Fouad Makhzoumi, empresario suní y diputado.
Fouad Makhzoumi, empresario suní y diputado.
Reuters
Fuerzas de Hezbollah marchan en Beirut en apoyo del asesinado comandante del CGRI, Qasem Soleimani.

Líbano: la baja intención de voto abre una puerta a Hezbollah

El grupo terrorista podría ganar influencia en las elecciones presidenciales, pero también podría aislar al país en un momento en que necesita desesperadamente el apoyo internacional.

Reuters - Adaptado por Marcos Olivera |
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Hay mucho en juego dentro de las elecciones libanesas. El movimiento Hezbollah, fuertemente armado, vio cómo uno de sus principales rivales se hundió en el caos, lo que le dio la oportunidad de consolidar su poder en un país dividido que cada vez se ve más golpeado por la pobreza.
Sin embargo, Abdallah al-Rahman, residente libanés, no votará. "No votaré a nadie", contó este escultor y activista, descartando a candidatos cuyas fotos están pegadas en edificios por toda Trípoli, la segunda ciudad de Líbano, antes de las elecciones parlamentarias nacionales del 15 de mayo.
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Fuerzas de Hezbollah marchan en Beirut en apoyo del asesinado comandante del CGRI, Qasem Soleimani.
Fuerzas de Hezbollah marchan en Beirut en apoyo del asesinado comandante del CGRI, Qasem Soleimani.
Fuerzas de Hezbollah marchan en Beirut en apoyo del asesinado comandante del CGRI, Qasem Soleimani.
(Reuters)
"Tenemos mucho resentimiento contra los políticos, especialmente en Trípoli. Estos dos últimos años estuvieron llenos de desgracias para nosotros"
Rami Harrouq, residente libanés
Rahman pertenece a la comunidad musulmana suní, una de las principales agrupaciones del país y tradicional contrapeso de Hezbollah, un poderoso grupo chií respaldado por Irán. Sin embargo, al igual que muchos de sus correligionarios suníes, no participará en las elecciones tras la sorprendente retirada del líder y figura de su comunidad, Saad al-Hariri, heredero de una dinastía política.
Rami Harrouq, que vive en el bastión de Hariri, Bab al-Tebbaneh, en el norte de Trípoli, tampoco participará de la contienda electoral. La lista de candidatos alternativos no impresionaron a este trabajador de fábrica de 39 años. "Tenemos mucho resentimiento contra los políticos, especialmente en Trípoli. Estos dos últimos años estuvieron llenos de desgracias para nosotros", explicó. "Por supuesto que no voy a votar", agregó.
La alta abstención entre suníes -así como una fragmentación del voto como resultado de que Hariri haya dado la espalda a la política- podría jugar a favor de Hezbollah y sus aliados, que en conjunto ganaron 71 de los 128 escaños cuando Líbano votó por última vez en 2018, según expertos políticos.
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Un cartel de la campaña de Saad Hariri antes de los comicios del 15 de mayo en el Líbano.
Un cartel de la campaña de Saad Hariri antes de los comicios del 15 de mayo en el Líbano.
Un cartel de la campaña de Saad Hariri antes de los comicios del 15 de mayo en el Líbano.
(Reuters)
"Debido a lo que hizo Saad Hariri, Hezbollah tiene ahora dos tercios del parlamento a su alcance", remarcó Ibrahim al-Jawhari, un analista político que sirvió como asesor del ex primer ministro Hariri, refiriéndose al umbral que protegería al grupo y sus aliados de los vetos.
Un mayor control sobre el parlamento podría dar a Hezbollah más influencia sobre las elecciones presidenciales de este año y sobre los proyectos de reforma económica exigidos por el Fondo Monetario Internacional
Las ganancias de la agrupación repercutirían mucho más allá de este país de unos 7 millones de habitantes. Israel, vecino del sur del Líbano, considera al grupo una amenaza para la seguridad nacional. Washington, Londres y gran parte de Europa lo clasificaron como organización terrorista.
Este cambio político a favor del movimiento afirmaría la posición de Líbano dentro de la esfera de influencia regional de Irán, que libra una batalla en Medio Oriente con su archirrival suní, Arabia Saudita. El propio grupo informó que espera que la composición del nuevo parlamento difiera poco del saliente, y que no quiere ni espera una mayoría de dos tercios. Por ejemplo, se espera que su principal aliado cristiano pierda escaños.
Un mayor control sobre el parlamento podría dar a Hezbollah más influencia sobre las elecciones presidenciales de este año y sobre los proyectos de reforma económica exigidos por el Fondo Monetario Internacional, e incluso permitir enmiendas a la constitución. A su vez, podría aislar al Líbano en un momento en que necesita desesperadamente apoyo internacional. Tres cuartas partes de la población se encuentran por debajo del umbral de la pobreza en medio de un colapso económico que muchos achacan a la parálisis política y la corrupción.
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Un cartel de la campaña de Hezbollah antes de los comicios del 15 de mayo en el Líbano.
Un cartel de la campaña de Hezbollah antes de los comicios del 15 de mayo en el Líbano.
Un cartel de la campaña de Hezbollah antes de los comicios del 15 de mayo en el Líbano.
(Reuters)

