Sala de coronavirus en el Centro Médico Barzilai en Ashkelon.
Sala de coronavirus en el Centro Médico Barzilai en Ashkelon.
AFP
El profesor Ronni Gamzu, director nacional del Proyecto Coronavirus en Israel.

El líder israelí a quien el coronavirus le quita el sueño

El profesor Ronni Gamzu duerme sólo 4 horas por noche, mientras enfrenta duras críticas de los oponentes, el rechazo del liderazgo político de Israel y un número creciente de nuevos casos que no muestran signos de disminución.

Associated Press - Adaptado por Rubén Pereyra |
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Cuando el profesor Ronni Gamzu, uno de los principales expertos en salud pública de Israel, fue nombrado director del Proyecto Coronavirus a mediados de julio, fue aclamado como la mejor esperanza de Israel para detener el rápido crecimiento de los contagios.
Dos meses después, Israel está sufriendo uno de los peores brotes del mundo y se dirige a un nuevo y difícil bloqueo. Durmiendo sólo cuatro horas por noche, Gamzu se ha enfrentado a críticas fulminantes de sus oponentes, al rechazo del liderazgo político notoriamente rebelde de Israel y al hecho de que el número de nuevos casos no muestra signos de disminuir.
En una amplia entrevista que concedió a la agencia Associated Press, Gamzu reconoció la frustración del público, aceptó parte de la culpa, al tiempo que dijo que la indiferencia del público israelí y la mala gestión del gobierno habían contribuido al caos. En última instancia, asumió la responsabilidad de las decisiones que pueden afectar vidas y medios de subsistencia.
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El profesor Ronni Gamzu, director nacional del Proyecto Coronavirus en Israel.
El profesor Ronni Gamzu, director nacional del Proyecto Coronavirus en Israel.
El profesor Ronni Gamzu, director nacional del Proyecto Coronavirus en Israel.
(AP)
"Hay mucha incertidumbre", reconoció. “Y hay que tomar decisiones que afectan la vida de las personas, los hábitos de las personas, la vida social y la vida en general: salarios y ganancias, negocios. Cualquier tipo de decisión que tome no es una decisión médica. Es una decisión socioeconómica".
Gamzu está manejando la crisis del coronavirus en un momento sombrío, con el mundo acercándose rápidamente a 1 millón de muertes por COVID-19. Israel tiene ahora casi 7.000 casos al día, uno de los niveles más altos del mundo per cápita. Con 9 millones de personas, ha tenido casi 215.000 casos desde el inicio del brote, con 60.000 activos en este momento. Casi 1.400 han muerto.
El endurecimiento del cierre a nivel nacional ha profundizado la sensación de frustración entre los ciudadanos, desilusionados por las decisiones del gobierno, a menudo confusas, y afectados a su vez por una aguda recesión económica. Pero Gamzu se lo está tomando con calma, inspirándose en su propia experiencia personal, hace dos años, cuando debió librar una batalla contra el cáncer.
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Sala de coronavirus en el Centro Médico Barzilai en Ashkelon.
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Sala de coronavirus en el Centro Médico Barzilai en Ashkelon.
(AFP)
“Tuve mi crisis personal con el cáncer de ojo. Fue un momento difícil, de verdad, una crisis personal. Ves a la muerte a la cara”, dijo. “Pero pasar por una experiencia personal como la que yo pasé, te da una proporción. Y puedes manejar tales dificultades y críticas".
Ginecóloga de formación, la mujer de Gamzu, de 54 años, se ha desempeñado como directora del Centro Médico Sourasky, el principal hospital de Tel Aviv, desde 2015. Gamzu fue nombrado director del Proyecto Coronavirus en julio, justo cuando Israel estaba experimentando un aumento dramático de nuevos casos.
El país acababa de salir de lo que parecía ser una batalla exitosa de primera ola contra el virus, sellando fronteras de manera decisiva e imponiendo un bloqueo. En ese momento, el primer ministro Benjamin Netanyahu se jactó de que otros líderes mundiales le estaban pidiendo consejo. Él instó a los israelíes a salir y "divertirse". Aun así, la economía se vio muy afectada y el desempleo se disparó. En un intento por reactivar la economía en decadencia, las escuelas y las empresas se reabrieron rápidamente, y el número de contagiados comenzó a aumentar.
Netanyahu empezó a ocuparse de otros problemas, como el compromiso incumplido de anexar partes de Cisjordania, su propio juicio por corrupción y grandes protestas que le pedían la renuncia. Un nuevo gobierno de emergencia, improvisado por partidos rivales para centrarse en el virus, estuvo plagado de luchas internas.
