Ante la presión de la comunidad internacional y Estados Unidos, la operación Guardián de los Muros parece acercarse a su final: Israel convenció a la Casa Blanca para continuar con su campaña militar en Gaza por un período limitado de pocos días.
En los últimos días la administración estadounidense evidenció signos de nerviosismo e instó al gobierno israelí para detener inmediatamente los bombardeos hacia la Franja de Gaza, motivado tanto por presiones internas del partido Demócrata como por el temor a nuevos frentes de la escalada como el del Líbano, país desde el cual este miércoles dispararon cuatro misiles a territorio israelí.
Las operaciones de persuasión a Israel se desarrollaron a través de diversos actores. El primer ministro Benjamín Netanyahu conversó con el presidente Joe Biden. Benny Gantz, ministro de Defensa, lo hizo con su par Lloyd Austin. El canciller israelí Gabi Ashkenazi se mantuvo en contacto con Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos. Y Gilad Erdan, embajador israelí en Washington, habló con diferentes funcionarios del gobierno estadounidense.
En la noche del miércoles la Casa Blanca anunció que “el presidente Biden dejó en claro al primer ministro que espera una calma significativa que lleve a un alto al fuego” y Netanyahu respondió que estaba decidido a continuar con la confrontación, lo que generó versiones sobre un conflicto entre ambos mandatarios.
Sin embargo, fuentes políticas aseguraron que la conversación entre ambos fue “respetuosa y entre amigos”, y que Netanyahu actualizó a Biden sobre los objetivos de Hamás atacados en los últimos días. Biden no le exigió a Netanyahu un cese de fuego inmediato, pero le pidió una reducción en la magnitud de los ataques y que se limiten solamente a objetivos que pongan en peligro a Israel.
Según fuentes involucradas, se llegó a un acuerdo según el cual Estados Unidos habilitará a Jerusalem a que continúe con la operación Guardián de los Muros durante unos días más y bajo esas condiciones. Desde Jerusalem, por su parte, le dejaron en claro a la Casa Blanca que Hamás no debe conocer fechas límites para el final de la operación militar, ya que esa situación puede provocar el aumento de los ataques desde Gaza con el objetivo de provocar a Israel y reactivar la escalada.
Biden no le exigió a Netanyahu un cese de fuego inmediato, pero le pidió una reducción en la magnitud de los ataques y que se limiten solamente a objetivos que pongan en peligro a Israel.
Mousa Abu Marzook, funcionario del Hamás, afirmó en la noche del miércoles que la organización aumentará sus ataques en caso de que Israel intensifique sus bombardeos en Gaza. “Israel propuso condiciones para que Hamas deje de disparar primero y nosotros nos negamos”, afirmó, aunque en la misma declaración dijo que “las negociaciones están en marcha y creo que habrá un alto al fuego en los próximos dos días”.
“Podemos luchar durante meses y si Israel hubiera entrado por tierra hubiera conocido cosas que nunca vio. Dios sabe cuándo los mediadores podrán llegar a un acuerdo, pero creo que los esfuerzos en curso tendrán éxito”, agregó Abu Marzook.
Respecto de los resultados de los bombardeos israelíes en Gaza, el funcionario palestino expresó que “Israel trató de eliminar a varios miembros de alto rango del liderazgo político y militar de Hamas. Y algunos murieron, pero la mayoría de sus intentos fracasaron”, aseguró y puntualizó sobre el caso de Yahya Sinwar, el máximo líder de Hamas en Gaza: “Intentaron eliminarlo pero fracasaron. Destruyeron su hogar y los de su familia, pero están todos sanos”.
Jibril Rajub, funcionario del movimiento palestino Fatah, coincidió con Abu Marzook en que el cese de fuego se aproxima. “Los esfuerzos de los países árabes liderados por Egipto podrían conducir a un alto al fuego en las próximas 24 horas”, dijo desde Cisjordania. “Esta escalada no tiene retorno, la comunidad internacional le mostró la tarjeta roja a Israel”, opinó.
