Desde juegos de cartas hasta paseos a caballo, las mujeres de Gaza pasan sus noches de verano al aire libre para buscar consuelo a las dificultades diarias del enclave palestino.
"Esperamos a que se vaya el sol para escaparnos al mar", dijo Yusra Hmedat, de 43 años, mientras jugaba a las cartas en un café frente a la playa en la ciudad de Gaza.
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Mujeres palestinas sentadas en una cafetería de la playa en la ciudad de Gaza, el 2 de julio de 2022.
(Mahmud Hams)
"Las mujeres salen de sus casas, de las presiones de la vida, e intentan estar fuera el mayor tiempo posible", contó la funcionaria, mientras ordenaba sus cartas.
Tras quince años de bloqueo israelí-egipcio sobre Gaza, los habitantes de este territorio densamente poblado soportan regularmente cortes de electricidad en medio del sofocante calor del verano.
Una de las competidoras de Hmedat, Nawal Yassin, manifestó que a menudo vuelve a casa a las 2 o 3 de la madrugada. "Las mujeres intentan adaptarse y superar las circunstancias más que los hombres", subrayó esta mujer de 66.
En otro café al noroeste de la ciudad, la ama de casa Umm Saeed describió su cita nocturna como una forma de sobrellevar el impacto de las repetidas guerras entre palestinos e Israel.
"Intentamos superar el estrés saliendo, compartiendo preocupaciones y simpatizando unas con otras", comentó. "Ves a la gente reírse, pero por dentro todos están devastados, psicológicamente", agregó.
Umm Saeed dijo que gasta toda su renta disponible en el café, que asciende a unos 15 shekels (4,50 dólares) al día.
Pero con la tasa de desempleo de Gaza, que alcanzó el 47% el año pasado, según la Oficina Central de Estadísticas de Palestina, estas salidas son un lujo inasequible para muchos.
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Mujeres palestinas sentadas en una cafetería de la playa en la ciudad de Gaza, el 2 de julio de 2022.
(Mahmud Hams)
En el campo de refugiados de Al-Shati, que tiene vistas al mar, Faten Abdul Rahman se sienta fuera con sus hijas y sus vecinos.
"La mayoría de las mujeres del campamento se reúnen en la puerta de sus casas debido a la mala situación económica", explicó Rahman, que depende de la asistencia social para mantener a sus siete hijos.
"El calor es insoportable en casa. Extendemos una sábana y nos sentamos con los invitados en la playa, que es el único entretenimiento gratuito", añadió.
Encender los ventiladores o el aire acondicionado es a menudo imposible en Gaza, donde los residentes recibieron una media de 11 horas de electricidad al día el mes pasado.
Esto se redujo a sólo cinco horas el 7 de agosto, durante el último episodio de combates entre los militantes palestinos e Israel, según datos de la agencia humanitaria de la ONU (OCHA).
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Mujeres palestinas sentadas en una cafetería de la playa en la ciudad de Gaza, el 2 de julio de 2022.
(Mahmud Hams)
Sentirse humano
Mujeres como Umm Jaber Abu Assi minimizan sus gastos yendo al parque, llevando pasteles caseros y alquilando una silla por un siclo.
"Si fuéramos al mar tendría que pagar más", dijo, mientras una multitud de mujeres y niños se reunía en el parque al oeste de la ciudad de Gaza.
"Hay una falta de opciones en Gaza; salir de casa (nos hace) sentir que somos humanos", remarcó esta mujer de 43 años, que a veces se enfrenta a las críticas por llegar a casa después de la medianoche.
"No me importan las críticas. Vuelvo a casa con mi hija sin tener miedo (porque) las calles están llenas de gente", agregó.
Para algunas mujeres, se ofrecen deportes como la equitación cada noche.
En un club al suroeste de la ciudad de Gaza, Menna Kahil, de 22 años, alimenta a su caballo Ripple.
"Paso la mayor parte del tiempo acá por las tardes. Me da miedo salir por la noche a lugares públicos sola, por miedo a los bombardeos o a los disparos de cohetes", remarcó.
A pesar de llevar una década montando a caballo, Kahil afirma que sigue recibiendo presiones por la afición que eligió. "Me enfrento a muchas críticas porque no llevo velo cuando monto a caballo en el mar", sostuvo.
"Aunque es natural: incluso los caballos necesitan un cambio", cerró.