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Gamzu ha tenido enfrentamientos con el primer ministro Netanyahu.
Gamzu ha tenido enfrentamientos con el primer ministro Netanyahu.
Gamzu ha tenido enfrentamientos con el primer ministro Netanyahu.
(Yoav Ddudkevich, Dana Kopel)
Aun después de que el ministro de Salud de Israel anunciara que iba a nombrar un nuevo "director de proyecto" del coronavirus, tomó semanas ocupar el puesto ya que los candidatos potenciales lo rechazaban, por temor a no tener la suficiente autoridad como para imponer sus políticas.
Gamzu, sin embargo, dijo en ese momento que estaba seguro de poder hacer el trabajo dentro de sus límites. La realidad ha resultado algo diferente.
Si bien está ducho con respecto a la burocracia y la política israelíes luego de un período de cuatro años como director del Ministerio de Salud del país, Gamzu se ha enfrentado a un implacable rechazo de los ministros del gobierno sobre su estrategia.
En ese sentido, vivió lo que define como una "pesadilla" de tres semanas durante la reapertura de las escuelas este otoño. El ministro de Educación, Yoav Gallant, quería que todas las escuelas reabrieran el 1 de septiembre. Gamzu presionó para cerrarlas en aquellas áreas con brotes preocupantes, y finalmente prevaleció.
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El parlamentario ultraortodoxo Yaakov Litzman.
El parlamentario ultraortodoxo Yaakov Litzman.
El parlamentario ultraortodoxo Yaakov Litzman.
(Alex Kolomoisky)
Soportó disputas similares con políticos ultraortodoxos país, que han luchado furiosamente para permitir las oraciones en las sinagogas, que se cree que son centros de infecciones, y una peregrinación masiva a la tumba de un rabino venerado en Ucrania. Un poderoso ministro del gabinete, ultraortodoxo, Yaakov Litzman, llegó a acusar a Gamzu de intentar derrocar al gobierno y le pidió que renunciara. El propio Litzman dimitió más tarde para protestar por las restricciones.
Gamzu presionó para obtener respuestas específicas en las comunidades más afectadas, en lugar de un enfoque único para todos. Dijo que se opuso al estricto cierre nacional del viernes debido al duro golpe económico que causará, pero también respetó la decisión de los políticos.
Gamzu trabaja en una oficina de paredes desnudas, cerca del principal aeropuerto internacional de Israel, entre llamadas de zoom, apariciones en los medios y reuniones gubernamentales. El jueves estuvo despierto hasta las 5 de la mañana participando en una reunión de gabinete durante la noche que aprobó el cierre más estricto. Regresó a su oficina tres horas después; a las 10.30 se dirigió a Jerusalem oriental para reunirse con miembros de la comunidad palestina de la ciudad.
Da varias razones para explicar la situación actual de Israel. Después de poco daño durante la primera ola, dijo que los israelíes no se tomaron en serio el virus, ya que regresó en medio de reuniones masivas y burlas de las reglas de distanciamiento social. Él dice que permitir que los estudiantes mayores regresen a las escuelas secundarias este mes, lo que provocó una oleada de infecciones, fue un "fracaso" bajo su supervisión. Señaló que hubo "mala conducta" por parte del gobierno, pero se mantuvo diplomático cuando se le preguntó sobre Netanyahu.
"Creo que él, como muchos otros, no se dio cuenta de que salir de la cuarentena debe ser algo muy cuidadoso y gradual", expresó Gamzu.
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Una manifestación contra Netanyahu en Jerusalem.
Una manifestación contra Netanyahu en Jerusalem.
Una manifestación contra Netanyahu en Jerusalem.
(Amit Shaabi)
Los índices de aprobación de Netanyahu se han desplomado a medida que empeora la cantidad de contagios. Según una encuesta realizada esta semana por el Instituto de Democracia de Israel, sólo el 27% de los israelíes confían en el manejo del brote por parte de Netanyahu. La confianza en Gamzu, mientras tanto, es del 51 por ciento.
Gamzu espera que el bloqueo actual reduzca los casos hasta un nivel "cómodo" durante el próximo mes. Salvo novedades importantes, planea regresar a su trabajo como administrador del hospital en noviembre e instó a su reemplazo a ver la crisis como una batalla a largo plazo, sin soluciones rápidas.
“Es un trabajo duro”, dijo, ajustándose la máscara. “No declares la victoria. No declares el fracaso. Adelante, sigue luchando".
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