Vida Mehrannia está tratando de salvar la vida de su esposo. Irán ha anunciado que lo ejecutará dentro de nueve días, el 21 de mayo.
Para Irán, Ahmad Reza Jalali, de 50 años, es un espía de Israel. Para sus colegas, es un médico respetado especializado en medicina de desastres, un campo muy exigente. Para Mehrannia, él es un esposo amado.
"Es una pesadilla. Quieren sacrificar a mi esposo", comentó Mehrannia a The Associated Press desde Estocolmo, donde vive con su hijo de 10 años y su hija de 19 años que no han visto a su padre en los seis años transcurridos desde su arresto.
Mehrannia deposita sus escasas esperanzas en la ciudadanía sueca de Jalali y en los intentos de Estocolmo de presionar por su liberación. El alcance de esos esfuerzos no está claro, aunque la ministra de Relaciones Exteriores sueca llamó a su homólogo iraní la semana pasada y, junto con la Unión Europea, expresó su oposición categórica a la pena de muerte y exigió que Jalali fuera liberado.
Pero parece que los propios lazos de Jalali con Suecia son lo que lo llevaron a una prisión iraní.
En Irán, algunos extranjeros funcionan como peones de ajedrez, tanto en las rivalidades políticas internas de Teherán como en las tensiones entre la República Islámica y las capitales occidentales, dicen los analistas. Esto se ha vuelto cada vez más visible desde el colapso del acuerdo nuclear de Irán con las potencias mundiales.
El miércoles, Irán dijo que detuvo a dos europeos no identificados pocas horas después de que el enviado de la Unión Europea aterrizara en la capital en un último esfuerzo por salvar el acuerdo atómico de 2015.
Irán ha encarcelado al menos a una docena de personas con doble nacionalidad en los últimos años. La mayoría de ellos están detenidos por cargos de espionaje ampliamente disputados.
Aquí, un pantallazo de lo que se está en juego en el caso de Jalali.
¿Cómo empezó?
Jalali nació en la ciudad de Tabriz, en el noroeste de Irán. Construyó una exitosa carrera en Italia y Suecia, publicando más de 40 artículos en revistas médicas y enseñando en todo el continente. Cuando una universidad iraní lo invitó a un taller en abril de 2016, no lo pensó dos veces antes de asistir.
Nunca volvió a ver a su familia.
Los servicios de seguridad lo recogieron, lo acusaron de filtrar detalles sobre científicos nucleares iraníes que se cree que fueron asesinados por el Mossad y lo llevaron a la famosa prisión iraní de Evin, donde fue condenado a muerte.
Mientras tanto, una búsqueda histórica en Suecia para responsabilizar a un ex funcionario iraní acusado de cometer atrocidades ha encendido la indignación en Teherán.
Los dos casos han coincidido incómodamente. Hamid Nouri está siendo juzgado en Estocolmo por crímenes de guerra y asesinatos cometidos durante la guerra Irán-Irak, un conflicto que terminó hace más de un cuarto de siglo y persigue a Teherán hasta el día de hoy.
¿Qué está pasando entre Irán y Suecia?
Por primera vez, varios iraníes que sobrevivieron a ejecuciones masivas al final de la guerra Irán-Irak han tomado la posición en un tribunal sueco.
Irán niega cualquier vínculo entre el juicio contencioso y la sentencia de muerte de Jalali, declarada inminente la semana pasada, cuando los procedimientos judiciales suecos acapararon los titulares internacionales. El portavoz judicial de Irán declaró el martes que el veredicto de Jalali era definitivo. Su familia cree que los casos están vinculados.
Las acusaciones en Suecia se remontan a 1988, después de que el entonces líder supremo de Irán, el ayatolá Ruhollah Jomeini, aceptara un alto el fuego mediado por la ONU. Miembros del grupo de oposición iraní Mujahedeen-e-Khalq, fuertemente armados por Saddam Hussein, irrumpieron a través de la frontera iraní desde Irak en un ataque sorpresa.
Los juicios simulados de presos políticos comenzaron alrededor de ese tiempo, y se les pidió a los acusados que se identificaran. Aquellos que respondieron "muyahidines" fueron enviados a la muerte, según un informe de Amnistía Internacional de 1990. Los grupos internacionales de derechos humanos estiman que hasta 5.000 personas fueron ejecutadas.
Irán ha tratado de enterrar este oscuro capítulo de la historia. Pero ahora los recuerdos sensibles están siendo sacados a la luz. Ex prisioneros han dicho al tribunal sueco que Nouri, un ex funcionario judicial iraní, dictó sentencias de muerte, guió a los convictos a las cámaras donde fueron ejecutados y ayudó a los fiscales a reunir los nombres de aquellos que simpatizaban con los muyahidines. Nouri niega su participación.
El veredicto se espera para julio y, si es declarado culpable, Nouri, de 61 años, podría enfrentar una sentencia de cadena perpetua. El caso repercute en Teherán, donde el ex jefe judicial de línea dura Ebrahim Raisi sirvió en las comisiones que emitieron órdenes de ejecución.
Irán está indignado, condenando el proceso como "un espectáculo injusto e ilegal".
Desde entonces, las autoridades iraníes han detenido a otro ciudadano sueco, un turista que viaja en el país, confirmó la semana pasada el Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia.
¿Por qué Irán detiene a extranjeros?
Hace cuatro décadas, jóvenes revolucionarios iraníes irrumpieron en la embajada de Estados Unidos y tomaron como rehenes a 52 estadounidenses durante 444 días. Fueron liberados en 1981, pero la política de toma de rehenes de Irán nunca terminó, dicen los analistas.
"Fluye y fluye, pero ésta ha sido una página notoria en el libro de jugadas de la República Islámica desde 1979", expresó Ray Takeyh, un experto en Irán del Consejo de Relaciones Exteriores. "Irán generalmente detiene a ciudadanos extranjeros como un medio para obtener influencia o algo más de ese otro país". añadió.
La táctica ha irrumpido en la vista pública a medida que los intercambios de prisioneros ganan tracción. Cuando el acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales entró en vigor en 2016, cuatro cautivos estadounidenses volaron a casa desde Irán. Ese mismo día, el gobierno de Obama transportó por aire a Irán 400 millones de dólares en efectivo.
Cuando el acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales entró en vigor en 2016, cuatro cautivos estadounidenses volaron a casa desde Irán. Ese mismo día, el gobierno de Obama transportó por aire a Irán 400 millones de dólares en efectivo.
Más recientemente, esta primavera, dos ciudadanos británicos que habían estado encarcelados en Irán durante más de cinco años fueron devueltos a casa después de que el Reino Unido liquidara una deuda de décadas con Irán.
Hoy en día hay al menos cuatro estadounidenses, dos alemanes, dos austriacos y dos ciudadanos franceses que se sabe que están detenidos en Irán.
Un panel de las Naciones Unidas describe su encarcelamiento como parte de "un patrón emergente que implica la privación arbitraria de libertad de personas con doble nacionalidad".