En estos días festivos, la comunidad judía celebra Janucá y la cristiana Navidad.
Navidad no es la Janucá de los cristianos y Janucá no es la Navidad de los judíos.
En una reflexión alrededor de estas fiestas, Maimónides expresó a modo de oportunidad de propósito compartido entre cristianos y judíos: “Hacer público el milagro y aumentar así la alabanza y agradecimiento al Todopoderoso”.
En este espíritu de respeto por las distintas identidades religiosas pero animado por las coincidencias dialogantes especialmente en estas fiestas, me permito acercar una oración común. Lo hago con la esperanza de que, en estas fiestas de Janucá y Navidad, podamos una vez más encontrarnos como hermanos. Finalmente, a modo de guía resalté algunas palabras claves y en general convergentes que creo nos pueden ayudar en esta propuesta de rezo compartido. ¡Qué así sea!
“Que la luz verdadera penetre nuestras almas sanando las oscuridades que nos dañan.
Que, en un planeta en duelo por las tinieblas de su destrucción, preparemos la fiesta de las luminarias trabajando por una ecología integral responsable.
Que estos ocho días de celebración, los candelarios encendidos y en el calendario culminante, marquen nuevos y muchos tiempos celebrativos de justicia.
Que el aceite que no se acaba sea también el que nos unja aliviando nuestras heridas.
Que podamos encontrar las melodías apropiadas para entonar juntos cánticos especiales, el detalle indicado para regalarnos lo anhelado y el menú que nos sorprenda compartiendo la mesa compartida con alegría.
Que desde nuestras familias sembremos esperanza que podamos seguir transmitiendo de generación en generación.
Que los mayores sigan contando a los niños historias bíblicas de liberación para que en esa comunión del bien no se sientan seducidos por un consumismo que no puede ofrecer verdadero Shalom.
Que la noche de paz inspire a muchos días y noches como los brazos extendidos de las velas de la Janukia y varias semanas de espera como las velas de Adviento.
Que el milagro de la transmisión luminosa y del nacimiento anunciado se transforme en normalidad de anuncio de luz de vida.
Que D-s bendiga cada profesión, oficio, actividad y todo lo que los seremos humanos emprendan inspirados en el coraje del Judas Macabeo y el carpintero José.
Que el instante preciso de la quietud del solsticio abra las puertas a infinitos momentos de inquietud libertaria.
Que juntos reinauguremos la libertad religiosa en todo el mundo, redediquemos nuestra propia espiritualidad sin ningún temor y reconsagremos nuestras familias a la fe de nuestros padres enriquecidos por un tronco abrahámico común.
Que nuestras fiestas tradicionales nos traigan bendiciones compartidas en estas celebraciones coincidentes por casualidades de cálculo temporal o causalidades del D-s de los tiempos.
Que los pequeños se reúnan alrededor del pesebre de la inclusión y jueguen con su dreidel inspirados por la inocencia de los que saben soñar cosas buenas.
Que en estas fiestas purifiquemos nuestras vasijas personales, familiares y sociales para estar limpios y dispuestos a los nacimientos de renovación.
Que los opresores y dictadores de todo tiempo y lugar, los Antiócos o Herodes de entonces, nunca más menosprecien a un pueblo minoritario ni avasallen sus derechos de profesar su fe en respeto y libertad”.
¡Feliz Janucá! ¡Feliz Navidad!