“Dubai significa negocios, la velocidad es esencial y la gente aquí es muy seria. Los Emiratos Árabes Unidos son una sociedad cosmopolita formada por diferentes culturas e idiomas, pero el denominador común de todos es su amor por los negocios. Somos comerciantes y creo que aquí hay una increíble oportunidad. No se debe mirar Dubai como un mercado de nueve millones de personas, sino que a través de Dubai se puede llegar a más de dos mil millones de personas. A una hora de vuelo de aquí hay dos mil millones de personas en India, Pakistán, Sri Lanka, Irán, Bangladesh y África Oriental. Nuestra gente es comerciante y sabe vender. Tenemos 50 millones de relojes en Dubai, ¿los necesitamos todos? Por supuesto que no, pero como comerciantes sabemos que podemos venderlos rápidamente."
El sultán Ahmed bin Sulayem, uno de los empresarios más destacados de los Emiratos, que posee fuertes vínculos con los líderes del país, habló en una entrevista exclusiva con Calcalist. DP World, la empresa que dirige Sulayem, firmó un acuerdo de colaboración con el Bank Leumi de Israel. Este acuerdo se suma a otro que el sultán había firmado previamente con la propietaria de Dover Tower, Shlomi Fogel –quien también es accionista de Israel Shipyards–, para presentar conjuntamente una oferta para privatizar el puerto de Haifa.
Se estima que la medida, que ya ha obtenido la aprobación de los ministerios de Transporte y Finanzas, también será aprobada por el Consejo de Seguridad Nacional siempre que DP World siga siendo un accionista minoritario con el 30% de las acciones y la empresa sea controlada por propietarios israelíes. Las dos compañías también colaborarán en la formación de una nueva línea marítima directa entre el puerto Jebel Ali, de Dubai, y el puerto de Eilat en Israel. La línea comenzará a operar este mes, con un tiempo de envío programado en 10 días con dos barcos que transportan principalmente productos agrícolas.
Bin Sulayem, quien se desempeña como presidente y director ejecutivo de DP World, uno de los operadores portuarios más grandes del mundo, que además de operar el puerto Jabel Ali de Dubai –uno de los cinco puertos más grandes del mundo– opera otros 80, incluido el de Londres. Como uno de los hombres de negocios más importantes y conocidos del país, nacido en una de las familias más poderosas de los Emiratos Árabes Unidos y que posee vínculos con el príncipe heredero Mohammed bin Zayed, no sólo conocía los lazos que se estaban formando entre los dos países, sino que también era uno de las fuerzas significativas que empujaron a favor de la concreción de los acuerdos. Sus asociados añadieron que el sultán fue la persona que medió para que Arabia Saudita otorgara su permiso para permitir que el primer vuelo de Israel a Abu Dhabi, en agosto, sobrevolara su territorio.
Nacido en una de las familias más poderosas de los Emiratos Árabes Unidos y que posee vínculos con el príncipe heredero Mohammed bin Zayed, no sólo conocía los lazos que se estaban formando entre los dos países sino que también era una de las fuerzas significativas que empujaron a favor de la concreción de los acuerdos.
Cuando nos conocimos en uno de los lujosos hoteles ubicados en las famosas Islas Palm, de las cuales él fue uno de los creadores, Bin Sulayem sacó una tarjeta de presentación en hebreo. Por su apariencia, sería difícil adivinar que es un hombre de negocios influyente con fuertes vínculos con el régimen. Como todos los demás, está vestido con túnicas blancas y sandalias, está demacrado y se comporta sin modales especiales. La noche anterior a nuestra entrevista llegó, casi sin previo aviso, a una cena organizada para una delegación visitante de empresarios israelíes, subió al escenario y pronunció un largo discurso ante el grupo de invitados que charlaban y cenaban, que no se daban cuenta de quién estaba de pie. Fue el comportamiento de las personas que lo conocían y de su séquito, que se ponían de pie cada vez que entraba a la sala, lo que delataba la importancia de Bin Sulayem en la jerarquía local.
