Si se alcanza un acuerdo de alto el fuego en la última ronda de negociaciones en Catar, Israel estaría obligado a liberar a prisioneros palestinos a cambio de la liberación de los rehenes retenidos por Hamas desde la masacre del 7 de octubre.
Una delegación israelí partió hacia Doha el domingo para unirse a las conversaciones. Según los informes, las conversaciones se centrarán en una propuesta de tregua de 60 días durante la cual 10 rehenes israelíes vivos y 18 cuerpos de rehenes que habían sido asesinados serían entregados a Israel y 1.000 palestinos que cumplen penas de prisión, incluidos 100 que fueron condenados a cadena perpetua, serían liberados de la cárcel en que se encuentran retenidos.
Entre ellos habría prisioneros que Israel se ha negado a liberar hasta ahora, algunos de los cuales probablemente asumirían posiciones de liderazgo en grupos terroristas.
Funcionarios palestinos dijeron que las liberaciones cambiarían la lucha por el poder político en Cisjordania en particular e incluirían a figuras populares como Marwan Barghouti, quien cumple cinco cadenas perpetuas + 40 años por su papel en el asesinato de cinco israelíes y heridas a muchos más.
A pesar de su pasado, Barghouti –considerado un posible sucesor del presidente palestino Mahmud Abbas– es visto como una figura unificadora y cuenta con el apoyo incluso de sus adversarios políticos.
Hamás exige la liberación de Ahmad Saadat, presidente del Frente Popular (FPLP), autor intelectual del asesinato del ministro israelí Rehavam Zeevi en 2001. Fue condenado a 30 años de prisión.
Hamas también exige la liberación de Abdullah Bargouthi, un miembro de alto rango del ala militar de Hamas en Cisjordania que cumplía 67 cadenas perpetuas por su papel en ataques terroristas fatales durante la segunda intifada.
Otros terroristas duros que serían exigidos por la lista de Hamas incluyen a Hassan Salame, quien cumple una condena de 46 cadenas perpetuas por planear ataques terroristas que mataron a 100 israelíes; y Abbas a-Sayed, condenado a 35 cadenas perpetuas por su papel en el atentado contra el Park Hotel de Netanya en 2002, en el que fueron asesinadas 30 personas.