Este viernes, al menos seis combatientes proiraníes murieron en Siria tras un presunto ataque israelí con misiles. El objetivo fueron unas posiciones en la provincia occidental de Hama, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no hicieron ninguna declaración al respecto.
Los combatientes abatidos son todos paramilitares extranjeros que luchan junto a las fuerzas del presidente sirio Bashar Al Asad, declaró el director de la OSDH, Rami Abdel Rahman. Los misiles, lanzados por encima del vecino Líbano, también alcanzaron un centro de investigación dirigido por el régimen, el cual ya había sido objetivo en otras ocasiones. Según Estados Unidos, en esta locación se fabricaría gas sarín, una afirmación desmentida por las autoridades sirias, quienes niegan tener armas químicas.
La agencia de prensa oficial Sana informó el viernes que las tropas sirias habían interceptado misiles lanzados por Israel en dirección a Masyaf, provincia de Hama. "Nuestra defensa aérea detuvo un ataque israelí sobre la zona", precisó la agencia. La televisión pública siria aseguró que la Fuerza Aérea detuvo “la mayoría” de los misiles antes de que impactaran contra sus objetivos.
En Líbano, se escucharon misiles sobrevolando el país -aledaño a Siria- poco antes de los bombardeos, según constataron corresponsales de la AFP. Israel ha perpetrado centenares de bombardeos en Siria desde que estalló la guerra civil, en 2011, contra fuerzas iraníes, fuerzas del movimiento chiita Hezbollah y tropas del gobierno sirio.
