Desde el comienzo de la pandemia de coronavirus rige en Israel la obligación de aislarse en hoteles cuando un ciudadano regresa del exterior, pero recientemente el Comité de Legislación de la Knesset de Israel declaró ilegal la obligatoriedad de ese traslado, fijó el 2 de marzo como fecha de vencimiento de esa medida e instó al gobierno a proponer soluciones alternativas.
A raíz de eso el Ministerio de Salud elevó una propuesta: que quienes vuelvan al país tengan la opción de trasladarse a hoteles destinados al aislamiento como hasta la fecha, o bien ingresar a sus hogares con un brazalete electrónico que controle el cumplimiento del confinamiento.
El plan establece que cada israelí que elija esta opción recibirá un teléfono inteligente y una pulsera que los usuarios no podrán quitarse durante el período de aislamiento, a cambio de un depósito de 1.500 shekels (460 dólares) en concepto de garantía. El ministerio anunció que están en condiciones de realizar una prueba piloto con 100 brazaletes que en pocos días se extenderá a 1000.
Durante la audiencia del Comité de Legislación la policía israelí expresó que no estaba dispuesta a monitorear los brazaletes y por eso el Ministerio de Salud recurrió a Supercom, una empresa privada, para ejecutar la prueba piloto. Sin embargo, será la polícia la institución que será alertada en caso de una infracción de los usuarios de la pulsera.
“Nuestro gran temor es importar mutaciones del virus que pongan en peligro la campaña de vacunación. Por eso pedimos a los retornados del extranjero que se aislen en hoteles y presentamos una alternativa: el aislamiento en el hogar con rastreo digital. No obligaremos a nadie, el que no quiera seguirá yendo a un hotel”, explicó Yoav Kish, funcionario de salud a cargo del piloto.
La decisión del Comité de Legislación de suprimir la obligación de aislarse en hoteles provocó fuertes discusiones dentro del gobierno, especialmente de parte del primer ministro Benjamín Netanyahu que ayer expresó su enojo en una reunión de gabinete: “Es un escándalo, no existe otra palabra para esta irresponsabilidad, las mutaciones no deben ingresar al país y no hay un motivo racional para esta medida”, le dijo el mandatario a Yaakov Asher, presidente del comité parlamentario.