Las palabras prohibidas "dos estados" se deslizaron de la boca del primer ministro Yair Lapid, provocando un alboroto.
¿Cómo se atreve? El Likud inmediatamente lo señaló con el dedo por querer "entregar el territorio de nuestra patria a nuestros enemigos".
El ministro de Justicia de derecha, Gideon Sa'ar, afirmó que "establecer un estado terrorista en Judea y Samaria pondrá en peligro la seguridad de Israel". Incluso Naftali Bennett, el primer ministro suplente de Lapid, condenó rotundamente la idea.
¿A qué se debe todo este alboroto? ¿Podemos decir realmente que hubo algún primer ministro en las últimas décadas que no propuso la idea de dos estados?
Ehud Barrak lo intentó. Arik Sharon promovió el "Mapa hacia la paz", que incluía una fase de establecimiento de un estado palestino viable y soberano. Ehud Olmert también lo propuso.
Y Benjamin Netanyahu, quien avaló esta solución en su discurso de Bar-Ilan en 2009, también avanzó con ella a través de conversaciones con el exsecretario de Estado de los EE.UU John Kerry sobre adoptar una solución de dos estados como parte del plan ”Paz para la prosperidad”.
Entonces, ¿cuál es exactamente el problema ahora? De acuerdo con sus sugerencias anteriores, Netanyahu aparentemente también quiere "entregar el territorio de nuestra patria a nuestros enemigos"... Se le permite, ¿pero a Lapid no?
No hay ninguna posibilidad de que se produzca una solución de dos estados, dado que los palestinos, como lo han hecho en otras ocasiones, rechazarán todas las ofertas que Lapid traiga a la mesa.
Sí, quien vea con claridad, tendría razón al decir que un estado palestino probablemente sería un estado terrorista o un estado de Hamas o un estado satélite iraní. Pero esta discusión es irrelevante, porque no importa lo que proponga Israel, los palestinos seguirán negándose.
Entonces, ¿por qué hacer una oferta en primer lugar? Bueno, porque en el ámbito internacional se busca dejar claro que Israel siempre estará abierto a la paz.
Israel siempre ha dicho que sí y los palestinos siempre han dicho que no. El resultado directo es que Israel prospera mientras los palestinos sufren.
¿Qué es exactamente lo que quieren que suceda el Likud, Bennett y Sa'ar? ¿Prefieren que intercambiemos lugares con los palestinos? ¿Que empecemos a decir que no y que los palestinos digan que sí? ¿Han perdido la cabeza? Incluso se demostró que Netanyahu entiende que esta no es una opción.
No hay nada nuevo en las noticias de que las campañas electorales hacen que el Likud grite exclamaciones ofensivas que convierten a Israel en un negador de la paz.
Pero ahora está atacando al primer ministro por hacer exactamente lo que debería: actuar de acuerdo con el interés nacional. No está permitiendo que las escandalosas campañas del Likud dicten su toma de decisiones.
Necesitamos recordar que cualquiera que rechace con tanta tenacidad una solución de dos estados, nos llevará al peor desastre de todos: una solución de un solo estado.
