Miles de personas participaron este domingo en una manifestación que pedía por la liberación de los rehenes cautivos en Gaza, que tuvo lugar cerca de la Knesset, en Jerusalem. Según Ynet, los familiares de los rehenes ahora se acercaron a organizaciones que abogan por elecciones anticipadas, en busca de presionar al gobierno para que acelere las conversaciones en Catar.
Esta es la manifestación más grande en Jerusalem desde el estallido de la guerra y, según los organizadores, asistieron unas 100.000 personas, que gritaron repetidamente "¡Elecciones ahora!".
El presidente de Histadrut, Arnon Bar David, acudió y, aunque no habló, su llegada se considera una muestra simbólica de apoyo, en medio de los pedidos a la organización de sindicatos para que se movilice en protesta.
Esta, pretende marcar el comienzo de la “Semana de Protesta Nacional”, en donde los familiares de secuestrados y opositores al gobierno se movilizarán con tres consignas: celebrar elecciones anticipadas a la Knesset antes del 7 de octubre de 2024, concluir inmediatamente un acuerdo de intercambio y cancelar el feriado parlamentario.
El jefe de la oposición, Yair Lapid, que también asistió al mitin, se subió al escenario al grito de: “¡Las elecciones son ahora!”.
En su opinión, a Netanyahu sólo le interesa mantenerse en el poder: "Que el país arda con fuego; lo principal para él es seguir siendo primer ministro", expresó. Además, mostró su desconcierto por el hecho de que después de la tragedia del 7 de octubre, Netanyahu permaneciera en el centro de la política israelí. Por último, criticó indirectamente a Benny Gantz: “Cada ministro que no renunció hasta ahora es responsable de los fracasos”, sostuvo Lapid.
Paralelamente, sin relación con esta manifestación, en el barrio de Mea Shearim se produjeron violentos enfrentamientos entre residentes locales y algunos participantes de un evento simultaneo, protagonizada por el movimiento Hermanos de Armas (Achim Le-neshek).
Los manifestantes exigían una distribución equitativa de las cargas sociales en vista de la crisis de la ley sobre el servicio militar obligatorio de los ultraortodoxos.
La protesta en el barrioprovocó la indignación de los vecinos, que arrojaron a los activistas botellas de agua y, más tarde, también huevos.
Hubo al menos un arrestado.