Una manifestante pasa frente a neumáticos incendiados en el  bloqueo de una carretera en el norte de Beirut.
Una manifestante pasa frente a neumáticos incendiados en el bloqueo de una carretera en el norte de Beirut.
AP
Un hombre en el piso, junto a su verdugo. Fue condenado por estar involucrado en el asesinato de un alto funcionario hutí: Ocurrió el sábado 18 de septiembre, en la plaza Tahrir en Sanaa, Yemen.

Medio Oriente está en ruinas, pero el mundo tiene otras cosas de qué ocuparse

Análisis. En los últimos dos años la situación en la región se ha deteriorado significativamente: Líbano, Siria, Irak, Libia y Yemen, al borde de una catástrofe humanitaria; mientras Israel y los palestinos siguen librando guerras ocasionales. El mundo, mientras tanto, se centra en crisis "más importantes".

Associated Press |
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Hasta no hace mucho tiempo, los levantamientos y las guerras en el mundo árabe encabezaban la agenda de las reuniones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, Estados Unidos. Sin embargo, ahora, con la mayoría de esos conflictos en un punto muerto, el enfoque mundial se ha desplazado hacia desafíos globales más abrumadores, como la pandemia de coronavirus y el cambio climático, así como las nuevas crisis en Etiopía y la toma de posesión de Afganistán por parte de los talibanes.
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Un hombre en el piso, junto a su verdugo. Fue condenado por estar involucrado en el asesinato de un alto funcionario hutí: Ocurrió el sábado 18 de septiembre, en la plaza Tahrir en Sanaa, Yemen.
Un hombre en el piso, junto a su verdugo. Fue condenado por estar involucrado en el asesinato de un alto funcionario hutí: Ocurrió el sábado 18 de septiembre, en la plaza Tahrir en Sanaa, Yemen.
Un hombre en el piso, junto a su verdugo. Fue condenado por estar involucrado en el asesinato de un alto funcionario hutí: Ocurrió el sábado 18 de septiembre, en la plaza Tahrir en Sanaa, Yemen.
(AP)
El último tiempo, a pesar de que Occidente mire para otro lado, la situación en el Medio Oriente se ha deteriorado significativamente en más países y de diferentes formas. Líbano, Siria, Irak, Libia y Yemen están al borde de una catástrofe humanitaria, con una pobreza que se dispara y una implosión económica que amenaza con sumir a la región en una crisis aún más profunda.
"La región ha sido desplazada por otras crisis globales, pero también hay una sensación de desesperanza occidental después de tantos años de crisis", señaló Julien Barnes-Dacey, director del programa para Oriente Medio y África del Norte en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Después de más de una década de derramamiento de sangre y agitación provocada por los levantamientos de la Primavera Árabe y un ataque del Estado Islámico, la mayoría de los países árabes de la región se han asentado en un estancamiento militar o un conflicto congelado, acompañado de un empeoramiento de las economías, el aumento de los índices de pobreza y una represión más dura.
En Yemen, una guerra de seis años ha provocado la peor crisis humanitaria del mundo, dejando al país al borde de la hambruna. El jefe de la agencia de alimentos de la ONU advirtió el miércoles que 16 millones de personas "están marchando hacia el hambre". Libia, destrozada durante años por milicias rivales respaldadas por gobiernos extranjeros, está luchando por encontrar la unidad. Desde sus orillas, cada vez más personas desesperadas arriesgan su vida intentando cruzar el mar Mediterráneo hacia Europa.
Irak, Siria y Líbano, que alguna vez fueron países que constituyeron el corazón cultural de Oriente Medio, están experimentando un importante desmoronamiento económico, impulsado entre otras cuestiones por la corrupción y líderes políticos centrados en preservar sus propios intereses en lugar de satisfacer las necesidades básicas de su pueblo.
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Activistas de Hezbollah celebran en Líbano la entrega de petróleo iraní.
Activistas de Hezbollah celebran en Líbano la entrega de petróleo iraní.
Activistas de Hezbollah celebran en Líbano la entrega de petróleo iraní.
( Reuters )
La caída más impactante de los últimos dos años ha sido el Líbano, una pequeña nación multirreligiosa con la mayor proporción de refugiados per cápita del mundo. El país ha estado en caída libre desde que comenzó una crisis financiera a fines de 2019, que sumió a aproximadamente tres cuartas partes de la población en la pobreza en los últimos meses y provocó una fuga de cerebros no vista desde los días de la guerra civil de 1975 a 1990. Eso se ha acelerado tras la explosión masiva en el puerto de Beirut en agosto de 2020, que mató a más de 200 personas y destruyó partes de la ciudad.
