi labor mucho potencial. Mi objetivo es mejorar las vidas de las personas. No sé si se puede hablar de una reconciliación, pero sí pienso que se pueden lograr entendimientos entre las personas. El principal problema nuestro y de los palestinos es la ignorancia. No conocemos a la otra parte. Hay una demonización mutua; todo es mutuo. Cuando ves mis informes en canal 2, el canal más visto de Israel, ves palestinos que explican y describen cómo viven. A final de cuentas, te das cuenta que son muy parecidos a ti, y eso reduce mucho las tensiones.