Manifestantes se besan mientras sostienen pancartas que dicen "Dispara odio queer" y "Derechos no codicia" durante una manifestación sobe los derechos humanos de las personas LGBTQ en Catar y la responsabilidad de la FIFA.
Manifestantes se besan mientras sostienen pancartas que dicen "Dispara odio queer" y "Derechos no codicia" durante una manifestación sobe los derechos humanos de las personas LGBTQ en Catar y la responsabilidad de la FIFA.
AP
 Al Buchory, una mujer trans, durante la entrevista. Buchory, de 55 años, luchó durante años para hacer frente a la falta de aceptación de las personas que la rodeaban, pero ahora se siente como en casa en la escuela.

En el vasto mundo musulmán, las personas LGBTQ siguen siendo marginadas

Muchas naciones musulmanas criminalizan el sexo homosexual. Una ciudad indonesia ofrece un oásis a ese panorama: un internado cuyas estudiantes son mujeres transgénero.

Associated Press |
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En las afueras de Yogyakarta, una ciudad indonesia que alberga muchas universidades, hay un pequeño internado con una misión que parece fuera de lugar en una nación con más ciudadanos musulmanes que cualquier otra. Sus estudiantes son mujeres transgénero.
Es un raro oasis de aceptación LGBTQ, no solo en Indonesia, sino en todo el lejano mundo musulmán. Muchas naciones musulmanas criminalizan el sexo gay, incluido el anfitrión de la Copa Mundial, Catar. Las personas LGBTQ son rutinariamente rechazadas por sus familias, denunciadas por las autoridades islámicas, acosadas por las fuerzas de seguridad y limitadas a vidas sociales clandestinas. Las apelaciones para el cambio de las naciones amigables con LGBTQ se descartan rutinariamente como interferencia externa injustificada.
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 Al Buchory, una mujer trans, durante la entrevista. Buchory, de 55 años, luchó durante años para hacer frente a la falta de aceptación de las personas que la rodeaban, pero ahora se siente como en casa en la escuela.
 Al Buchory, una mujer trans, durante la entrevista. Buchory, de 55 años, luchó durante años para hacer frente a la falta de aceptación de las personas que la rodeaban, pero ahora se siente como en casa en la escuela.
Al Buchory, una mujer trans, durante la entrevista. Buchory, de 55 años, luchó durante años para hacer frente a la falta de aceptación de las personas que la rodeaban, pero ahora se siente como en casa en la escuela.
(AP)
La escuela islámica Al-Fatah de Yogyakarta fue fundada hace 14 años por Shinta Ratri, una mujer trans que luchó con dudas sobre sí misma en su juventud, preguntándose si su transición de género era pecaminosa.
Luego obtuvo una licenciatura en biología y se dedicó a facilitar que otras mujeres trans estudiaran el Islam. Inicialmente, había 20 estudiantes en la escuela, y ahora unos 60, muchos de ellos de mediana edad.
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Shinta Ratri, fundadora de la escuela islámica Al Fatah para mujeres transgénero.
Shinta Ratri, fundadora de la escuela islámica Al Fatah para mujeres transgénero.
Shinta Ratri, fundadora de la escuela islámica Al Fatah para mujeres transgénero.
(AP)
Entre ellos se encuentra Y.S. Al Buchory, de 55 años, quien luchó durante años para hacer frente a la falta de aceptación de las personas que la rodeaban, pero ahora se siente como en casa en la escuela y espera que la tolerancia se extienda por todo su país.
"Como un arco iris, si hay colores rojo, amarillo, verde combinados, se vuelve más hermoso, en lugar de solo blanco y negro", dijo. "Debemos ser capaces de respetarnos unos a otros, tolerarnos, no interferir unos con otros".
En comparación con muchas naciones musulmanas, Indonesia es relativamente tolerante. Decenas de organizaciones LGBTQ operan abiertamente, abogando por la igualdad de derechos, ofreciendo asesoramiento, sirviendo de enlace con líderes religiosos. Sólo una provincia conservadora, Aceh, que practica la ley Sharia, criminaliza explícitamente las relaciones entre personas del mismo sexo.
