El apoyo financiero y militar de Irán a grupos paramilitares chiítas de Irak, una pieza clave en la política exterior regional de Teherán, fue dramáticamente interrumpido por la pandemia de COVID-19 y las sanciones que impuso Estados Unidos durante los últimos dos años.
Así se lo aseguraron a Reuters diversas fuentes vinculadas al tema, entre ellas tres comandantes de grupos paramilitares iraquíes y un funcionario de Medio Oriente cercano a la actividad iraní en Irak. Los testimonios indican que la epidemia de coronavirus, que impactó con fuerza en Irán y provocó la muerte de 11.000 personas según datos recopilados por Reuters, fue determinante para un celoso cierre de las fronteras entre los países y la interrupción del envío de efectivo desde Teherán para apoyar a las milicias.
Según confirmaron los propios comandantes consultados, se trata de dinero utilizado para operaciones de los grupos paramilitares que luchan contra enemigos de Irán, como por ejemplo ataques a objetivos estadounidenses. Una de esas fuentes detalló que este tipo de asistencia iraní a principios de año incluía pagos mensuales que oscilaban entre los 4,5 y 5 millones de dólares, y ese número hasta la fecha se redujo hasta un rango de 2 o 3 millones mensuales.
El cierre de fronteras también afectó las capacidades iraníes de proporcionar entrenamiento a las milicias regionales aliadas que utilizan a combatientes iraquíes para apoyar la lucha del presidente sirio Bashar Al Assad.
A su vez, el coronavirus también derivó en una marcada disminución del precio del petróleo, lo que provocó en Irán un gran déficit presupuestario y una drástica reducción en el gasto militar. Ese ajuste incluye a la Guardia Revolucionaria iraní, encargada de establecer un eje de poder chiíta a través de Irak y Siria y hacia el Mediterráneo, una situación que pone en alerta a Israel.
La interrupción de esta asistencia debido a la pandemia y sus múltiples aristas se suman a la presión financiera que ejerce Estados Unidos de manera directa sobre Irán. Se trata de sanciones impulsadas por el gobierno de Donald Trump desde el año 2018, en un intento de frenar los planes nucleares y de fabricación de misiles de Irán, y de esta manera desalentar la presencia de la República Islámica en Medio Oriente. Al respecto, dos involucrados en las milicias aseguraron que antes de esta etapa de sanciones Teherán enviaba entre 12 y 15 millones de dólares mensuales a sus aliados de Bagdad.
3 צפייה בגלריה
Tres comandantes de milicias iraquíes confirmaron la reducción de la asistencia financiera de Teherán.
(AP)
Brian Hook, Representante Especial de EE.UU. para Irán, acordó sobre el efecto que provocan estas sanciones de la Casa Blanca. “Es una prueba más de que nuestra campaña de máxima presión priva al régimen (iraní) de financiar a sus poderes terroristas y sus acciones desestabilizadoras en toda la región”, afirmó sin mayores referencias a los detalles concretos del impacto.
Las fuentes consultadas en Teherán directamente niegan la existencia de apoyo financiero a milicias iraquíes. Un vocero de la Guardia Revolucionaria iraní aseguró: “La República Islámica siempre asistió a los oprimidos en la región y esa política no cambió, pero no brindamos apoyo financiero a quienes luchan contra la hegemonía de Estados Unidos en nuestra región”. A su vez Alireza Miryousefi, vocero de la misión de Irán ante la ONU en Nueva York, aseveró que estas versiones son “rumores destinados al fracaso, pensados para sembrar discordia entre las dos naciones”. Agregó que existe un “pleno apoyo” al gobierno iraquí, pero que Irán no interfiere en los asuntos internos de su país vecino.
Más allá de lo económico, la muerte de Qassem Soleimani en enero producto de un ataque aéreo de Estados Unidos en Bagdad también afectó seriamente la operatividad militar de las milicias pro iraníes. Soleimani era un oficial iraní de alto rango de la Guardia Revolucionaria fundamental en el eje de poder iraní en Medio Oriente. A través de grupos paramilitares, lideró la ayuda iraní al gobierno de Irak en su lucha contra ISIS en el año 2017, y con ese caudal político Teherán buscó contrarrestar la influencia de Washington en Bagdad.
