Con Israel dirigiéndose a su cuarta elección en menos de dos años, y el primer ministro Benjamín Netanyahu a punto de ser juzgado por corrupción, vale hacer un repaso de la montaña rusa de contratiempos políticos que azotan al país desde fines de 2018. Por aquel entonces, el partido derechista Likud y sus socios de la coalición acordaron celebrar elecciones en abril de 2019. Desde allí, la inestabilidad fue una constante.
Punto muerto: abril de 2019
Netanyahu, el primer ministro de Israel con más años en el cargo, esperaba prevalecer nuevamente a pesar de ser perseguido por acusaciones de corrupción. El Likud, su partido, que está en el poder desde 2009, encabezaba las encuestas junto a Kajol Labán, de su contrincante centrista y antiguo jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Benny Gantz.
La Knesset terminó decantándose por Netanyahu, respaldado por partidos de derecha más pequeños, para intentar formar un gobierno. Sin embargo, luego de semanas de negociación, no pudo asegurar una mayoría en el Parlamento y el plazo expiró. En consecuencia, los legisladores aceptaron celebrar unas nuevas elecciones en septiembre.
Mismo escenario: septiembre de 2019
Los comicios se llevaron a cabo el 17 de septiembre. En la previa, las encuestas a boca de urna mostraban otra carrera muy reñida, panorama que se confirmaría días más tarde. En un movimiento sorpresivo, Netanyahu le propuso formar un gobierno de unidad a Gantz, pero este se opuso, insistiendo en que debía ocupar el puesto de primer ministro.
Los resultados oficiales publicados el 25 de septiembre confirmaron un punto muerto. Incluso con sus respectivos aliados, ninguno de los dos pudo reunir los 61 escaños necesarios para una mayoría. El presidente Reuven Rivlin encargó a Netanyahu la formación de un gobierno. El 21 de octubre, el actual primer ministro anunció que había fallado y Rivlin entregó la tarea a Gantz. Pero un mes después, el líder de Kajol Labán le informó que tampoco había podido cumplir con el cometido.
Al día siguiente, el fiscal general de Israel acusó a Netanyahu de soborno, fraude y abuso de confianza. Este hito marcó la primera vez que un primer ministro en funciones se enfrentó a un juicio. El líder del Likud rechazó los cargos, diciendo que eran un intento de sacarlo del gobierno.
El 11 de diciembre, cuando venció el plazo para que el Parlamento encontrara un primer ministro, los legisladores convocaron a una nueva elección para el 2 de marzo de 2020.
Tercera elección en un año: marzo de 2020
Esta vez, el Likud ganó la mayor cantidad de escaños y, el 15 de marzo, a medida que se intensificaba la pandemia de coronavirus, un tribunal pospuso el juicio por corrupción de Netanyahu. Si bien parecía que el líder del Likud tenía el camino allanado, Rivlin nominó otra vez a Gantz, respaldado por 61 legisladores, para formar un nuevo gobierno. Pero éste volvió a fracasar. El 26 de marzo, el antiguo jefe de las FDI fue elegido presidente del Parlamento, pero al mes siguiente expiró otro plazo para formar gobierno.
Gobierno de unidad: abril de 2020
El 20 de abril, con el país cerrado por el COVID-19 y enfrentando una grave crisis económica, Netanyahu y Gantz acordaron formar un gobierno de unidad de emergencia. El acuerdo de tres años permitía a Netanyahu permanecer en el cargo durante 18 meses. Luego, el líder de Kajol Labán asumiría como primer ministro durante otros 18 meses, antes de nuevas elecciones.
Corte Suprema aprueba trato: mayo de 2020
El 6 de mayo, la Corte Suprema aprobó el acuerdo de coalición, que luego fue respaldado por los legisladores. El nuevo gobierno de Netanyahu prestó juramento el 17 de mayo, pero desde el principio estuvo plagado de peleas internas y recriminaciones.
Se avecina la cuarta elección: diciembre de 2020
A principios de diciembre, los legisladores, respaldados por Gantz, le dieron una aprobación preliminar a la disolución del Parlamento. El centrista declaró que Netanyahu "les mintió a todos", lo que terminó de romper la coalición.
Finalmente, el martes pasado, lo miembros de la Knesset rechazaron un proyecto de ley que habría extendido el plazo para que el gobierno aprobara un presupuesto, por lo que fue confirmada la cuarta elección en menos de dos años. Para complicar aún más el panorama, Netanyahu deberá comparecer ante un tribunal para su juicio por cargos de corrupción en enero y febrero, justo cuando la campaña electoral esté en pleno apogeo.