En Aceh, dos hombres fueron azotados públicamente el año pasado, 77 golpes cada uno, después de que los vecinos los denunciaran a la policía religiosa por tener relaciones sexuales. A principios de este año, el vicepresidente indonesio Ma'ruf Amin, en un discurso a maestros musulmanes, dijo que las personas LGBTQ estaban involucradas en un "comportamiento desviado" que debería ser prohibido.
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Un hombre es azotado en Indonesia acusado de practicar sexo gay, Junto con su pareja, fue denunciado por los vecinos y ambos fueron azotados 77 veces.
Un hombre es azotado en Indonesia acusado de practicar sexo gay, Junto con su pareja, fue denunciado por los vecinos y ambos fueron azotados 77 veces.
Un hombre es azotado en Indonesia acusado de practicar sexo gay, Junto con su pareja, fue denunciado por los vecinos y ambos fueron azotados 77 veces.
(AP)
Esa actitud se reforzó la semana pasada, cuando Estados Unidos canceló un viaje a Indonesia de un enviado especial sobre derechos LGBTQ después de que el grupo islámico más influyente del país se opusiera.
"No podemos aceptar huéspedes cuyo propósito de venir aquí es dañar y arruinar los nobles valores de la religión y la cultura de nuestra nación", dijo Anwar Abbas, vicepresidente del Consejo de Ulemas de Indonesia.
Dédé Oetomo, fundador de la organización de derechos LGBTQ GAYa NUSANTARA, dijo que la aceptación de su comunidad varía de una región de Indonesia a otra. Citó algunos ejemplos de apoyo público, como una mujer trans elegida como líder de un consejo de aldea, pero dijo que hay pocas esperanzas de un apoyo gubernamental significativo.
"Todavía no podemos imaginar si habría una ley para la protección contra la discriminación", señaló Oetoma.
Esa es la norma en todo el mundo musulmán y árabe: negligencia del gobierno u hostilidad abierta hacia las personas LGBTQ, expresó Rasha Younes, investigadora principal de Human Rights Watch que investiga los abusos anti-LGBTQ en Medio Oriente y África del Norte.
En algunos países, han surgido cafés amigables con LGBTQ y los activistas han podido organizarse, ofreciendo servicios sociales y, si es posible, haciendo campaña por reformas, dijo Younes. "Pero los resultados son tan débiles como siempre", comentó Younes, señalando que las leyes anti-LGBTQ siguen vigentes y los activistas a menudo enfrentan represión por parte de las fuerzas de seguridad.
"Hay cierta solidaridad y actitudes sociales cambiantes", expresó. "Pero la responsabilidad recae en el gobierno. Las personas LGBTQ continuarán viviendo en los márgenes a menos que los gobiernos deroguen estas leyes".
En muchos casos, los fundamentos religiosos de las actitudes anti-LGBTQ se combinan con el resentimiento por la presión externa de las naciones que han adoptado la inclusión LGBTQ. Más de una docena de naciones musulmanas recientemente prohibieron que la última película animada de Disney, "Lightyear", se proyectara en los cines debido a la inclusión de un breve beso entre una pareja de lesbianas. En Catar, las autoridades han instado a los aficionados visitantes de la Copa Mundial a respetar la cultura local, en la que el activismo LGBTQ es tabú.
En algunos países, los avances aparentes para las personas LGBTQ han sido seguidos por retrocesos. El Líbano es un ejemplo. En los últimos años, su comunidad LGBTQ fue ampliamente vista como la más vibrante y visible en el mundo árabe, con la defensa de mayores derechos por parte de algunos grupos, y bares gay que organizan eventos como espectáculos de drag.
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Mujeres trans asisten a una clase de lectura del Corán en la escuela islámica Al Fatah.
