"Estuvimos en Bucarest cinco o seis veces y lo que vimos acá no tiene nada que ver con nada. Este es el prostíbulo más grande del mundo”. El que lo dice es Eran, un joven israelí de paseo por Dubai.
Estamos sentados en el enorme complejo de piscinas de un lujoso hotel llamado “Five Palm”, ubicado frente a las famosas “Islas Palm”, el archipiélago artificial con forma de palmera en la costa de Dubai. Es temprano en la noche y en las sillas de tela color beige de los bares que rodean la piscina ya empiezan a aparecer las primeras prostitutas.
A su alrededor, acechando, hay hombres de todo el mundo. De pronto un hombre de rasgos asiáticos se acerca a una de ellas, intercambia algunas palabras y se van juntos a la habitación. Un joven moreno negocia con otra. Así comienza una noche más en la nutrida industria del sexo en los Emiratos Árabes Unidos.
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La industria sexual de Dubai vino a reemplazar los antiguos destinos de Rumania, Bulgaria o Tailandia.
(Shutterstock)
Pero algo cambió en los últimos meses. A la multiplicidad de idiomas que hasta hace un tiempo podían escucharse en la piscina de este hotel, uno de los epicentros de la prostitución en Dubai, se suma ahora el hebreo.
Grupos de israelíes descubrieron el mercado que se desarrolla aquí a cielo abierto. Eran, por ejemplo, llegó aquí con tres amigos. Tienen 20 años y se conocen desde niños. Saben exactamente por qué eligieron como destino Dubai. La conversación con ellos incluye horribles declaraciones sexistas difíciles de digerir. Pero se trata de una voz auténtica y real de lo que sucede ahora en esta parte del mundo, cuando los informes televisivos en Israel terminaron de admirar la maravillosa vista desde los altísimos rascacielos emiratíes y la simpatía de los vendedores que aprendieron a decir “Hola” en hebreo.
Este grupo de jóvenes israelíes están sentados en el restaurante de sushi al lado de la piscina. No saben que soy periodista. "Es todo una locura, estás todo el día drogado. Alcohol, chicas, fiestas sexuales", me explican.
- ¿Cuándo llegaron?
- La semana pasada- dice Ronen
- Acabo de llegar. ¿Hay fiesta esta noche?
- No, hoy me toca estar tranquilo. Tengo que pasear un poco también. No conocí nada todavía. Solo marihuana y fiestas y más marihuana y más fiestas.
Se detienen un momento para mirar a una mujer que pasa junto a nosotros. Tiene 20 años, es rubia y llamativa. Parece de ascendencia de Europa del este. Usa un vestido ajustado y muchísimo maquillaje, una exageración como todo lo que uno encuentra en Dubai.
¿Cómo saben si es una chica de compañía o no?
- Elige a la que quieras. Si lleva vestido exuberante y tetas operadas, es.
Es Ronen quien toma la palabra, y lo hace de manera frontal.
- ¿Quieres decirme que todas son prostitutas aquí?
- La mayoría.
- ¿Y cuánto cuestan?
- Alrededor de mil dirhams (unos 300 dólares). Los israelíes intentan negociar, pero no consiguen nada. Nos gastamos 2.000 dólares por día desde que llegamos. Por día, por persona.
- Es mucho dinero. ¿Y cuántas veces al día suben con una chica a la habitación del hotel?
- Cinco veces. Y si tuviera más dinero, diez también.
Uno de los jóvenes sugiere pedir comida y el otro le responde que mejor subir primero a tener sexo con alguna de las prostitutas. Ronen señala a dos mujeres jóvenes sentadas a unos metros de nosotros. Una es rubia, tiene una minifalda ajustada y una pequeña cartera de Channel. La otra es morena, con un vestido gris ajustado y cabello negro carbón. "Ahí está tu novia", le dice a otro de los jóvenes.
Mientras se debaten qué hacer, miran el menú de sushi. Eran descubre que todas las piezas tienen queso y el comió carne hace pocas horas. Cuidar las reglas de la comida kosher es importante para él. Cuando algunos de los jóvenes suben por fin a la habitación con las mujeres, me quedo conversando a solas con Ronen. Comienzo por aclarar que tengo familia y estoy en contra de la prostitución.
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Reservar una mesa en una discoteca es una de las formas de acceder al circuito de la prostitución en la noche de Dubai.
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- ¿Cómo es tu vida en Israel?
- Yo también estoy en una relación y tengo hijos.
Ronen saca el celular y me muestra fotos familiares. Luego me explica cómo encaja eso en su lógica, con lo que pasa aquí en Dubai. "No hace falta contar todo. Traición es otra cosa. Esto (dice mientras señala a las mujeres en el complejo) no es nada. Estás con alguien diez minutos, ni siquiera sabes su nombre. Se va y no la ves más", concluye.
