Recep Tayyip Erdogan ha endurecido las medidas para detener la propagación del coronavirus en Turquía en tiempos que el número de infectados crece en Turquía. Sin embargo, el mandatario se niega a imponer una cuarentena general para no paralizar la economía. Por este motivo, Erdogan es blanco de duras críticas en su país.
Turquía ha prohibido las grandes aglomeraciones de personas y los viajes interurbanos y obliga a los ciudadanos a salir de sus casas cubriendo sus rostros con una máscara de protección.
El martes, el Parlamento turco comenzó a debatir un proyecto de ley propuesto por el gobierno para liberar a un tercio de los prisioneros en las abarrotadas cárceles del país. Y a pesar de las duras medidas aprobadas por las autoridades, y en contraste con las decisiones tomadas por la mayoría de los Estados del mundo, Erdogan se niega a imponer una cuarentena general.
Según datos publicados ayer por las autoridades turcas, hasta ahora han muerto 812 personas a causa del coronavirus, en tanto que 38.226 han contraído la enfermedad. Sólo ocho países tienen más infectados que Turquía.
Además, el ritmo de contagio en el país es alarmante. Turquía reportó al primer infectado el 11 de marzo, y para el 28 del mismo mes el número de personas que contrajeron la enfermedad aumentó a 7.400. El 1 de abril ya había 15.000 enfermos y ahora el número superó los 30.000 casos. Sólo en el último día se registraron 4.117 nuevos infectados.
El gobierno turco reaccionó con rapidez para detener la propagación del virus. Cerró colegios y sitios públicos y suspendió vuelos. En decenas de localidades, a los habitantes de más de 65 años y de menos de 20 se les pidió permanecer en aislamiento. El Ministerio del Interior turco manifestó que en más de 150 regiones los ciudadanos se encuentran aislados.
Además, el gobierno prohibió la venta de máscaras y empezó ayer a enviarlas a los hogares con una carta de Erdogan. En el escrito, el presidente señaló que Turquía “es uno de los países que cuenta con mejor equipamiento del mundo” en la lucha contra el coronavirus y elogió a los hospitales del país.
SIn embargo, debido al aumento de infectados y muertos por la enfermedad, se está incrementando la presión sobre el gobierno para que imponga una cuarentena general, tal como lo hicieron los países europeos. “Todos tienen que quedarse en casa, debería ser obligatorio”, afirmó un médico que trata pacientes con coronavirus en la unidad de terapia intensiva de un hospital de Estambul. “Estamos recibiendo cada vez más pacientes por día. Pronto alcanzaremos el límite de nuestra capacidad”, agregó.
Los partidos opositores, la asociación de médicos más importante del país y otras organizaciones llamaron al gobierno a prohibirle a la población salir de sus hogares. “Será imposible controlar la pandemia si millones salen a trabajar”, advirtieron desde la asociación de médicos turca.
El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, un opositor al gobierno, llamó a intensificar las medidas en la ciudad, donde se han registrado más casos de coronavirus, y advirtió que “incluso si sólo el 15% de la población sale de sus casas, llegaremos rápidamente a los 2.000.000 de infectados”.
Hasta el momento, Erdogan sólo ha llamado a los turcos a someterse a un “aislamiento voluntario”, ya que no quiere dañar la economía, que se se encuentra en recuperación tras años de crisis. “Turquía está comprometido a continuar motorizando la economía bajo cualquier circunstancia”, afirmó el presidente la semana pasada.