Mujeres trans asisten a una clase de lectura del Corán en la escuela islámica Al Fatah.
Mujeres trans asisten a una clase de lectura del Corán en la escuela islámica Al Fatah.
(AP)
Sin embargo, muchos en la comunidad se han estado recuperando de una ola de hostilidad este año que incluyó una prohibición del Ministerio del Interior de eventos descritos como destinados a promover la "perversión sexual".
En línea, algunas personas han criticado los eventos del Orgullo, a veces citando creencias religiosas, tanto musulmanas como cristianas, para denunciar el activismo LGBTQ. Alguien publicó una imagen de un cuchillo cortando una bandera del arco iris.
Algunos activistas LGBTQ convocaron una protesta, distribuyendo una invitación que decía: "Continuaremos amando y viviendo como deseemos". Pero la manifestación fue pospuesta, y los organizadores citaron preocupaciones de seguridad.
La represión ha sacudido a las personas LGBTQ que ya se esfuerzan debido a las crisis económicas del Líbano, que según los activistas han alimentado desproporcionadamente el desempleo y la falta de vivienda en grupos vulnerables.
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Manifestantes se besan mientras sostienen pancartas que dicen "Dispara odio queer" y "Derechos no codicia" durante una manifestación sobe los derechos humanos de las personas LGBTQ en Catar y la responsabilidad de la FIFA.
Manifestantes se besan mientras sostienen pancartas que dicen "Dispara odio queer" y "Derechos no codicia" durante una manifestación sobe los derechos humanos de las personas LGBTQ en Catar y la responsabilidad de la FIFA.
Manifestantes se besan mientras sostienen pancartas que dicen "Dispara odio queer" y "Derechos no codicia" durante una manifestación sobe los derechos humanos de las personas LGBTQ en Catar y la responsabilidad de la FIFA.
(AP)
En noviembre, grupos activistas informaron con alivio que la prohibición del Ministerio del Interior de los eventos LGBTQ había sido suspendida.
"Estamos en el campo de batalla y somos parte de la conversación", comentó Zeidan. "En el Líbano, la conversación se está debatiendo ferozmente. En otras partes de la región, la conversación se ha apagado por completo".
Sahar Mandour, investigadora de Amnistía Internacional sobre Líbano, explicó: "Hay un espacio. Tenemos organizaciones. La vida nocturna existe", dijo Mandour. "Pero siempre está bajo negociación, dónde y cuándo. No hay protección, pero hay existencia".
En Turquía, que es abrumadoramente musulmana, el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan ha mostrado una creciente intolerancia hacia cualquier expresión de los derechos LGBTQ, prohibiendo las marchas del orgullo y suprimiendo la exhibición de símbolos del arco iris.
Es un cambio marcado para Erdogan, quien, antes de asumir el poder en 2003, dijo que el maltrato a los homosexuales era inhumano y pidió protecciones legales.
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Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía.
Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía.
Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, ataca a la comunidad turca LGBTQ.
(Reuters)
Una Marcha del Orgullo en Estambul, que se había celebrado desde 2003 mientras atraía a grandes multitudes, ha sido cancelada desde 2014. En contraste, el gobierno recientemente permitió que una gran manifestación anti-LGBTQ procediera sin interferencia policial.
Se espera que el partido gobernante proponga enmiendas constitucionales que protejan los valores familiares de lo que Erdogan describe como "corrientes pervertidas". Los activistas temen que las enmiendas frenen los derechos LGBTQ y desalienten las relaciones entre personas del mismo sexo.
Entre las naciones árabes, la mayoría prohíbe explícitamente el sexo gay, incluido Catar. Se ha enfrentado a un intenso escrutinio y críticas internacionales antes y durante la Copa del Mundo por cuestiones de derechos, incluidas preguntas sobre si los visitantes LGBTQ se sentirían seguros y bienvenidos.