El camarero se acerca a la mesa y anuncia que aquí también, como en muchos de los restaurantes de Dubai, hay un precio mínimo de 80 dólares para consumir. Terminamos comiendo en Nusr Et (el restaurante del conocido chef turco, famoso por su forma de tirar la sal).
- ¿A qué se dedican que se pueden permitir gastar tanta plata acá?
- A nada. Somos empleados. En estos días me gasté los ingresos de un año. Reservé una habitación por una semana, 5.500 dólares. Este hotel es una locura. Incluso la gente que no se hospeda aquí viene a los restaurantes, a fiestas en el “Penthouse” (el nombre de la discoteca propia del hotel). Hay salas privadas con DJ´s. Ahora estamos pensando en traer a diez chicas para que vengan con nosotros a una fiesta privada.
Ayia Napa 2
Atrás quedaron Rumania, Bulgaria o Tailandia. El turista sexual israelí tiene un destino nuevo y lleno de esplendor, un nuevo paraíso para la prostitución. Bienvenida Dubai, el lugar donde con una buena cantidad de dirhams en la billetera y con poco sentido de la responsabilidad, uno puede hacer casi cualquier cosa.
"A decir verdad, todo empieza en el aeropuerto", cuenta Benny, un hombre de negocios que viaja a Dubai con frecuencia. "Los taxistas, cuando ven un grupo de jóvenes, le preguntan qué planes quieren para la noche y comienzan a ofrecer opciones”.
- ¿Y cuales son esas opciones?
- Solo masajes, masajes con final feliz, sexo completo, mujeres que van a tu hotel por unas horas o que que te acompañan todo el día como si fuesen una novia. Los taxistas ya tienen a mano para mostrar fotos de las mujeres. A veces veo las negociaciones de los grupos de israelíes y me da vergüenza. Uno le dice al otro: "Amigo, trata de bajarle el precio, preguntale si incluye sexo oral o si se cobra aparte”. Los escucho debatir en voz alta si conviene contratar una noche entera o no. Y los veo sacando pilas de billetes, pagando mil dólares una vez que están ahí. También están las chicas llamadas “Premier League”, que cuestan entre 2.000 y 2.500 dólares.
- ¿Cómo te sientes en esas situaciones?
- Que quiero desaparecer.
Algunos turistas sexuales israelíes ni siquiera esperan a aterrizar. "Hay quienes arreglan todo por adelantado desde Israel. Hay agentes que se ocupan de organizar todo”, cuenta Shlomi, un trabajador de la alta tecnología israelí que vuela con frecuencia a reuniones en Dubai. "Vi a un empresario que alquiló el penthouse de un hotel, trajo a ocho de sus amigos de Israel y contrataron a 30 mujeres. Los ruidos de la fiesta se escucharon hasta el amanecer”.
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Tinder es utilizada en Dubai como aplicación para contratar servicios de prostitución.
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- Pero es algo que un turista promedio no puede pagar.
- Cierto, pero llegan acá y se transforman. Los israelíes andan en grupos de cuatro y son muy fáciles de reconocer.
- ¿Por qué?
- Porque hacen mucho ruido. Cuando los veo pienso que en cualquier momento va a suceder otro Ayia Napa en este lugar. Es solo cuestión de tiempo. Cuando llevas a una chica o dos a una fiesta sexual con ocho hombres, alcohol, drogas, eso puede terminar mal.
El escandalo de Ayia Napa, una ciudad turística mediterránea en la isla de Chipre, sucedió en julio de 2019 cuando una joven británica denunció una violación en grupo por parte de 12 jóvenes israelíes.
Un circuito organizado
En Dubai casi no hay prostitución callejera, y el foco principal de la industria de la prostitución se lleva a cabo en dos lugares: discotecas y hoteles. En algunos lugares, las mujeres simplemente esperan en el lobby del hotel y como si fuese una línea de montaje, suben y bajan de las habitaciones.
Los hoteles por supuesto saben qué es lo que pasa allí. Pero deciden pasarlo por alto. Quizás por eso, cuando quise sacar una foto con mi celular en el salón del “Five Palm”, un guardia de dimensiones considerables se me abalanzó, me pidió ver las fotos una por una y eliminó cada foto en la que se viera a algún huésped.
Las cosas por su nombre
Shlomi, que por trabajo le toca viajar con frecuencia a Dubai, cuenta algunas de las prácticas habituales que pudo ver: “La gente viene y reserva una mesa en una discoteca. Reservar una mesa cuesta miles de dólares. Las chicas vienen y se te sientan. Empiezan a ofrecerse, a acariciarte. La costumbre es invitarlas a tomar algo y después arreglas cómo seguir. Muchas de ellas son ucranianas, de una belleza increíble. Y en el último mes llegaron también mujeres de Praga. Si lo piensas, es una locura. Se te acercan, te acarician y estamos en medio de una pandemia. No sabes con quién estuvo esa persona antes y si está contagiada o no”, detalla.