Orgullosos durante mucho tiempo de sus habilidades empresariales, los libaneses ahora luchan por conseguir electricidad, combustible o medicinas, y la mayoría de los hogares apenas pueden reunir lo suficiente para su próxima comida. "Si eres un civil libanés, probablemente hay más probabilidades de morir por escasez de medicamentos en 2021 que por una bala en las décadas de 1970 y 1980", comentó Joyce Karam, periodista libanesa.
Un colapso total en el Líbano podría enviar una nueva ola de refugiados a Europa. En Irak, agobiado por la pobreza, la mala infraestructura y un problema de desplazamiento no resuelto, la desesperación podría llevar a un nuevo brote de violencia.
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Manifestantes en Irak se manifiestan contra el asesinato de activistas políticos.
Manifestantes en Irak se manifiestan contra el asesinato de activistas políticos.
Manifestantes en Irak se manifiestan contra el asesinato de activistas políticos.
( AFP )
También recibió poca atracción la guerra en torno a la Franja de Gaza del pasado mayo, que duró 11 días y fue la última ronda de combates entre Israel y el grupo terrorista Hamás que gobierna el territorio. Más de 4.000 hogares en Gaza fueron destruidos o gravemente dañados y 250 personas murieron, la mayoría de ellos civiles. Trece personas murieron en Israel.
“¿Cuántas casas más se perderán? ¿Cuántos niños más morirán antes de que el mundo despierte?", dijo el rey Abdullah II de Jordania en declaraciones pregrabadas ante la Asamblea General de la ONU.
Si bien muchas reuniones de la Asamblea General de la ONU en los últimos 10 años se caracterizaron por una oleada de actividad diplomática para encontrar una solución política a las crisis en los países del Medio Oriente, se espera que ninguna de ellas ocupe un lugar destacado, si es que lo hace, en las reuniones de este año en Nueva York.
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Uno de los ataques israelíes sobre Gaza, después de que desde la Franja se lanzaran cohetes hacia territorio de Israel.
Uno de los ataques israelíes sobre Gaza, después de que desde la Franja se lanzaran cohetes hacia territorio de Israel.
Uno de los ataques israelíes sobre Gaza, después de que desde la Franja se lanzaran cohetes hacia territorio de Israel.
(AFP )
"Los actores occidentales se sienten sin ideas y sin energía en términos de centrar la atención de alto nivel en poner a la región en un mejor camino, particularmente dados los desafíos globales más amplios", dijo Barnes-Dacey.
Una combinación de cansancio por la guerra, fatiga de los donantes y una larga lista de otros problemas mundiales han llevado a Siria, Yemen y otros conflictos del Medio Oriente a un segundo plano, con los líderes mundiales aparentemente resignados a vivir con naciones destrozadas y divididas en el futuro.
En su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU, el martes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no mencionó las crisis enconadas del mundo árabe, centrándose en cambio en los problemas globales de la pandemia de COVID-19, el cambio climático, las tensiones con China y la retirada de Estados Unidos de Afganistán.
Karam, periodista libanés, dijo que el equipo de Biden tiene las manos ocupadas entre COVID-19, salir de Afganistán y dirigirse a Asia. “Pero corren el riesgo de dejar que estas crisis se agraven y se vean obligados a intervenir más tarde cuando se salgan de control o sean una amenaza para los intereses de Estados Unidos”, agregó.
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Combatientes talibanes patrullan las calles de Kabul, Afganistán, después de la toma del poder. .
Combatientes talibanes patrullan las calles de Kabul, Afganistán, después de la toma del poder. .
Combatientes talibanes patrullan las calles de Kabul, Afganistán, después de la toma del poder. .
(AP)
Aún así, los analistas dicen que ni Europa ni Occidente pueden permitirse ignorar la implosión económica que está ocurriendo en Medio Oriente. "Para Europa, que gran parte de su frontera este y sur se convierta en un gran arco de crisis es, en primer lugar, una oportunidad perdida de magnitud asombrosa", señaló Heiko Wimmen, directora de proyectos para Irak, Siria y Líbano en International Crisis Group.
Además, añadió que la desestabilización se proyectará en Europa y, en menor grado debido a la distancia, en Estados Unidos, alimentando la desesperación, la migración, la inestabilidad y al mismo tiempo dando impulso y credibilidad a las tendencias ideológicas de extrema derecha.
Wimmen agregó que si bien Estados Unidos puede querer salir de la región, los europeos no pueden darse ese lujo. "No puede estar seguro si la casa de sus vecinos está en llamas", expresó.
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