Un tribunal de Madagascar condenó a un ciudadano israelí a dos años de prisión por intentar introducir de contrabando en Israel hasta 59 tortugas de una extraña especie procedentes del país africano. Además, el tribunal de Antananarivo le impuso una multa de 400 dólares.
Estas tortugas tienen un precio inicial de unos 9.000 shekels (casi 2.400 dólares) y pueden alcanzar los 200.000 shekels (casi 53.000 dólares) en Israel.
Los demandantes argumentaron en la vista que se trata de un delito especialmente grave, que forma parte de un fenómeno creciente de tráfico ilegal de reptiles protegidos y en peligro de extinción, cuya pérdida perjudicaría a la naturaleza.
La vista se celebró en ausencia del ciudadano israelí debido a que la distancia entre la prisión donde estuvo recluido los dos últimos meses y el tribunal es de unas tres horas. Otro contrabandista de tortugas estaba presente en la sala, lo que da credibilidad a la afirmación del demandante de que el contrabando de estos animales se convirtió en una preocupación generalizada.
El abogado del israelí, Mordechai Zivin, declaró que "la falta de presupuesto impidió una defensa legal adecuada. Los judíos del extranjero, que suelen contribuir a ayudar a los presos, no pudieron ayudar en este caso. Espero que nuestro recurso tenga éxito".
En las últimas semanas, la familia del ciudadano israelí lanzó una campaña masiva de recaudación de fondos para obtener donativos para su defensa legal y ayuda en general.
Como parte de la campaña, se presentaron grabaciones de audio del israelí de Madagascar, en las que decía: "Soy el único judío aquí. Tengo miedo. Por favor, sálvame. Cada noche me pregunto cuándo amanecerá. Estoy aquí con otros 800 detenidos, todos ellos negros, cristianos y musulmanes. Soy el único blanco, y permanezco constantemente en un rincón. Me han quitado la ropa. No puedo rezar. No tengo nada que comer. No puedo sobrevivir a esto".
El abogado Mordechai Zivin manifestó: "Mi cliente es un ciudadano honrado, sin antecedentes penales, no sabía que está prohibido llevarse tortugas de Madagascar y no intentó esconderlas. Se puede suponer que 'la persona razonable', desde luego un no local, no habría sabido que estaba cometiendo un delito".
"Su situación en prisión es física y mentalmente insoportable. La prisión es la peor de la isla y está considerada una de las peores del mundo. Por desgracia, el contrabando de tortugas y los daños a la naturaleza son delitos graves allí", añadió.
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Un israelí fue condenado a prisión en Madagascar por contrabando de tortugas.
(Shutterstock)
El contrabando de tortugas se convirtió en un fenómeno habitual en Israel. Hay muchos coleccionistas de reptiles en el país, incluidos entusiastas de las serpientes que las contrabandean desde Jordania.
El atractivo del contrabando de estos animales radica en que el precio de una tortuga en Madagascar ronda los 250 shekels, pero se venden en Israel por unos 9.000 shekels cada una. En Europa, se vendieron tortugas de diversas razas por más de 50.000 euros.