Otros países árabes, como Egipto, procesan a personas LGBTQ bajo cargos de inmoralidad o libertinaje. La situación es similaren en Iraq; Human Rights Watch dice que la falta de una prohibición explícita del sexo gay allí no ha protegido a las personas LGBTQ de la violencia y la discriminación, ni de cargos ocasionales de inmoralidad o indecencia pública.
Una mujer iraquí transgénero que se identifica como Kween B, dijo a The Associated Press que su vida se sentía precaria, como estar parada en medio de una carretera muy transitada. "Podría ser aplastada en cualquier momento", dijo Kween, que vive en la ciudad kurda de Sulaymaniyah.
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Mujeres trans y activistas realizan una oración vespertina en la escuela islámica Al-Fatah en Yogyakarta, Indonesia.
Mujeres trans y activistas realizan una oración vespertina en la escuela islámica Al-Fatah en Yogyakarta, Indonesia.
Mujeres trans y activistas realizan una oración vespertina en la escuela islámica Al-Fatah en Yogyakarta, Indonesia.
(AP)
En su caso, eso ha significado ser intimidada cuando era niña y suprimir su identidad femenina mientras estaba en la escuela secundaria y la universidad. Ahora, a los 33 años, cree que sería rechazada, o incluso dañada físicamente, si saliera del clóset con su familia. Pero en los últimos años, ha empujado cada vez más los límites, poniéndose una pulsera de arco iris en público o usando maquillaje para una fiesta.
A principios de este año, Human Rights Watch alegó que grupos armados en Irak secuestran, violan, torturan y matan a personas LGBTQ con impunidad y que la policía arresta y también lleva a cabo actos de violencia contra ellos.
Los funcionarios iraquíes niegan cualquier ataque de las fuerzas de seguridad contra personas homosexuales. Un comandante afiliado a un grupo paraguas de milicias rechazó la acusación y dijo que la violencia sufrida por los homosexuales probablemente provenía de sus familias.
Para Kween, su apartamento es su espacio seguro. Hace unos años, comenzó a organizar reuniones que, al principio, incluían a algunos amigos LGBTQ cercanos, pero desde entonces ha crecido. En tales reuniones puede expresarse plenamente, poniéndose una peluca y un vestido.
"Tenemos que ser quienes somos", dijo. "Si no hacemos la pelea nosotros mismos, nadie lo hará por nosotros".
"Tenemos que ser quienes somos. Si no hacemos la pelea nosotros mismos, nadie lo hará por nosotros"
Mirando hacia el futuro, los principales defensores de los derechos LGBTQ saludan el coraje de los activistas que intentan operar públicamente en países como Líbano y Túnez. Pero no son optimistas sobre los principales avances LGBTQ en el corto plazo en la mayoría de los mundos árabes y musulmanes.
"En muchos países, donde la sociedad civil no está permitida, donde hay una completa falta de derechos y libre asociación, el activismo no puede ser visto en el ámbito público", explicó Younes. "La gente no puede protestar o expresar su apoyo en línea a los derechos LGBTQ, por lo que hay una represión total de los derechos LGBTQ".
Kevin Schumacher, cuyo trabajo actual se centra en promover los derechos de las mujeres en Afganistán, pasó siete años como coordinador del programa de Medio Oriente y África del Norte para Out Right Action International, una organización global de derechos LGBTQ.
Es escéptico respecto de que la causa LGBTQ pueda pasar a la vanguardia en los numerosos países gobernados por autoritarios de la región, donde las mujeres y los disidentes políticos, así como las personas LGBTQ, a menudo son reprimidas. Él ve las actuales protestas antigubernamentales generalizadas en Irán, donde los actos homosexuales pueden ser castigados con la muerte, como un posible modelo de cómo podría producirse el cambio.
"No se puede hablar de los derechos LGBTQ si las personas heterosexuales están oprimidas, si las mujeres no tienen derechos", comentó. "El discurso debe ser sobre la autonomía corporal: el derecho sobre su cuerpo y las decisiones sobre sus derechos sexuales, no específicos de hombres, mujeres, homosexuales, heterosexuales".
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