Al menos 14 personas fallecieron y varias más resultaron heridas el miércoles en la mañana tras la explosión de dos bombas camineras cerca de un bus que trasladaba a soldados en la capital de Siria, Damasco, reportó la televisora estatal.
El incidente, el más letal registrado en la ciudad en años, es también inusual desde que las fuerzas gubernamentales tomaron los suburbios controlados por los insurgentes en la guerra civil que comenzó hace una década.
Unas horas después de la explosión en Damasco, se informó de otro incidente de seguridad en Siria: seis personas murieron y otras cuatro resultaron heridas en una explosión en un depósito de municiones del ejército en la carretera que conecta Homs y Hama, en el centro del país.
Anteriormente, la televisora siria mostró imágenes del calcinado autobús en el centro de Damasco y señaló que las explosiones ocurrieron durante la hora punta matinal, cuando los residentes se dirigían al trabajo o a la escuela. Una tercera bomba fue descubierta y desactivada en la misma zona, añadió.
Nadie se atribuyó la responsabilidad del ataque, que se produjo en un punto importante para trasbordos, debajo de un puente desde el que los vehículos parten hacia los distintos vecindarios de la capital.
“Es un acto cobarde”, afirmó el comandante de la Policía de Damasco, el mayor general Hussein Jumaa, en declaraciones a la televisora estatal, añadiendo que la policía acordonó a zona de inmediato y se aseguró de que no había más artefactos. Además, pidió a la población que informe a las autoridades sobre cualquier objeto sospechoso que vea.
Según Jumaa, uno de los heridos falleció a causa de las lesiones más tarde, elevando la cifra inicial de fallecidos a 14 personas.
Más de una hora después de las explosiones, operarios limpiaban la zona y el calcinado vehículo estaba siendo retirado.
Poco después del atentado en Damasco esta mañana, se informó de otro incidente fatal: 11 civiles murieron en bombardeos llevados a cabo por el ejército sirio en zonas residenciales de la ciudad de Arihah, ubicada en la provincia noroccidental de Idlib y que se encuentra en poder de los rebeldes. Según los informes, entre los muertos había varios niños.
Las fuerzas del presidente Bashar Al Assad controlan ahora gran parte de Siria luego de que la ayuda militar de sus aliados Rusia e Irán decantó la guerra de su lado.
El conflicto sirio, que comenzó en marzo de 2011, se ha cobrado más de 350.000 vidas y ha obligado a la mitad de la población a abandonar sus casas, incluyendo a cinco millones de personas que viven como refugiados en el extranjero.