Limor Livnat
Limor Livnat.
Ynet
Netanyahu saluda desde el balcón de la Casa Blanca.

A Netanyahu, lo que se merece

Opinión. Ayer se vivieron momentos de celebración cuando el primer ministro israelí sonrió en la Casa Blanca en la ceremonia de firma de los acuerdos con dos países árabes del Golfo. ¿Pero qué dicen esos acuerdos? ¿Era momento de festejos?

Limor Livnat - Adaptado por Adrián Olstein |
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El impresionante logro que oficializó ayer la gestión del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, permite festejar y llenar los corazones de esperanza. Un acuerdo de paz a cambio de paz. ¿Es esto realmente así?
El acto se extendió durante unas horas con varios cientos de invitados y fotos desde todos los ángulos posibles. Netanyahu cumplió también el rol de su canciller, Gabi Ashkenazi, a quien decidió de forma mezquina dejar en Israel, mientras subía al avión a sus hijos como si fuese un viaje familiar.
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Netanyahu saluda desde el balcón de la Casa Blanca.
Netanyahu saluda desde el balcón de la Casa Blanca.
Netanyahu saluda desde el balcón de la Casa Blanca.
Pero ni Ashkenazi, ni el primer ministro “suplente”, Benny Gantz, son los únicos que quedaron al margen en esta celebración. También quedaron atrás los nueve millones de ciudadanos de un país asediado por la pandemia de coronavirus y la consecuente crisis económica, en la víspera de un cierre general de tres semanas lleno de instrucciones confusas y contradictorias.
Todos quedaron relegados. Incluidos los habitantes del sur del país, que durante la ceremonia tuvieron que correr hacia sus refugios. Netanyahu, que quería viajar en avión privado con su familia por temor a contagiarse de coronavirus, se reunió con el presidente de Estados Unidos Donald Trump sin máscaras ni cuidados en mantener la distancia social.
Pero la pregunta más importante es qué contienen esos acuerdos que Netanyahu decidió no llevar ante ningún foro oficial -gobierno, gabinete de ministros o Knesset- antes de firmar.
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Trump Netanyahu EAU Bahrein Acuerdo Abraham
Trump Netanyahu EAU Bahrein Acuerdo Abraham
Netanyahu, Trump y los representantes de EAU y Bahrein en la Casa Blanca.
(AFP)
Mientras se escriben estas líneas, todavía no queda claro si, como insinuaron Trump y su principal asesor y yerno, Jared Kushner, hay declaraciones respecto del futuro de las fronteras con los palestinos, si hay alguna cláusula que confirme o suspenda la aplicación de soberanía sobre Cisjordania, si existe un acuerdo respecto al suministro de aviones F-35 u otras armas sofisticadas que violen el compromiso de Estados Unidos con la superioridad militar y de seguridad de Israel en la región.
Todo esto se mantiene en el campo de lo desconocido y parece que va a haber que esperar para saberlo. ¿Paz por paz? Me permito dudar. Es cierto que no se trata de paz a cambio de territorios ¿Pero entonces a cambio de qué?
Parece que hay motivos para celebrar, así lo demostró la ceremonia de ayer. Pero no vi al pueblo de Israel festejar en las calles. No es momento de festejos. Habría estado bien que Netanyahu fuese más modesto en este viaje, yendo sin su familia, haciendo la visita lo más corta posible y regresando a Israel inmediatamente después para ponerse al frente del país que reclama por un líder que trabaje para sus ciudadanos. Para ellos y nadie más. Punto.
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