La exitosa prueba del ‘Jetz 3’, que se llevó a cabo la semana pasada en el espacio aéreo de Alaska, es un hecho que amerita que los israelíes le prestemos atención y lo analicemos por un momento. ‘Jetz 3’ representa una red de seguridad para nosotros en caso de que los iraníes obtengan un arma nuclear. Este sistema tiene la capacidad de destruir un misil balístico con una ojiva nuclear antes de que ponga en peligro al Estado de Israel. Y no solamente nos puede proteger del régimen islámico, también de otros misiles que sean lanzados hacia nosotros desde otra partes del mundo.
Es importante resaltar, además, el hecho de que las exitosas pruebas en Alaska se realizaron en coordinación con el sistema de radares estadounidense en frecuencia X, el cual permite detectar objetivos que se encuentran más allá del horizonte y en el espacio exterior. Eso no significa que nuestros radares no puedan realizar esa tarea; tienen la capacidad de hacerlo y ya lo hacen para los sistemas ‘Jetz 3’ ubicados en Israel. Pero el sistema de conectividad con radares norteamericanos permite tener un respaldo en caso de que falle el nuestro, localizado en el Monte Keren, en la región del Negev. Ese radar es operado por estadounidenses y es igual al que se utilizó para las pruebas en Alaska.
Ahora solo resta asegurarse de que Israel tenga cantidades suficientes de lanzadores y misiles del ‘Jetz 3’ que alcancen para interceptar varios misiles balísticos con ojivas nucleares a la vez.
Para comprender mejor lo que representa ‘Jetz 3’ para la seguridad nacional, es necesario saber que todo plan nuclear de un ejército se construye sobre tres pilares fundamentales:
1- Material fisionable: plutonio o uranio enriquecido a un alto nivel. Este es el explosivo nuclear.
2- Dispositivo del explosivo: el mecanismo de detonación que da inicio al proceso de fisión nuclear del plutonio o del uranio de la bomba.
3- Medios de traslado del arma nuclear, que permiten llevarla hasta el objetivo para bombardearlo.
LOS IRANÍES QUIEREN OJIVAS NUCLEARES QUE SE DESPRENDAN
Existe también un misil balístico con cabeza nuclear que explota por encima del objetivo. El mismo sale a la atmósfera, realiza un vuelo curvado, y vuelve a la atmósfera cuando la ojiva nuclear ya se separó, para luego caer y explotar. En general, se trata de una ojiva que pesa entre 800 kilogramos y una tonelada, o de unas cuantas de 250 kilogramos cada una.
Otra opción con la que pueden llegar a contar los enemigos de Israel es mediante el lanzamiento de misiles con ojivas atómicas desde pequeños aviones no tripulados. También podrían esconder explosivos nucleares en un barco camuflado como una embarcación comercial y hacerla explotar cerca de un puerto israelí. Estos son tan solo algunos ejemplos, pero es improbable que un país que obtenga la suficiente capacidad nuclear intente realizar un ataque trasladando tantos kilómetros sus bombas. Lo más probable es que las lance desde su territorio. Rusia, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y China, están desarrollando misiles que pueden superar cinco veces la velocidad del sonido para llegar a sus objetivos. Los sistemas de intercepción que existen hoy en el mundo no están preparados para detener ese tipo de lanzamientos.
LA INTERCEPCIÓN EN EL ESPACIO NOS SALVA DE LA PELIGROSA RADIACIÓN
El sistema ‘Jetz 3’ también tiene la capacidad de interceptar misiles balísticos fuera de la atmósfera, es decir en el espacio, antes de que se separen las ojivas nucleares. La destrucción de estos misiles en el espacio asegura, además, de que no caiga absolutamente nada al objetivo en la Tierra.