Este jueves, Irán acusó a los servicios de inteligencia israelíes y occidentales de fomentar una posible guerra civil en el interior de la República Islámica, que se encuentra plagada de disturbios masivos y de activistas civiles que exigen la libertad de expresión y la autodeterminación a una escala no vista desde la revolución iraní de 1979.
El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amirabdollahian, tuiteó: "Varios servicios de seguridad, Israel y algunos políticos occidentales que hicieron planes para la guerra civil, la destrucción y la desintegración de Irán, deberían saber que Irán no es Libia ni Sudán".
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La gente asiste a una protesta contra el régimen iraní, en Berlín, Alemania, el sábado 22 de octubre de 2022, tras la muerte de Mahsa Amini bajo la custodia de la notoria "policía de la moral" de la república islámica.
(AP)
La actual ola de disturbios en Irán comenzó el 16 de septiembre con la paliza y el asesinato de la mujer kurda-iraní Mahsa Amini por parte de la policía iraní. Fue detenida por una supuesta violación del código de vestimenta islámico.
El miércoles, un aluvión de atentados golpeó a Irán. El primero, en la ciudad de Izeh, en el suroeste del país, que causó la muerte de siete personas, y en otro incidente en Isfahan, un motorista atravesó la ciudad a toda velocidad y disparó contra varias personas, matando a dos e hiriendo a otras ocho.
La televisión estatal culpo a manifestantes de los atentados, que hasta ahora no fueron reivindicados.
La muerte de Amini provocó disturbios y malestar en todo el país, sobre todo por parte de las mujeres, que exigen con fuerza el fin de la violencia contra ellas sancionada por la religión, así como la libertad de expresión en general, un bien escaso en la República Islámica.
Tanto Francia como el Reino Unido acusaron a Irán de amenazar a sus ciudadanos, después de que Teharán afirmara haber detenido a dos agentes de la inteligencia francesa, supuestamente relacionados con los disturbios.