El sultán no solo se preparó para el anuncio de la normalización, sino que conoce muy bien Israel. Cualquiera que haya caminado por Rothschild Boulevard de Tel Aviv, entre julio y octubre de 2018, puede haber encontrado por casualidad al hombre del bigote. Las circunstancias de su visita entonces no fueron alegres. Una de sus hijas sufría de una rara enfermedad cerebral y la familia estaba en Israel para recibir tratamiento.
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Bulevar Rothschild de Tel Aviv, donde se solía ver al sultán Bin Sulayen cuando trataba a su hija en Israel.
(Shutterstock)
–De todos los lugares que había para ir, ¿cómo fue que terminó en Israel?
–Intentamos todo, pero en un momento los médicos en los Estados Unidos dijeron que sólo podíamos continuar el tratamiento de mi hija en Israel. Nos dijeron que en Israel habían desarrollado un tratamiento especial utilizando la autorreplicación de las células cerebrales. Al principio, vinimos para una serie de pruebas y después de tres meses, cuando casi habíamos perdido toda esperanza, nos respondieron y dijeron que podían ayudarnos. Vivíamos en Tel Aviv, y durante nuestra estadía tuve la oportunidad de recorrer y visitar muchos centros de innovación y me quedé impresionado por la industria israelí. Cuanto más profundizaba en ello, me di cuenta de que la actividad tenía que ver con el importante esfuerzo estatal para desarrollar el mercado de capital de riesgo, que a su vez orientó la innovación en Israel.
"Nuestro liderazgo fue bendecido con visión y coraje. La decisión de firmar un acuerdo con Israel fue muy valiente y no hay vuelta atrás ahora."
“Nuestro liderazgo fue bendecido con visión y coraje –añadió respecto de la firma de los acuerdos–, la decisión de firmar un acuerdo con Israel fue muy valiente y no hay vuelta atrás ahora. Albert Einstein dijo que si uno intenta hacer lo mismo todo el tiempo, no debe esperar resultados diferentes. Durante años intentamos pelear, pero ahora es el momento de intentar otra cosa, quizás con un mejor resultado. Nuestras naciones y toda la región se beneficiarán de ella. El acuerdo no sólo cambiará el status quo, sino que también nos acercará más", señaló.
–¿Y cuáles serían los obstáculos?
–No veo ningún obstáculo. Nuestros líderes tienen mucho respeto por los ciudadanos y creen que ellos ven que lo que se hizo es para su beneficio. Hace treinta o cuarenta años aquí sólo había desierto, sin electricidad. Se necesita mucha visión para desarrollar un país y descentralizar la economía tan rápidamente. Sheikh Zayed dice que cuando exportemos el último barril de petróleo haremos una gran celebración. Significa que necesitamos desarrollar nuevas industrias y enfocarnos en fuentes de energía alternativas para que el petróleo ya no juegue un papel decisivo. Estamos desarrollando el país y no podemos ignorar la tecnología que se está desarrollando en todo el mundo. Por esa razón, creo que habrá muchos más negocios que los que podemos imaginar ahora.
Bin Sulayem expone otro aspecto de la relación de larga data entre los dos países que tuvo lugar bajo cuerda aun antes del establecimiento formal de los lazos diplomáticos.
“Los barcos pertenecientes a Zim y Royal Caribbean (que era propiedad de la israelí Ofer Family SS) atracaron en nuestro puerto, incluido Dubai, durante años”, comentó. “Como operador portuario, no puedo negar el servicio a nadie. Hasta ahora, era imposible navegar directamente de los Emiratos Árabes Unidos a Israel. Eso cambiará ahora. Israel disfruta de una excelente ubicación que permite conexiones rápidas con el resto del mundo. Por ejemplo, la distancia de Haifa a Bagdad es de 900 kilómetros, mientras que la distancia de Basora a Bagdad es de 600 kilómetros. Israel tiene claras ventajas logísticas. Conozco muy bien este negocio. Es uno que no se puede aprender, sino sólo experimentar”, opinó el sultán.
