Las Fuerzas de Defensa de Israel operaron este lunes por la noche en el campo de refugiados de Balata, en Naplusa (Cisjordania), durante la cual terroristas palestinos se enfrentaron a las fuerzas, que devolvieron el fuego y mataron a tres de los asaltantes, según el Ministerio de Salud palestino.
Los informes añaden que los tres fueron identificados como Fathi Rizk, de 30 años, Abdullah Abu Hamdan, de 24, y Mohammed Zeitoun, de 34. Además, otros tres implicados en los enfrentamientos resultaron heridos, uno de ellos en estado crítico y los otros dos graves.
Durante la operación, que duró 4 horas, las fuerzas detuvieron a palestinos sospechosos de terrorismo, incautaron armas ilegales y desmantelaron una planta de fabricación de explosivos situada en la ciudad.
Las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa informaron de que sus miembros estaban intercambiando disparos con las FDI, e informes palestinos afirmaban que al menos uno de los terroristas abatidos estaba afiliado a la organización terrorista. Además, afirmaron que las fuerzas militares allanaron más de 25 casas en el campo de refugiados y detuvieron a cinco personas.
Los palestinos añadieron que las FDI colocaron francotiradores en los tejados e impidieron que las ambulancias entraran en el campo de refugiados y evacuaran a los heridos. En la operación se bombardearon tres casas vacías y una cafetería del campo de refugiados.
Medios de comunicación palestinos informaron de que más de 200 soldados y 70 vehículos militares entraron en el campo y realizaron registros en docenas de viviendas de la zona.
Hussein Ash-Sheikh, Secretario General del Comité Ejecutivo de la Autoridad Palestina, acusó a Israel de declarar una guerra abierta contra los palestinos tras la operación.
"El gobierno de ocupación declara una guerra contra los palestinos matando, demoliendo casas, fundando asentamientos judíos y profanando lugares sagrados, lo que exige que todos los palestinos se unan, resistan y desarrollen una política para hacer frente a esta peligrosa escalada", afirmó.
"El gobierno israelí declara que el precio de la supervivencia de su coalición es la sangre palestina", añadió.
Nabil Abu Rudeineh, viceprimer ministro palestino, comentó la operación diciendo que "continúa la guerra contra el pueblo palestino".
Según Abu Rudeineh, "el ataque contra Naplusa y sus aldeas es un crimen de guerra y un castigo colectivo que debe detenerse inmediatamente. El gobierno israelí es responsable de esta peligrosa escalada en curso".
"El silencio del gobierno estadounidense sobre los crímenes de la ocupación ha alentado esta agresión. Corresponde a Estados Unidos intervenir y detener a Israel", cerró.