Funcionarios de seguridad estadounidenses han informado al establecimiento de defensa de Israel que dentro de dos meses comenzará una retirada gradual de sus fuerzas militares en Siria, según pudo saber Ynet. Hasta ahora, Israel ha tratado de impedirlo, pero se le informó que los esfuerzos han fracasado. Al mismo tiempo, el establishment de defensa no se rinde y sigue ejerciendo presión sobre Washington.
La intención del presidente Donald Trump de retirar las tropas no es sorpresiva: ha declarado desde el principio su intención de retirar las tropas estadounidenses de la región, bajo el enfoque aislacionista liderado por la administración, en parte bajo la influencia del vicepresidente J.D. Vance. "Esta no es nuestra guerra", dijo Trump, y el Pentágono ha estado trabajando en esos planes durante mucho tiempo. Washington se está preparando ahora para pasar a la etapa práctica, con actualizaciones periódicas de sus colegas en Israel. En las conversaciones entre las partes, los representantes israelíes expresaron su profunda preocupación por las consecuencias de la medida.
3 צפייה בגלריה


De izquierda a derecha, los mandatarios de Siria, Israel, Estados Unidos y Turquía.
(Ynet)
Un alto funcionario israelí dijo que cree que la retirada, si se produce, será parcial, y que también Israel está tratando de impedir por temor a aumentar las tensiones con Turquía, que está trabajando abiertamente para aumentar su control sobre el sector tras la caída del régimen de Bashar al-Assad. Hoy en día, las fuerzas estadounidenses están desplegadas en varias áreas estratégicas en el este y el norte de Siria, constituyendo así un factor estabilizador. La retirada de estas fuerzas, cree Israel, podría aumentar el "apetito" de Turquía por hacerse cargo de más activos militares estratégicos sobre el terreno.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quiere aprovechar los desarrollos tectónicos para convertir a su país en una potencia regional, incluso a través de Siria.Su escandalosa retórica hacia Israel desde el estallido de la guerra no contribuye al malestar en los líderes políticos y de seguridad por la idea de su enfoque de la frontera con Israel. Turquía no es un país enemigo, pero –como dijo el primer ministro Benjamín Netanyahu sobre otro país– es un "país complejo".
Hoy, Erdogan amenazó: "Los acontecimientos en Oriente Medio son importantes para nuestro país, para nuestra seguridad y para nuestra economía. Cualquier bando que intente desestabilizar a Siria nos encontrará apoyando al gobierno sirio. No permitiremos la división de Siria, ni el retorno a lo que era antes del 8 de diciembre (el derrocamiento de Assad). Cualquiera que quiera provocar conflictos en Siria se encontrará frente a nosotros. Algunos de los funcionarios están tratando de poner a prueba la paciencia de Turquía".
Israel dejó claro a Ankara y Washington que una presencia turca permanente en bases como Palmira y T4 constituye cruzar una línea roja, lo que podría dañar directamente la libertad de acción de las FDI en el sector norte. En una reunión celebrada la semana pasada en Azerbaiyán entre representantes israelíes y turcos, quedó claro que Israel responsabiliza al nuevo gobierno sirio de todo lo que se haga en estos territorios, y que sus acciones tendrán consecuencias, incluida la acción militar. Ambas partes expresaron su interés en apagar las llamas e iniciaron conversaciones para establecer un mecanismo de coordinación. Similar al modelo israelí-ruso que regulaba la actividad de la fuerza aérea en Siria.
Sin embargo, la planeada retirada estadounidense, junto con la empatía expresada por Trump hacia Erdogan durante su reunión con Netanyahu la semana pasada, ha hecho que el establishment de defensa aumente su estado de alerta. En este sentido, la propuesta de Trump de servir como una especie de mediador entre Israel y Turquía no es necesariamente tranquilizadora, sobre todo si mientras tanto el terreno se prepara para un abandono estadounidense. No en vano fuentes de seguridad aseguran que los ataques a la base T4 son una especie de "carrera contrarreloj", qntes de que los estadounidenses "cierren el negocio".
Erdogan es un aliado cercano del nuevo presidente sirio, Ahmed al-Shara (Abu Muhammad al-Golani), un ex miembro de Al-Qaeda cuya organización rebelde jihadista Hayat Tahrir al-Sham fue ayudada por los turcos en una ofensiva relámpago que derrocó al régimen de Assad en diciembre del año pasado, después de 14 años de devastadora guerra civil. Irán, aliado de Assad, fue expulsado de Siria de una manera que sirvió en gran medida a los intereses de Israel; pero ahora teme un intento turco de atrincherarse militarmente en la nueva Siria, lo que limitaría la libertad de acción de Israel y podría crear una amenaza en la frontera del Golán en el futuro.
La reunión entre los representantes israelíes y turcos en Azerbaiyán la semana pasada fue una reunión técnica y trató sobre el establecimiento de un mecanismo de escalada para prevenir incidentes no deseados en Siria. Según una fuente política, "Israel dejó inequívocamente claro que cualquier cambio en el despliegue de fuerzas extranjeras en Siria, y en particular el establecimiento de bases turcas en el área de Palmira, es una línea roja y se considerará una violación de las reglas". Según la fuente, "Israel ya ha dejado claro en el pasado que prevenir esta amenaza es responsabilidad del gobierno de Damasco. Cualquier acción que ponga en peligro a Israel pondrá en peligro al régimen de Al-Shara".
En la zona de Palmira se encuentra la base T4, donde Siria planeaba desplegarse pronto, y se informó de que las FDI la atacaron. Los funcionarios de seguridad israelíes explican que, en lo que a ellos respecta, las bases turcas en la zona de Palmira, en el centro de Siria, lejos de la frontera turca, ponen en peligro la libertad de acción aérea de Israel en Siria. Antes de la caída de Assad, los iraníes operaban importantes infraestructuras en la zona. Hace unas dos semanas, se informó que el bombardeo israelí de varias bases militares en Siria, entre ellas, la base T4 en la región de Palmira, en el centro de Siria, llegó poco después de que representantes turcos visitaran estas bases en preparación para la posibilidad de que Ankara desplegara fuerzas allí.
Erdogan, por su parte, continuó amenazando a Azerbaiyán dos días después de esas conversaciones, señalando con un dedo acusador a Israel. En un discurso, volvió a llamar a Israel un "estado terrorista", afirmó que estaba tratando de "hacer estallar la revolución" en la que el régimen de Assad fue derrocado y aparentemente sembrar la división entre las diversas sectas en Siria, y advirtió: "Quien quiera volver a causar dolor al pueblo sirio debe prepararse para pagar el precio".