Cuando Bin Sulayem habla de la ubicación estratégica de Israel se refiere principalmente a Haifa, que tiene una ubicación ideal, desde una perspectiva logística para el transporte de mercancías hacia y desde Irak. Cuando el Imperio Británico gobernaba la región, así era como transportaba petróleo desde el Medio Oriente a Europa, usando un oleoducto desde el norte de Irak hasta Haifa.
Si bien Bin Sulayem no está relacionado con la dinastía de los jeques, está muy familiarizado con ellos y su carrera está profundamente entretejida en la historia de los Emiratos Árabes Unidos. Nació en 1955, antes del establecimiento del estado, de un padre que se desempeñó como asesor principal de la familia real Al Maktoum de Dubai y es considerado amigo de la infancia del actual gobernante de Dubai y vicepresidente y primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos Mohammed bin Rashid Al Maktoum. A una edad temprana, Bin Sulayem fue enviado a estudiar a los Estados Unidos y, después de graduarse en 1970, regresó a casa y comenzó a trabajar como inspector de aduanas en el pequeño puerto de Dubai. Dijo que su carrera despegó cuando un día un hombre de negocios ingresó a su oficina por error y durante una conversación al azar señaló que si Dubai abriera una zona de libre comercio sería un lugar conveniente a través del cual enviar té desde la India hacia Europa. Teniendo acceso a la familia real, Bin Sulayem propuso al jeque de Dubai abrir una zona de libre comercio. Y así, a la edad de 30 años, lanzó lo que se convertiría en uno de los mayores éxitos del mundo financiero: docenas de zonas francas, la mayoría de ellas ubicadas en Dubai. En ellos, las empresas extranjeras podían realizar una actividad sin un socio local y recibir exenciones fiscales por un período de 50 años siempre que operaran en un campo definido como relevante para el comercio.
Así también se estableció el puerto de Jabel Ali en 1985, considerado hoy como uno de los puertos más grandes del mundo y que DP World ha estado operando durante los últimos 10 años. Según Bin Sulayem, la zona franca es responsable del 52% de los productos de Dubai. DP World emplea a 50.000 personas, maneja 190.000 contenedores al día y 70.000 barcos al año.
El negocio portuario convirtió a bin Sulayem en un conocido hombre de negocios y cuando el gobierno decidió comenzar a desarrollar el sector inmobiliario y hotelero a mediados de la década de 1990, fue llamado a ayudar. Fue entonces cuando se encontró con un problema: la línea costera natural de Dubai era muy pequeña, sólo siete kilómetros (4,3 millas) insuficientes para desarrollar una infraestructura turística significativa. “En 1997 comenzamos a pensar en el desarrollo del turismo y nuestra necesidad de más propiedades costeras, 70 kilómetros en lugar de siete”, dijo. Junto con el jeque, a Bin Sulayem se le ocurrió la idea de una costa artificial y se formó el grupo inmobiliario Nakheel para realizar el ambicioso proyecto. La primera isla fue fundada en 2001.
Hoy en día, bin Sulayem quiere expandir las operaciones portuarias mucho más allá del manejo de barcos y contenedores. Recientemente, su viejo amigo, el gobernante de Dubai, le encomendó el lanzamiento del centro de innovación más grande del mundo como parte del ambicioso proyecto titulado Dubai Future District: un puente conectará tres torres centrales en la ciudad y el gobierno asignará u$d 270 millones para apoyar a las empresas que trasladen sus operaciones al nuevo complejo. Parte del plan incluye llegar a un punto en el que el comercio de productos no relacionados con el petróleo suba a u$d 500 mil millones en los próximos cinco años.
Personas familiarizadas con Bin Sulayem dicen que durante mucho tiempo ha creído en la idea de la paz económica y ha intentado durante mucho tiempo usar su influencia con las familias gobernantes de Dubai y Abu Dhabi para avanzar en los procesos que estamos experimentando ahora. Algunos dicen que así como Palm Islands y las zonas francas fueron sus ideas, también lo fue la normalización de los lazos con Israel. Por lo tanto, no debería sorprendernos que los primeros acuerdos prácticos tengan su nombre.