"No debemos olvidar que desde 1992 en Beirut, la gente tenía un nombre en los labios: Hariri. Ya sea Rafik o Saad, era Hariri"
Fouad Makhzoumi, miembro del parlamento
Las lealtades políticas en el país siguen mayoritariamente líneas sectarias y el poder se reparte entre grupos musulmanes y cristianos en un complejo sistema destinado a preservar el equilibrio entre facciones que se alzaron en armas en el pasado.
Sentirse perdido
Cuando Hariri anunció en enero que se retiraba de la política y que ni él ni el Movimiento del Futuro participarían en las próximas elecciones, se consideró un boicot de facto. La decisión, que sorprendió tanto a sus partidarios como a sus rivales, puso fin a años de dificultades políticas para Hariri. El declive de su fortuna reflejó el deterioro de las relaciones con Riad, que cortó los lazos a medida que se estrechaba el control de Hezbollah.
"No debemos olvidar que desde 1992 en Beirut la gente tenía un nombre en los labios: Hariri. Ya sea Rafik o Saad, era Hariri", aseveró Fouad Makhzoumi, empresario suní y miembro del parlamento. "Cuando ya no está, ¿qué haces?", dijo. "Hay una sensación de sentirse perdido", agregó. Rafik, también ex primer ministro, fue asesinado en 2005.
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Miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica marchan durante un desfile militar.
Miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica marchan durante un desfile militar.
Miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica marchan durante un desfile militar.
(AFP)
Aunque el Movimiento del Futuro no llamó oficialmente al boicot, sus bastiones en Beirut están salpicados de carteles que animan a la gente a saltarse la votación y sus partidarios tuitearon mensajes similares. Según el encuestador independiente Kamal Feghali, se espera que la participación sea especialmente baja en distritos libaneses de mayoría suní.
Alrededor del 30% de las personas que votaron en distritos suníes en 2018 dijeron que no lo harán este año, con el mayor nivel de desilusión en Trípoli. Eso se compara con un promedio nacional del 20%
Kamal informó a Reuters que alrededor del 30% de las personas que votaron en esos distritos en 2018 dijeron que no lo harán este año, con el mayor nivel de desilusión en Trípoli. Eso se compara con un promedio nacional del 20%.
El miembro fundador del Movimiento del Futuro, Mustafa Allouch, contó a Reuters que entendía el desdén en las calles, pero dijo que sentarse al margen no era la respuesta. Este hombre de 64 años dimitió del partido, retrasó sus planes de jubilación y optó por presentarse como independiente porque temía que el "vacío" dejado por la retirada de Hariri permitiera la entrada de listas respaldadas por Hezbollah. "Esto es muy peligroso, porque baja el umbral electoral y abre la puerta a los que hemos hablado antes, a Hezbollah... para conseguir escaños y tomar el control de la ciudad", denunció.
Llamamiento del Gran Mufti
Se calcula que los suníes y los chiíes representan algo menos de un tercio de la población cada uno, y los cristianos un 40%. Según la ley electoral, los candidatos no pueden presentarse a título individual, sino que deben hacerlo en listas.
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Rami Harrouq, que vive en el bastión de Hariri, Bab al-Tebbaneh, en el norte de Trípoli.
Rami Harrouq, que vive en el bastión de Hariri, Bab al-Tebbaneh, en el norte de Trípoli.
Rami Harrouq, que vive en el bastión de Hariri, Bab al-Tebbaneh, en el norte de Trípoli.
(Reuters)
En el distrito norteño de Akkar, de mayoría suní, en Trípoli, Futuro ganó cinco de los siete escaños en 2018. Cuatro de los legisladores ganadores se presentan de nuevo en dos listas distintas.
A medida que se acerca la votación, las figuras suníes se centraron en tratar de impulsar la participación de los votantes en todo el país. Bahaa Hariri, hermano mayor de Saad y rival político, fundó un movimiento conocido como "Juntos por el Líbano" que estuvo emitiendo anuncios a través de las emisoras de radio animando a la gente a votar, sin nombrar a los candidatos preferidos.
En abril, el jefe religioso de la comunidad suní del Líbano, el Gran Mufti Abdullatif Derian, declaró en un sermón que todos los libaneses deberían votar.
El analista Jawhari estimó que la fragmentada y desilusionada comunidad suní podría entregar a Hezbollah y sus aliados al menos seis, y hasta ocho, escaños adicionales en el parlamento "sin tener que hacer nada". Necesitarían llegar a los 86 escaños para asegurarse dos tercios del parlamento, lo que les protegería de cualquier veto procedente de un "tercio de bloqueo".
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Fouad Makhzoumi, empresario suní y diputado.
Fouad Makhzoumi, empresario suní y diputado.
Fouad Makhzoumi, empresario suní y diputado.
(Reuters)
Una fuente de Hezbollah respondió que el grupo aún no decidió a quién apoyaría como próximo presidente de Líbano y aclaró que apoyaba las conversaciones con el FMI, pero que estaba contra la ayuda "condicionada". La fuente añadió que la retirada de Hariri podría ser una ventaja para los socios del movimiento. "Es natural y lógico", cerró.
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