Un terrorista armado arrastra a una madre aterrorizada, con sus dos bebés en brazos, y le grita que camine. Otros, se llevan a una anciana por las calles del corazón de Gaza mientras un matón rapta a un niño de nueve años.
Niños, ancianos, mujeres y niñas. Todos cruelmente secuestrados por bestias humanas.
Esas imágenes, en color -no en blanco y negro-, se difundieron rápidamente en grupos de WhatsApp, incluso antes de ser registradas en la prensa. Son intolerables y fueron tomadas en Israel en 2023, no en el gueto de Varsovia bajo la ocupación nazi en 1940.
Deben advertir a todos los judíos que viven en Israel y a los que viven en todo el mundo que no deben confundirse. Esto no es un conflicto, ni una guerra. Forma parte de nuestra lucha histórica.
Por terrible que sea, también es así de simple; a lo largo de cada generación, hay quienes pretenden aniquilarnos porque somos judíos. Ahora nos enfrentamos a criaturas despreciables, nazis reencarnados.
Israel se creó para ser un hogar seguro para madres, niños y ancianos judíos. Ese es su propósito, proporcionar un refugio seguro, tener un ejército fuerte de judíos y no tener que depender nunca de nadie más.
Israel fracasó en su primera prueba histórica.
La complacencia, la gestión fallida y ese fracaso en todos los frentes nos llevó a este punto desastroso. Ya habrá tiempo para ajustar cuentas, pero por ahora, los dirigentes del país y los jefes de los servicios de seguridad deben mirar 80 años atrás, a los ojos de un pequeño niño judío con zapatos harapientos, levantando las manos ante un soldado nazi que se reía.
Luego deben mirar a sus ciudadanos a los ojos y jurar que, a pesar de los horrores de los días pasados, nunca se volverán a ver tales atrocidades. No podemos dejar que nuestros padres y abuelos supliquen por sus vidas frente a la escoria humana.
No podemos dejar que nuestros hijos cacareen horrorizados, asediados durante horas.
Sólo por esas imágenes, Israel debe ir a una guerra de proporciones históricas contra sus enemigos, cueste lo que cueste. No debe detenerse, ni pestañear, ni dudar y no debe escuchar a nadie, sino a los ojos de nuestros hijos, nietos y bisnietos que vendrán al mundo en Israel. Debemos golpear al enemigo árabe con una fuerza que lo ponga de rodillas, que hiera a todas y cada una de sus familias y que lamenten el día en que cruzaron la frontera de Gaza.
Debemos golpear a Gaza y, si es necesario, a Líbano e Irán, por esta tragedia, de forma que resuene en sus familias durante generaciones.
Octubre de 2023 debe ser recordado por todas las naciones del mundo como el mes en que los judíos finalmente declararon: "No permitiremos que nos enfrenten nunca más".