Ultraortodoxos en el Muro de los Lamentos.
Ultraortodoxos en el Muro de los Lamentos.
EPA
El líder de Shas, Aryeh Der, recomendó a Netanyahu para primer ministro.

Los partidos ultraortodoxos le temen al nuevo gobierno de Bennett

Análisis. A los legisladores del sector les preocupa que la coalición de Yair Lapid y Naftali Bennett impulse cambios en la relación entre religión y Estado, como recortar los subsidios a las yeshivás, no eximir a los haredíes del servicio militar y llevar a cabo una investigación estatal sobre el desastre de Merón.

AFP - Adaptado por Juan Martín Fernández |
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Los partidos ultraortodoxos de Israel alguna vez fueron vistos como hacedores de reyes políticos. Sin embargo, ahora han sido empujados a la oposición por un gobierno de "cambio", por lo que temen que este mismo anteponga los valores seculares a los suyos.
Después de años en el poder bajo el ala del "derrocado" primer ministro Benjamín Netanyahu, los partidos ultraortodoxos están "experimentando una profunda crisis", asegura Peggy Cidor, periodista del periódico Jerusalem Post. "Muchos ultraortodoxos están aterrorizados con este nuevo gobierno, que les parece catastrófico", añade Cidor, experto en la sociedad haredí.
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El líder de Shas, Arié Deri, recomendará a Netanyahu para primer ministro
El líder de Shas, Arié Deri, recomendará a Netanyahu para primer ministro
El líder de Shas, Aryeh Der, recomendó a Netanyahu para primer ministro.
(Ynet)
En Israel, donde la práctica ortodoxa es para los judíos la base de las leyes estatales en asuntos como el matrimonio, el divorcio y la muerte, se libra una batalla constante por el control de la religión en la vida pública. Pero luego de mucho tiempo, los ortodoxos, que suelen imponerse sobre estos temas con el apoyo de las autoridades, estarán fuera del gobierno.
En marzo, en las últimas elecciones generales de Israel, los dos partidos ultraortodoxos, Yahadut Hatorah y Shas, ganaron 16 de los 120 escaños de la Knesset, y ambos respaldaron la fallida propuesta de Netanyahu de permanecer como primer ministro. Confiaban en integrar alguna coalición de derecha, preferentemente liderada por el Likud, como durante gran parte de los últimos 12 años. No obstante, su apoyo no fue suficiente.
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El líder de Shas, Aryeh Deri, y el primer ministro Benjamín Netanyahu.
El líder de Shas, Aryeh Deri, y el primer ministro Benjamín Netanyahu.
El líder de Shas, Aryeh Deri, y el primer ministro Benjamín Netanyahu.
(Flash 90)
Además de su fallida estrategia, Netanyahu fue derrocado por una coalición ideológicamente diversa que incluye, por primera vez en la historia de Israel, un partido árabe. Yair Lapid, arquitecto del nuevo gobierno, formó un bloque de "cambio" con una alianza que abarcaba la política israelí de derecha a izquierda, incluido el partido islamista Ra'am.
El encargado para asumir como nuevo primer ministro fue Naftali Bennett, a quien los partidos ultraortodoxos se negaron a apoyar, asegurando que impulsará políticas en contra de los "valores judíos". De hecho, días antes de la toma de posesión del nuevo gobierno, el jefe del partido Shas y ex ministro del Interior, Aryeh Deri, advirtieron que la nueva coalición estaría "tirando a la basura todos los valores que el pueblo judío santificó durante miles de años".
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Transporte público en Ramat Gan durante el Shabat
Transporte público en Ramat Gan durante el Shabat
Transporte público en Ramat Gan durante el Shabat.
(Ynet)
Para los partidos ultraortodoxos, una de las principales preocupaciones será la disminución del apoyo financiero estatal, ya que muchas de sus instituciones educativas y sociales "existen únicamente gracias a dichos fondos", dijo Ilan Greilsammer, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Bar Ilan.
Muchos de los haredíes estudian en yeshivás (centros de estudios religiosos) subvencionados por el estado. "Además, los ultraortodoxos se enfrentan a la pérdida de control del poderoso comité de finanzas parlamentario, mantenido durante años por los legisladores de Yahadut Hatorah", dijo Greilsammer.
El nuevo ministro de Finanzas es el nacionalista laico Avigdor Liberman, quien dijo recientemente que los ultraortodoxos deberían, junto con Netanyahu, ser "metidos en una carretilla y llevados al basurero". Algunos temen que los problemas religiosos puedan ser arrebatados de sus manos y controlados por representantes de otras corrientes del judaísmo.
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Avigdor Liberman
Avigdor Liberman
Avigdor Liberman, nuevo ministro de Finanzas.
(Moshe Mizrahi)
Las cuestiones de Estado y religión no se priorizan en las directrices del nuevo gobierno, donde aparece un objetivo ambiguo de "fortalecimiento de la identidad judía". Para los ultraortodoxos, el nuevo primer ministro, que se pone un discreto casquete en la cabeza, es un judío "reformista", su peor insulto.
"Estamos librando una guerra parlamentaria contra esta coalición, que pone en peligro la identidad judía del país", dijo Yossi Taieb, exlegislador del Shas y rabino de formación. A Taieb le preocupaba especialmente que Bennett presionase para poner fin a la exención del servicio militar para los estudiantes religiosos, permitir el transporte público en sábado y facilitar el proceso de conversión al judaísmo.
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Protesta de ultraortodoxos contra la construcción de un tren ligero.
Protesta de ultraortodoxos contra la construcción de un tren ligero.
Protesta de ultraortodoxos contra la construcción de un tren ligero.
(Moshe Mizrahi)
Los legisladores ultraortodoxos también temen que el gobierno de Bennett-Lapid cambie el statu quo histórico, vigente desde la fundación de Israel en 1948, donde los aspectos religiosos de la vida pública se ajustan al judaísmo ultraortodoxo.
Una de las primeras discusiones entre el gobierno y los partidos ultraortodoxos podría tener que ver con una investigación sobre la muerte de 45 personas aplastadas durante una peregrinación religiosa en abril en el monte Merón, casi todas ultraortodoxas. El gobierno de Netanyahu no nombró una comisión de investigación a pesar de la presión pública, luego de que el liderazgo político ultraortodoxo exigiera estar a cargo de cualquier investigación.
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