El partido islamista Raam mantuvo este martes largas deliberaciones con la Shurah, su consejo religioso, para decidir el futuro de su participación en el gobierno de coalición, congelada a raíz de las tensiones en el Monte del Templo durante el mes de Ramadán.
Se esperaba una decisión este miércoles, día en que el bloque de la oposición tiene la intención de presentar una ley para disolver la Knesset. Si Raam decide separarse del gobierno liderado por el primer ministro Naftali Bennett la sociedad israelí estará al borde de una convocatoria a las urnas, las quintas en tres años.
La principal objeción del partido al actual gobierno es por las acciones de Israel en el recinto de la mezquita de Al Aqsa en el Monte del Templo de Jerusalem. El partido se enfadó especialmente por los recientes comentarios del primer ministro, según los cuales sólo Israel, como soberano de Jerusalem, tiene autoridad sobre el lugar que es el tercero en importancia para los musulmanes.
Raam exige que se mantenga el statu quo que prohíbe a los judíos rezar en el lugar e informó a Bennett de que suspendía su participación en la coalición. Pero analistas políticos afirman que el líder del partido, Mansour Abbas, prefiere extender la tensión para permitir que se alcance un compromiso.
Según Abbas, él no está dispuesto a ser el motivo de la disolución del gobierno. Pero sin el apoyo de Raam, se espera que el proyecto de ley para disolver el parlamento pase su audiencia preliminar, después de que la Lista Árabe Conjunta anunciara que lo apoyaría.
Raam también exigió que el gobierno cumpla sus obligaciones en virtud del acuerdo de coalición y legalice la construcción beduina en el Negev, y en otras partes del sector árabe.