Durante esta inusual marcha, la emblemática plaza del centro de la capital iraquí recuperó su aspecto de finales de 2019, apogeo de la revuelta popular que nació el 1 de octubre.
Desde entonces, el movimiento ha perdido fuerza, salpicado por una violencia que dejó cerca de 550 muertos y 30.000 heridos, según un balance oficial, casi todos ellos manifestantes.
Pero cientos de ellos continúan reclamando una renovación del sistema y de la clase política.
El jueves, las manifestantes –de todas las edades–, que participaban por primera vez al lado de sus pares varones en una sociedad conservadora y tribal, pedían que también se escuchen sus voces, pues han participado en todas las marchas.
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"Todos los que quieren sacarnos de las manifestaciones hacen que volvamos aún más numerosos"
(AFP)
"Algunos nos criticaron hace algunos días y querrían que las mujeres se quedaran en casa y se callasen", afirmó Zineb Ahmed, estudiante de farmacia, refiriéndose al líder chiíta Moqtada Sadr, que reclama el fin de las manifestaciones mixtas y acusa a los participantes de consumir alcohol y drogas.
"Hoy somos muchos los que marchamos para decir que todos sus intentos van a fracasar", continuó la estudiante.
"Todos los que quieren sacarnos de las manifestaciones hacen que volvamos aún más numerosos".
Los últimos tweets de Moqtada Sadr avivaron el enfado de los manifestantes, que ya lo acusaban de haberlos traicionado al apoyar al primer ministro designado Mohammed Allawi, que ellos rechazan porque ya fue ministro dos veces dentro del mismo sistema que quieren derribar.
Recientemente los manifestantes y los partidarios de Moqtada Sadr protagonizaron enfrentamientos, que dejaron ocho muertos en las filas de quienes protestaban.
El líder chiita advirtió que su movimiento no se quedaría "de brazos cruzados y silencioso ante los insultos contra la religión, la moral y la patria".
En unas comparaciones que provocaron comentarios irónicos en las redes sociales, Sadr añadió que no quería que Irak "se transforme en un Kandahar del extremismo o en un Chicago del libertinaje y de la homosexualidad".