Albergue estudiantil del seminario Darul Uloom Haqqania en Akora Khattak.
Albergue estudiantil del seminario Darul Uloom Haqqania en Akora Khattak.
AFP
Un estudiante del seminario islámico camina afuera del Instituto Darul Uloom Haqqania de Pakistán.

La "Universidad de la Yihad" en Pakistán está orgullosa de sus exalumnos talibanes

Un instituto universitario en Akora Khattak, a una hora de la capital pakistaní, es la escuela donde se formaron muchos de quienes fueron luego los líderes del movimiento taliban. Cuenta con el apoyo financiero del Estado, lo cual genera las críticas de Afganistán, lugar donde combaten luego esos líderes en el marco de la Yihad.

AFP |
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Maulana Yusaf Shah esboza una sonrisa y recita la lista de los antiguos estudiantes de la "Universidad de la Yihad" convertidos en jefes talibanes, y se vanagloria al relatar sus victorias frente a potencias extranjeras en los campos de batalla de Afganistán. Del seminario islámico “Darul Uloom Haqqania” en Pakistán salieron algunos de los principales líderes talibanes.
Algunos de ellos negocian desde septiembre en Doha un acuerdo de paz con el gobierno afgano para poner fin a 20 años de guerra. "Rusia fue destrozada por los estudiantes y egresados de Darul Uloom Haqqania, y Estados Unidos también. Estamos orgullosos", se jacta Shah, un influyente directivo de la madrasa (forma de denominar a las escuelas coránicas).
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Un estudiante del seminario islámico camina afuera del Instituto Darul Uloom Haqqania de Pakistán.
Un estudiante del seminario islámico camina afuera del Instituto Darul Uloom Haqqania de Pakistán.
Un estudiante del seminario islámico camina afuera del Instituto Darul Uloom Haqqania de Pakistán.
(AFP)
Situada en Akora Khattak, 110 kilómetros al noroeste de la capital pakistaní, Islamabad, la madrasa recibe a unos 4.000 estudiantes, que estudian, comen y se visten en aquel lugar de forma gratuita. Miles de paquistaníes y refugiados afganos estudiaron allí. Muchos de ellos volvieron a su país para combatir contra los rusos y luego contra los estadounidenses, o para difundir la yihad, la guerra santa.
Pese a su controvertida reputación, la escuela cuenta con el apoyo del Estado de Pakistán, un país donde los grandes partidos políticos mantienen estrechos vínculos con las facciones religiosas. Este mes, en un video publicado en las redes sociales, los responsables de la madrasa celebraron el apoyo a la insurrección de los talibanes en Afganistán, generando las críticas del gobierno de Kabul, que afronta un aumento de la violencia en el país mientras Estados Unidos se dispone a retirar sus tropas.
Instituciones como Haqqania "generan yihadismo radical, producen talibanes y amenazan a nuestro país", expresa a AFP Sediq Sediqqi, portavoz del presidente afgano, Ashraf Ghani. Para el gobierno afgano, el hecho de que Pakistán ignore lo que sucede en las madrasas demuestra su apoyo a los talibanes.
"Padre de los talibanes"
Shah, por su parte, rechaza la idea de que la madrasa incite a la violencia, pero defiende el derecho de atacar a las tropas extranjeras. "Si una persona entra en su casa y lo amenaza, usted se va a defender con un arma", alega.
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Estudiantes de un seminario islámico en el instituto Darul Uloom Haqqania.
Estudiantes de un seminario islámico en el instituto Darul Uloom Haqqania.
Estudiantes de un seminario islámico en el instituto Darul Uloom Haqqania.
(AFP)
El antiguo jefe de la madrasa, Sami ul-Haq, celebraba haber sido en su momento quien aconsejó al fundador de los talibanes, el mulá Omar, lo que le valió el apodo de "padre de los talibanes". El propio Haq había enviado luego a estudiantes de Haqqania a combatir en las filas del movimiento fundamentalista, cuando los talibanes hicieron su llamado a las armas en los años 90 antes de tomar el poder en Kabul en 1996.
La sangrienta facción talibana Haqqani, que lleva a cabo las operaciones más violentas, lleva su nombre en homenaje a la escuela de la cual provienen su fundador y algunos de los sucesores. Varios extremistas paquistaníes, que atacaron luego a su propio país, tuvieron vínculos con la madrasa, entre ellos el asesino de la exprimera ministra Benazir Bhutto, asesinada en 2007.
Haqqania "está en el corazón de una de las más importantes e influyentes redes sunitas radicales" constata el analista Michael Semple, quien afirma que una parte de sus egresados afganos pueden ocupar luego altos cargos en el seno del movimiento taliban. Sin embargo, Semple descarta la idea de que la madrasa sea una "fábrica de terroristas" con entrenamiento militar, o que tenga influencia en las decisiones estratégicas de los grupos armados.
¿Religiosos o terroristas?
Su principal contribución a la insurrección son los vínculos que se forjan en sus aulas. Sus exalumnos admiten que la guerra santa era un tema de debate constante, en particular en los "cursos especiales" llevados a cabo por instructores afganos. "Cualquier estudiante que quisiera ir a hacer la yihad, podía hacerlo durante sus vacaciones" explica a la AFP Sardar Ali Haqqani, un antiguo responsable religioso de la madrasa, instituto del que recibió su diploma en 2009.
Las madrasas radicales recibieron fondos durante la década de 1980 cuando se convirtieron en el semillero para la guerra contra la URSS, conflicto apoyado en ese entonces por Estados Unidos y Arabia Saudita.
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