“Pero cuando se trata de servicios sexuales, la preocupación por el coronavirus desaparece. No es de extrañar que Dubai no haya sido declarado como destino “rojo” para Israel. Eso es una decisión tomada para no arruinar esta industria que los Emiratos disfrutan a nivel económico y a la cual hay que llamar por su nombre: turismo sexual”, remarca.
Todo gira en torno a la prostitución
Si bien se trata de un reino islámico, la prostitución en los Emiratos Árabes Unidos es muy común. Las organizaciones de derechos humanos de todo el mundo tienen problemas para evaluar el verdadero alcance del fenómeno: según estimaciones conservadoras, en los EAU unas 30.000 mujeres participan de la industria de la prostitución. Según otros cálculos, son 45.000 solo en Dubai.
Llegan hasta aquí provenientes de todo el mundo: China, Azerbaiyán, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, Rusia, Ucrania, Bulgaria, India, Nepal y más. Según los informes, la industria del sexo en los Emiratos incluye no solo a mujeres, sino también a hombres y jóvenes.
Oficialmente, la prostitución está prohibida por la ley en los Emiratos, y participar en ella puede resultar en castigos severos que van desde multas elevadas hasta largas condenas. Ésta es una de las razones por las que no es común la prostitución callejera y la mayoría de las mujeres trabajadoras sexuales, operan a través de sitios web, aplicaciones de citas como Tinder o en discotecas y hoteles.
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Las discotecas son uno de los epicentros de la prostitución en Dubai. Imagen ilustrativa.
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Ocasionalmente, la policía local allana puntos críticos, especialmente cuando aparecen informes en la prensa internacional que retratan el fenómeno. Pero la mayoría de las veces la redada termina con la deportación de las mujeres del país o el arresto de pequeños proxenetas marginales para la industria.
En junio de este año, una organización de derechos humanos de los Emiratos Árabes Unidos presentó un informe especial a la ONU sobre la trata de personas y la explotación sexual de mujeres trabajadoras y menores en el país. El informe afirma que los EAU se han convertido en el líder mundial en prostitución. La razón principal es que las autoridades tienden a pasar el hecho por alto siempre y cuando no se produzcan episodios demasiado demasiado llamativos.
"Dubai es la ciudad del pecado del Golfo", dice un israelí que visita con frecuencia la ciudad. "Las autoridades conocen a ciencia cierta el fenómeno, porque tienen acceso a todo lo que pasa en Dubai, todo en las calles está tomado por las cámaras. Si estornudas, te ven. Pero ellos entienden que esta es una ciudad turística. Mientras nadie produzca ningún evento demasiado resonante, no hay ningún problema”, explica.
Las autoridades emiratíes pueden desentenderse del fenómeno hasta cierto punto. La gran preocupación es que algún día, no muy lejano en el tiempo, un grupo de israelíes produzca tal evento. Ahí el hecho podría convertirse en un incidente con el Estado de Israel.
“Episodios como el de Ayia Napa o la horrible violación grupal en Eilat no le son ajenas a las posibilidades de Dubai. Si se produce un episodio de violación en grupo, vas a tener una carcel asegurada. Las autoridades no van a hacer de cuenta que nada sucedió. No van a justificar los hechos en que se trató solo de 'una filmación no consentida' o que no hubo penetración”, cuenta un israelí que vino por trabajo.
Pero mientras no haya ningún evento excepcional y las autoridades vean a la prostitución como otra "atracción" para los turistas, los Emiratos Árabes Unidos seguirán llevando el vergonzoso título de una de las capitales del turismo sexual más grandes, si no la más grande, del mundo.
- Con todas las fiestas que hicieron en el hotel, ¿Tuvieron tiempo de conocer un poco la ciudad, de pasear?
- Alquilamos un Ferrari y salimos a conducir. Pero en dos o tres segundos ya vas a 100 km/h, y tienes ganas de vomitar. Así que solo sirvió para la anécdota.- afirma Eran.
- ¿Y al menos con la Ferrari aprovecharon para ir a conocer algo de los paisajes, algún sitio?
- Imposible. Salimos todas las noches. Estamos liquidados. Estuvimos en el penthouse de acá arriba, que nos costó entre 2.000 y 3.000 dólares, ni se nos hubiese ocurrido salir a pasear. No fuimos al desierto, no fuimos al puerto, no vimos los shows de luces. No vimos nada, solo nos drogamos. Cuando me pregunten “¿Qué hiciste en Dubai?” mi respuesta va a ser: drogas y más drogas. Pero tal vez mañana hagamos un paseo en camello. Veremos.
