El martes 23 de marzo Israel celebrará elecciones, la cuarta en menos de dos años, y las campañas de los diferentes partidos giran en torno a una pregunta central: ¿Obtendrá Netanyahu los aliados suficientes para formar un bloque de 61 escaños y mantenerse en el cargo de primer ministro?
Esta semana el Likud celebró un acto de campaña vía Zoom y en su discurso Netanyahu advirtió que si no logra conformar un grupo de 61 parlamentarios el próximo gobierno será presidido por Yair Lapid, líder de Yesh Atid. De esta manera, el primer ministro pidió a sus partidarios que asistan a votar y no se queden en sus casas confiados en un resultado positivo.
“Ya llegó a acuerdos de rotación con Saar y Bennett”, afirmó Netanyahu sobre Lapid, y destacó los logros alcanzados en materia sanitaria y política exterior como argumento para votar por el Likud. “Solamente nosotros podemos traer las vacunas contra el coronavirus y enfrentar a Irán”, afirmó.
HaTzionut HaDatit, la alianza del sionismo religioso que lidera Bezalel Smotrich junto a referentes de la extrema derecha israelí, se apoya en el discurso de Netanyahu y enfatiza que cualquier voto que no vaya hacia ellos o el Likud le facilitará la llave del gobierno a Lapid.
Desde los partidos opositores, que pregonan un cambio después de 12 años de Netanyahu como primer ministro, existe una pugna por una gran cantidad de votos indecisos, según estimaciones proporcionales a un mínimo de 14 escaños en la Knesset. De cómo resulte la distribución de ese botín se sabrá cuál de los candidatos podría ofrecerse como alternativa a Netanyahu, y con qué fuerza de votos contará para hacerlo.
Gideon Saar, desertor del Likud y fundador del partido Tikvá Jadashá (Nueva Esperanza), basa su discurso en la explicación de por qué solamente él podría formar un gobierno que prescinda de Netanyahu como líder. La campaña de Yesh Atid, en tanto, por ahora se mantiene en relativo silencio pero promete para los próximos días varias apariciones públicas del referente Yair Lapid.
En los partidos de centro-izquierda, en tanto, existe una preocupación compartida: que una de las tres agrupaciones, Avodá, Meretz o Kajol Labán, no obtenga el porcentaje mínimo de votos para ingresar a la Knesset y de esta manera el bloque resulte muy debilitado.
“Los números deberían distribuirse de manera milagrosa para que todos pasen el porcentaje de bloqueo y no se ponga en riesgo ningún voto”, afirmó un importante funcionario. Los líderes de Avodá y Meretz especulan con la posibilidad de que Benny Gantz suspenda la participación de Kajol Labán en las elecciones, aunque el actual ministro de Defensa por el momento no piensa en la posibilidad de una renuncia.