En julio de 2024, Mohammad-Reza Farzangan y Nader Habibi, dos economistas senior de origen iraní que viven e investigan en Occidente, publicaron un estudio sobre el impacto de las sanciones económicas en el tamaño de la clase media iraní. El estudio fue traducido recientemente al persa por la Cámara de Comercio de Teherán, y sus puntos principales fueron publicados en los medios de comunicación iraníes como prueba del impacto perjudicial de las sanciones económicas impuestas a Irán.
Según los hallazgos del estudio, la clase media de Irán se redujo drásticamente entre 2012 y 2019 en un 88 por ciento (un promedio del 11 por ciento anual) bajo la influencia de las sanciones occidentales, lo que llevó a una disminución en la tasa de crecimiento económico, el colapso de muchas empresas privadas y un fuerte aumento de la inflación, lo que llevó a una disminución de alrededor del 28 por ciento en el ingreso real anual promedio de Irán.
Los hallazgos del estudio no son sorprendentes. La crisis económica que ha afectado a Irán durante la última década dañó gravemente a la clase media. Aunque los signos de la crisis económica son evidentes entre la población en general, la clase media ha sido la más afectada. Mientras que las clases altas fueron generalmente capaces de hacer frente a los efectos de la crisis económica, y las clases bajas recibieron compensaciones parciales del gobierno en forma de subsidios para los bienes básicos importados, la clase media tuvo que soportar la mayor parte de la carga económica.
Economía de resistencia
Algunos ven estas cifras como una noticia alentadora sobre el impacto de las sanciones económicas en la economía iraní y la posibilidad de obligar al régimen de Teherán a relajar sus posiciones y reanudar las negociaciones con Occidente sobre un acuerdo nuclear. Este enfoque puede reforzarse aún más con las promesas hechas por el nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian, de trabajar para reanudar el diálogo con Occidente en un esfuerzo por levantar las sanciones. Ello refleja el reconocimiento de la gravedad de la crisis económica y la necesidad de levantar las sanciones. Sin embargo, este enfoque difiere del de los círculos conservadores radicales liderados por el líder supremo Alí Khamenei, que creen que la clave de la mejora económica para Irán no reside necesariamente en el levantamiento de las sanciones, sino en la adaptación de la economía a las condiciones de las sanciones en el marco de una "economía de resistencia", que se centra en aumentar la autosuficiencia y reducir la dependencia económica de Occidente mediante la diversificación de las fuentes de ingresos y los mercados económicos.
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Alí Khamenei, líder supremo de Irán, expresa el sector más conservador.
(AP Foto/Vahid Salemi)
Además, la continua erosión de la clase media iraní también tiene consecuencias negativas en términos de las posibilidades de cambio político en Irán. En las últimas décadas, ha habido una creciente brecha entre el régimen iraní y los jóvenes, especialmente los miembros de la segunda y tercera generación de la revolución, que se están distanciando cada vez más de los valores de la revolución islámica de 1979. Esta tendencia es particularmente prominente entre la clase media en el contexto de su creciente exposición a la cultura occidental. Esta tendencia se puede ver en el papel central que jugó la clase media en el movimiento de protesta que estalló en Irán en el verano de 2009 (la "Revolución Verde") y en la ola de protestas que estalló en septiembre de 2022 tras la muerte de la joven iraní Mahsa Amini.
En una entrevista periodística, el comentarista político y crítico del régimen Sadeq Zibakalam discutió el papel central de la clase media urbana en estas protestas, citando como evidencia la relativa calma que prevaleció durante los disturbios en áreas pobladas principalmente por estratos más débiles, incluido el propio Teherán.
Fuera del círculo de la protesta
Por otro lado, la mayoría de las olas de protestas de los últimos años, en particular los disturbios por el combustible a finales de 2019, fueron lideradas principalmente por miembros de los sectores más débiles, que están librando una lucha continua en el contexto de sus dificultades económicas, mientras que la clase media urbana, considerada la columna vertebral de los movimientos por el cambio político y social en Irán, ha permanecido en gran medida fuera del círculo de protesta.
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Enorme movilización durante el punto más álgido de las protestas contra el uso obligatorio del hiyab.
(AFP)
Según el Ministerio de Inteligencia iraní, la mayoría de los detenidos en los disturbios del combustible estaban desempleados, empleados por salarios bajos o con poca educación. En los últimos años, las dificultades económicas y sociales han desplazado la lucha por las libertades políticas y civiles de la prioridad de la agenda pública de Irán. El empeoramiento de la crisis económica obligó a los ciudadanos, incluidos los miembros de la clase media, a concentrarse en una lucha diaria por la supervivencia, y les impidió dedicar tiempo a la lucha por la libertad. El economista iraní Moussa Ghani-Nejad comentó sobre este fenómeno, argumentando que fue la mejora de la situación económica en la década de 1990 lo que permitió a la clase media plantear demandas políticas. Según él, los ciudadanos que se preocupan principalmente por las formas de mejorar su situación económica no tienen tiempo para dedicarse a sus libertades políticas.
Mantener a los sectores más débiles fuera del círculo de protesta en algunos casos y a la clase media urbana fuera del círculo de protesta en otros, dificulta la formación de una amplia coalición social nacional que atraviese sectores, lo cual es una condición necesaria para promover cambios políticos en Irán. Con todo, la continua erosión de la clase media apunta a la gravedad de la crisis económica, lo que puede alentar al nuevo presidente en sus esfuerzos por avanzar en un acuerdo con Occidente sobre el programa nuclear. Sin embargo, la continuación de esta tendencia en el tiempo puede dañar aún más las posibilidades de avanzar en cambios políticos en Irán, que dependen en gran medida de la capacidad de la clase media para superar sus debilidades y unir fuerzas con otras fuerzas sociales, como la clase trabajadora.