Previo al fallo de la corte, se sentía un optimismo cauteloso en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel. Se suponía que ambas partes estaban interesadas en poner fin al asunto. Los funcionarios en Jerusalem pensaron que, al menos, la sentencia de Naama Issachar, a siete años y medio de prisión, se acortaría. Pero eso no ocurrió.
Ahora los ojos están puestos en el Kremlin y en la visita de Putin a Israel el próximo 23 de enero. El presidente ruso llegará a Jerusalem para asistir al 75º aniversario de la liberación del campo de Auschwitz en Yad Vashem (el museo del Holocausto), así como también se hará presente en la inauguración de un monumento conmemorativo a las víctimas del "Asedio de Leningrado" en la capital israelí.
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El vínculo existente entre Netanyahu y Putin parecería ser la esperanza para que la joven pueda retornar a Israel.
(Ynet)
Familia, amigos y personas cercanas a Issachar, han amenazado con que, en caso de que la joven continúe en prisión durante el viaje de Putin, realizarán manifestaciones durante todo el transcurso de su visita, esperando que este mensaje genere algún tipo de efecto en el gobierno ruso.
Asimismo, en Israel se están explorando otros canales para encontrar una solución a la situación. Entre otras cosas, existe la posibilidad de que Naama pueda continuar su sentencia en Israel. Este sería un último recurso, que se utilizaría en caso de que todos los demás movimientos no tengan resultado.
Mientras tanto, luego del rechazo a la apelación por parte de la justicia rusa, Netanyahu habló con la madre de la joven: "A pesar de la decepción judicial, no me rendiré, seguiré trabajando en todos los sentidos para traer a Naama a casa".
Naama Issachar, de 25 años, volvía de un viaje por India cuando nueve gramos de marihuana fueron encontrados en su mochila durante una escala en el aeropuerto de Moscú.
La declaración de la joven
Naama Issachar se presentó ante la justicia rusa para apelar su sentencia condenatoria: "Ruego a la corte que reconozca que he estado tras las rejas en un país extranjero durante casi nueve meses. Aislada, sin derechos humanos básicos como hablar mi idioma, o sin poder hablar en absoluto. La condena destruirá todo lo bueno que he construido en mi vida, debido a un crimen que no cometí. Le pido al tribunal que restablezca la justicia, revierta la condena y ordene mi salida de prisión ".
La joven insistió: "No compré la droga, no la obtuve de nadie y no la puse en mi mochila, no sabía que estaba allí. Quiero enfatizar en que nadie me pregunto si era mío".
Pese a su intervención, los jueces no cambiaron su decisión.